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La bendición de despedida

A las 11:00 a.m. de Colombia se desplazará a Castel Gandolfo, donde lo esperará una procesión.

Redacción Internacional
27 de febrero de 2013 - 10:00 p. m.
Ayer, Benedicto XVI hizo su último recorrido por la Plaza de San Pedro saludando feligreses.  / EFE
Ayer, Benedicto XVI hizo su último recorrido por la Plaza de San Pedro saludando feligreses. / EFE

Cuando en Colombia sean las 5:00 a.m. Benedicto XVI se estará despidiendo de los cardenales en la Sala Clementina, en su residencia papal. Habrá espacio para la solemnidad antes de que el sumo pontífice, al ritmo de sus casi 86 años, comience a alistar los últimos detalles de su partida. Pasarán entonces seis horas más (11:00 a.m. de Colombia) para que el helicóptero que lo llevará a Castel Gandolfo (ver recuadro) despegue para volar hacia allá, alrededor de 20 kilómetros al sudeste de Roma, en las orillas del lago Albano.

En teoría, Benedicto XVI llegará siendo sumo pontífice a este palacio, en donde el máximo jerarca de la Iglesia católica suele pasar el período estival. Lo será tres horas más, porque a las 8:00 p.m. de Italia (2:00 p.m. en Bogotá), será cuando el inicio de la ‘sede vacante’, el momento en el que el trono de Pedro esté oficialmente vacío.

Benedicto XVI o Joseph Ratzinger, pasará la noche dentro del lujoso palacio de grandes salones con pisos de mármol, esculturas, pasillos claros e interruptores de luz dorados. Amanecerá para la primera mañana de sede vacante y allí amanecerá por cerca de dos meses, que es el tiempo estimado que tienen en la santa sede para finalizar las obras de restauración del monasterio contiguo a los jardines vaticanos, donde se refugiará a orar en calma, de un modo más adecuado con su edad, como él mismo aseguró.

A Castel Gandolfo, Benedicto XVI no llegará solo. Desde los días previos, vendedores de souvenirs se instalaron para exhibir las últimas memorias del primer papa que renuncia en casi seis siglos. Cuando el saliente sumo pontífice esté llegando al palacio, verá el camino de antorchas que cientos de feligreses marcarán en una procesión de despedida y, una vez instalado, saldrá al balcón principal para entregar su última bendición.

En sus últimas declaraciones, Ratzinger aclaró que su renuncia no significa dejar la Iglesia: “No abandono la cruz, sigo de una nueva manera con el Señor Crucificado. Sigo a su servicio en el recinto de San Pedro”. Seguirá orando como ‘papa emérito’ vistiendo una túnica blanca simple que lo diferenciará de los demás monjes y cardenales.

En cualquier caso, la huella de Benedicto XVI estará latente durante la elección de su sucesor. No sólo porque será un personaje llamativo dentro del clero (ha elaborado más de 400 escritos y es de los teólogos mejor formados), sino porque 60 de los 117 cardenales que integrarán el cónclave fueron ordenados por él, mientras que los 57 restantes lo fueron por Juan Pablo II, su antecesor. En el Vaticano invocan al Espíritu Santo para elegir al nuevo máximo jerarca y en este caso es posible que la mayoría de cardenales lo hagan en nombre de Benedicto XVI.

A partir de mañana comenzará la nueva fase, vendrá la definición de la fecha de inicio del cónclaves y los días de expectativa por conocer quién estará al frente de la Iglesia por los próximos años. Vaticanólogos como el español Eric Frattini, autor del libro Los cuervos del Vaticano, apuntan a que el clero apostará al continuismo y no será “un papa que afronte el pensamiento de los nuevos católicos, de los católicos del siglo XXI. La sociedad ha cambiado mucho, el núcleo familiar ha cambiado mucho. Pero tenemos que pensar que en el cónclave se elige al líder espiritual de los católicos, pero también al jefe del estado vaticano. Y eso es una ambigüedad”.

Por Redacción Internacional

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