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Clonación de ganado avanza, pero aceptación es lenta

El consumo de carne en países del tercer mundo aumentó más del doble.

Agencia Reuters
22 de noviembre de 2009 - 10:48 a. m.

Para el ojo no entrenado, las Granjas Pollard se asemejan a cualquier otro rancho ganadero, con vacas de aspecto similar en corrales semejante, pero algunas de ellas no sólo se parecen, sino que son literalmente idénticas, hasta el último de sus genes.

De las aproximadamente 400 cabezas de ganado de Angus negro en Pollard hay 22 clones, copias genéticas de algunos de los animales más productivos que el mundo haya conocido.

Barry Pollard, un neurocirujano y propietario de las Granjas Pollard, dice que tal tecnología de cría se encuentra al frente de una nueva era en la agricultura animal.

"Estamos tratando de permanecer en lo más alto en términos de calidad, genéticamente, con animales que aumenten de peso bien y que engorden bien, produzcan bien y se reproduzcan bien", le dijo Pollard a un reportero durante una reciente visita a su granja.

La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos aprobó en el 2008 la venta de alimentos de clones y sus crías, planteando que los productos son indistinguibles de aquellos de sus pares no clonados.

Japón, la Unión Europea y otros han hecho lo mismo. Las medidas han generado polémica sobre la seguridad e incluso la ética, de jugar con la naturaleza, dando lugar a que grandes firmas alimenticias renuncien a productos de animales clonados.

Pero es probable que los consumidores ya estén comiendo carne y bebiendo leche de crías clonadas, sin siquiera saberlo. Los granjeros ahora pueden usar la clonación y otras tecnologías de crianza asistida para engendrar vacas que producen mayor y mejor carne o enormes cantidades de leche, y animales que resisten enfermedades o que se reproducen con la precisión de un reloj.

Los genes de primera calidad pueden traducirse en una mejor eficiencia alimenticia, lo que significa la habilidad de convertir la menor cantidad de alimento en la mayor cantidad de carne o leche, lo que resulta en una menor huella ambiental.

"Si no necesitas tanto maíz para alimentar a tu ganado, podrías recortar la cantidad de fertilizante que aplicas en el campo que podría terminar en un río. Puedes reducir la cantidad de diésel usado para cultivar ese maíz", dijo Pollard.

"Tal como se mejora la genética del maíz, para que produzcan más celemines por hectárea, estamos tratando de hacer lo mismo mediante el uso de genética clonada y superior para producir más carne con menos inversión", agregó.

Aumento de demanda de alimentos

La Organización de Alimento y Agricultura de Naciones Unidas (FAO) ha dicho que la producción de alimentos necesitará duplicarse hacia mediados de siglo para satisfacer la demanda de la creciente población mundial, y un 70 por ciento de ese aumento provendrá de tecnologías de mejora de eficiencia.

Tales pronósticos han dado lugar a pedidos de una segunda "revolución verde", un replanteo del movimiento impulsado por Norman Borlaug, quien ganó el premio Nobel de la Paz por su labor en el fomento de la producción de granos para naciones hambrientas.

Los avances biotecnológicos en materia de producción de granos permanecerán al frente de la lucha global para aliviar el hambre, si bien la ganadería probablemente haga su contribución a un plazo más largo.

"Cuando la gente habla sobre alimentar el mundo, reducir o eliminar el hambre, no creo que la agricultura animal tenga un rol muy preponderante por desempeñar", dijo Robert Thomson, profesor de política agrícola en la Universidad de Illinois.

"Pero, a medida que la gente consiga salir de la extrema pobreza, es entonces cuando se da el crecimiento en la demanda de proteínas animales y la clonación podría potencialmente tener beneficios positivos", agregó.

Algunas razas de animales, idealmente adecuadas para climas áridos, podrían ser propagadas para utilizar prados de pastoreo que no son apropiados para la producción de cultivos.

Otras podrían ser criadas para resistir enfermedades locales, como la raza de ganado Nguni, que puede desarrollar una resistencia a las garrapatas e inmunidad a enfermedades producto de las garrapatas.

Mientras tanto, una población creciente y más pudiente en el tercer mundo está aumentando la demanda de carne y productos lácteos.

El consumo de carne en países del tercer mundo aumentó más del doble de aproximadamente 10 kilos por persona al año en los 60 a alrededor de 26 kilos cerca de fin de siglo, según la FAO. Se espera que para 2030 eso aumente a 37 kilos por persona. El consumo de leche y productos lácteos ha experimentado un crecimiento igualmente rápido.

Lenta aceptación

Sus partidarios dicen que la clonación sin duda tendrá un papel en la aceleración de la producción, pero la tecnología ha tenido una lenta aceptación, principalmente por lo elevado de los costos y por la resistencia en base a cuestiones éticas.

De las más de 2,4 millones de cabezas de ganado Angus que han sido registradas en la American Angus Association desde 2001, solo 56 eran clones, según Bryce Schumann, director ejecutivo del grupo.

Clonar una vaca cuesta al menos 15.000 dólares y un cerdo 4.000, aunque la mejora de las eficiencias probablemente reduzca esos costos en los próximos años, dijo Mark Walton, presidente de ViaGen, una compañía en Austin, Texas, que provee servicios de clonación y genoma animal.

ViaGen posee los derechos de propiedad intelectual de la tecnología que en 1996 produjo la oveja Dolly, el primer animal clonado del mundo de una célula adulta, en el Instituto Roslin de Escocia.

ViaGen, junto con su compañía asociada, Trans Ova Genetics de Sioux Center, Iowa, produce la gran mayoría de los clones en Estados Unidos. Otras compañías de clonación están en Brasil, Argentina, Australia y China.

De las aproximadamente 102 millones de cabezas de ganado y 66 millones de cerdos en Estados Unidos, "no más de mil" son clones, según Walton. Los números a nivel mundial rondan los 6.000.

La técnica de clonación más común se llama transferencia nuclear de célula somática, un proceso en el que el núcleo de la célula del óvulo donante es retirado y reemplazado con el núcleo (y los genes) de la célula del animal que los científicos apuntan a duplicar.

Esa célula luego es estimulada y posteriormente implantada en la madre sustituta. Walton dijo que la clonación es costosa porque es un proceso relativamente tedioso y la tecnología es relativamente inmadura, comparable con las ineficiencias de producción de la temprana industria automotriz.

Hace años, los científicos sólo tenían éxito en 2 ó 3 por ciento de los intentos, pero ViaGen ahora goza de una eficiencia del 10 al 15 por ciento en la producción de un ternero. Su objetivo está cerca del 60 por ciento, aproximadamente lo mismo que la fertilización in-vitro tradicional, dijo Walton.

Por Agencia Reuters

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