Así llegó Venezuela a la crisis económica y social

El abrupto retiro y posterior reanudación de vigencia del billete de 100 bolívares —el de mayor valor— y el retraso en la entrada del nuevo cono monetario (monedas de 10, 50 y 100 bolívares y billetes de 500 hasta 20.000) llevaron a los venezolanos al límite.

Angélica Lagos Camargo
18 de diciembre de 2016 - 03:00 a. m.
Cientos de venezolanos protestan por la falta de dinero en las calles. El cambio de billetes se convirtió en un caos.  / AFP
Cientos de venezolanos protestan por la falta de dinero en las calles. El cambio de billetes se convirtió en un caos. / AFP
Foto: AFP - LUIS BRAVO

Compras rutinarias como el mercado diario, tanquear el carro o tomar un taxi se convirtieron en motivo de altercados entre los ciudadanos, que ya muestran señales de desesperación. El viernes se registraron saqueos y protestas en Táchira, Trujillo, Monagas, Anzoátegui, Bolívar, Barinas y Zulia. A la escasez de alimentos, el desabastecimiento, los altos precios —con un billete de cien bolívares se compraba un dulce o un jugo— se suma la escasez de billetes, y como consecuencia, la nula posibilidad de comprar algún servicio.

“¡Esto es el mundo al revés! Si normalmente no hay comida, ahora resulta que ya no hay ni billete para comprar”, le decía a la AFP Jesús García, un vendedor de comida callejera que tuvo que dejar de trabajar para poder hacer la fila en el banco.

Tres de cada cuatro billetes que circulaban en Venezuela eran de 100, pero el presidente Nicolás Maduro ordenó retirarlos en sólo tres días para atacar supuestas “mafias” de acaparamiento de ese papel moneda en la frontera con Colombia, cerrada hasta hoy igual que la de Brasil. Ante el caos generado en el país por el cambio de billetes, Maduro anunció el sábado prorrogar hasta el 2 de enero la vigencia de los de 100 bolívares y el cierre de las fronteras con Colombia hasta el 2 de enero.

"Tranquilamente pueden seguir utilizando para sus compras, sus actividades, el billete de 100. Y a la banca pública y a la banca privada, cajeros electrónicos y todo, billete hay", dijo el presidente en una reunión con funcionarios, transmitida por la televisión oficial. 

Carlos Blanco, profesor emérito de la Universidad Central de Venezuela y profesor de la Universidad de Boston explica que la economía venezolana puede ser descrita con una sola palabra: “¡catástrofe!”.

¿Cómo es la situación actual de la economía del país?

El PIB decreció en 2015 en 5,7 % y se espera que la contracción supere el 10 % en 2016 (en el primer semestre cayó 11,5 % con respecto a similar período del año 2015). El consumo ha bajado 3,4 % y 7,8 %. Las importaciones se vienen reduciendo en forma dramática desde 2013, mientras el aparato productivo se contrae cada día y no está en condiciones de suplir las necesidades de consumidores y productores. La inflación en 2015 fue más de 180 % y en 2016 se prevé una cifra entre 500 % y 1000 %. Las reservas internacionales están su nivel más bajo desde 2003. El índice de escasez de productos básicos anda en una cifra del 80 %.

¿Qué peso tiene en la crisis el precio del petróleo?

Es cierto que el precio del crudo ha bajado dramáticamente, pero el desastre de la industria petrolera nacional la ha llevado de producir más de 3,6 millones de barriles diarios, a una cifra que oscila entre 2,1 y 1,9 millones de barriles, siendo el país con las mayores reservas de petróleo del mundo. Venezuela es un país desmantelado.

¿Cómo se llega a esta crisis?

El proyecto de Hugo Chávez, lo que llamó la “Revolución Bolivariana”, se afincó en la destrucción del sector productivo como representación de un capitalismo que —según su visión— le impedía lograr su proyecto socialista. Provocó un aislamiento progresivo respecto de los socios comerciales naturales de Venezuela, convirtió en parias a los empresarios y al movimiento sindical organizado; utilizó los inmensos recursos fiscales para comprar solidaridades que hoy languidecen y convirtió a una masa inmensa de ciudadanos en dependientes de los favores del Estado.

