Las encuestas, sin embargo, acusan una diferencia estrecha. Incluso, en las filas del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales, el resultado de 51% contra 49% fue interpretado como empate técnico. Pese a que el Tribunal Electoral dijo que se tomaría por lo menos 48 horas para expedir un boletín oficial con los resultados finales, algunos líderes de la oposición pidieron al oficialismo aceptar su derrota. “Hemos recuperado la democracia y hemos recuperado el derecho a elegir”, dijo el excandidato presidencial Samuel Doria Medina.
En las últimas semanas, el MAS se había mostrado confiado de la victoria. Los sondeos le daban la razón: aunque el margen era estrecho, la reforma al artículo 168 de la Constitución parecía ir por buen camino. Sin embargo, un escándalo rodeó a Morales en las semanas recientes. La Contraloría y el Congreso abrieron una investigación luego de que se encontrara que la empresa china CAMC, que gerencia la expareja de Morales, Gabriela Zapata, obtuviera contratos con el Estado boliviano por más de US$560 millones.
Los opositores de Morales lo acusan de tráfico de influencias, lo que habría debilitado la credibilidad de su gobierno en las urnas. El mandatario niega haber tenido algún tipo de influencia en la entrega de los contratos. Uno de los objetivos esenciales de su mandato ha sido la lucha contra la corrupción (Morales ha llamado “incorruptibles” a sus huestes); pero esta investigación, sumada al caso de corrupción en el que dirigentes del partido de Morales habrían recibido cerca de US$6,8 millones por obras que nunca fueron ejecutadas, ha minado su imagen pública.
Sea cual sea el resultado, Bolivia experimenta ahora una polarización intensa. En una entrevista con El País de España, Morales aceptaba que tal vez el apoyo durante el referendo no sería “como antes”. Y luego, como motivos de esa disminución de los votos, enlistó: “El machismo, la corrupción y la división interna en el MAS. Todos quieren ser alcaldes, concejales”.
La situación en la oposición no es distinta: en los últimos 10 años, recordó ayer ese diario, ninguna figura ha sido capaz de “canalizar” a los contradictores de Morales a pesar de haber ganado plazas esenciales durante los comicios municipales de 2015. El País le preguntó a Morales hace unos días si se sentiría decepcionado por una posible derrota. Él dijo: “No, porque yo estoy preparado. Con semejante récord, me voy feliz y contento a mi Chaco. Jamás voy a claudicar en mis principios”.