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El Papa protegió a coronel colombiano de morir en Haití

El coronel de la Policía Santiago Camelo Ortiz, fue testigo de cómo se derrumbó el edificio donde se encontraba.

Olga Lucía Garzón Roa
13 de enero de 2010 - 03:36 p. m.

Cada día, a las cinco de la tarde, Yilda Johana Sánchez, se comunicaba a través del messenger con su esposo, el oficial Santiago Camelo Ortiz, comandante del contingente colombiano de la Policía Nacional, Cascos Azules, pero el día del terremoto le extrañó porque no llegó a la cita virtual.

Le estaba dejando un mensaje, cuando recibió una llamada de su suegra, que le informó que un temblor de tierra había acabado con Haití, y que eran muchas las personas muertas.

Pensó que su esposo estaba muerto. "El desespero fue horrible, empecé a comunicarme pero era imposible...buscaba en facebook, y en emisoras, cualquier posibilidad de hallarlo" cuenta esta espinaluna.

Yilda Johanna recordó entonces la última vez que vio al coronel, y la despedida inolvidable, que fue como un presagio de la tragedia.

El 4 de enero se despidieron en el aeropuerto de New York, después de pasar unos días de vacaciones. Él iba para Haití y ella y sus dos niñas, de 11 y 4 años de edad, para Colombia.

"Aunque alejarnos siempre resulta triste, ese día, especialmente lloramos, lo que nunca antes había pasado. Todos sentimos mucha soledad y un dolor inexplicable" manifiesta Yilda.

El coronel Camelo Ortiz, oriundo de Santa Marta, había viajado desde agosto del año pasado a Haití.

Luego de horas de búsqueda y desesperación, por fin el coronel se comunicó a las 4:43 de la madrugada, con su esposa y le relató la forma cómo se salvó.

El oficial iba a una reunión donde a iba a servir de traductor. Salió del edificio, y cuando puso sus pies fuera de él, la tierra comenzó a temblar fuertemente.

"Se refugió dentro de una piscina desocupada. Cuando volteó a mirar, la estructura estaba toda en el suelo". Todos aquellos policías de varios países, con quienes acababa de compartir labores, habían muerto, incluso Mark, un canadiense quien era su mejor amigo.

El milagro de la bendición

Este ha sido un milagro que el coronel le atribuyó a una bendición que hace varios años, el propio Papa Juan Pablo II le dio en el Vaticano. "El recuerda que estaba arrodillado, orando en una fila con sus demás compañeros. Cuando el santo Padre pasó por su lado, se devolvió, y de una manera especial se le acercó y le dio su bendición a Santiago", contó Yilda Johanna.

Desde este día, Santiago sintió que estaba protegido por Dios, a través de la mano del desaparecido Papa.

"Mi esposo se ha salvado de caer en combates, y esta vez fue algo increíble saber que murió tanta gente y él esté con vida" afirma su esposa.

Aunque cada vez que el coronel se comunica con su compañera, le manifiesta que quisiera salir volando para abrazarla a ella y a sus hijas, la orden del General Oscar Naranjo es que sus hombres deben apoyar las labores humanitarias que se llevan a cabo.

"Él ha ayudado a remover escombros. Su labor es ayudar a la gente y esto es lo que está haciendo" afirma la feliz esposa.

Por Olga Lucía Garzón Roa

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