En forma paralela destruyó las instituciones de la democracia, fundamentalmente el Banco Central, Pdvsa y las Fuerza Armadas, sin crear nuevas y más fuertes. El lugar de las instituciones lo ocuparon las mafias del poder.

A las filas para conseguir comida y medicinas, ahora se suman las de los bancos... ¿Hasta cuándo los venezolanos aguantarán?

Las colas se han convertido en el espacio público por excelencia. El más frecuentado y en el cual se articula la queja colectiva. Los productos no se consiguen y cuando los hay se logran a precios inalcanzables. Hay datos que indican que cerca del 40% de los venezolanos comen dos o menos veces al día. Los empresarios reportan que para efecto de dotación de uniformes a los trabajadores, han advertido la disminución sistemática de las tallas por efecto de la desnutrición. Hay una crisis humanitaria masiva que todavía no emergido con toda la fuerza, pero que de seguir así la situación, lo hará. En este marco el gobierno ha procedido a promover un nuevo cono monetario, dado que la inflación se ha comido la capacidad de compra del bolívar.

¿Pero no eran necesarios billetes de mayor denominación?

El régimen de Chávez creó un nuevo cono monetario en 2008, al suprimirle tres ceros a la moneda; pero, como se sabe, la inflación galopante hizo inservibles para todo efecto práctico esos billetes. Ahora en 2016 se lanza un nuevo cono monetario con billetes de 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y 20.000 bolívares, lo cual hará más fáciles las transacciones en dinero efectivo (no habrá que llevar las bolsas repletas de billetes), pero reimpulsará la inflación.

¿Por qué el afán de Maduro de hacer el cambio?

La razón por la cual Maduro tomó la intempestiva decisión admite muchas hipótesis. Según los voceros oficiales, al cerrar la frontera se trataría de impedir que especuladores en contra de la moneda ubicados en el exterior y en supuesta posesión de miles de millones de bolívares en billetes de 100 bolívares pudieran operar. Lo cierto es que se retira la mitad del dinero en efectivo, que representa alrededor del 77 % del valor entre monedas y billetes, lo que perjudica notablemente las transacciones del sector no bancarizado, crea pánico, y pretende esconder una inflación desbordada. También hay que considerar que la entrega de miles de millones de bolívares en billetes en tiempo limitado, y provenientes de cientos de miles de depositantes, puede ser una manera de ocultar el origen de esos fondos.

¿Por qué la escasez de efectivo que vive el país?

El papel en el cual se imprimen los billetes vale más que su valor nominal, dada la aceleración inflacionaria. Cada vez más las transacciones se han hecho difíciles: ni los cajeros automáticos reciben ni pueden proveer los montos necesarios. No hay manera fácil de hacer transacciones en efectivo dado el incremento de los precios. Es el propio gobierno el que ha generado esta situación: la base monetaria se ha incrementado en 147% en un año; se han producido incrementos de salarios y otras bonificaciones sin ningún respaldo en la producción; Pdvsa ha obtenido préstamos del Banco Central y así, frente a una disminución de la liquidez en el primer semestre, se ha revertido en los últimos meses esa tendencia.

De acuerdo con el portal Contrapunto, el efecto inmediato del retiro del billete de 100 fue el retroceso del valor del dólar… ¿Esto se puede mantener?

Es un efecto real, pero temporal. Primero, porque el gobierno no se muestra inclinado a dejar de imprimir billetes, lo cual promete una nueva fase de deterioro de la moneda con el nuevo set de billetes. Segundo, porque dada la galopante inflación, el bolívar incluso a 1.000 bolívares por dólar ya mostraba signos de sobrevaluación, lo que determinó que algunas empresas comerciales comenzaran a importar más y, por ende, a demandar más dólares. Tercero, porque sin cambios sustanciales de política —y Maduro ni quiere ni puede lograrlos— no hay ninguna confianza que lleve a los agentes económicos a ahorrar en bolívares.

¿Son medidas políticas las del presidente?

Maduro es un prisionero de su ideología pero, sobre todo, es prisionero de sus pares que no le pueden permitir ningún cambio que sea visto como una debilidad. Menos ahora que el tema de su destitución se ha puesto en la agenda de las fuerzas democráticas de Venezuela.

Por Angélica Lagos Camargo

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