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"Cambiaron muchas cosas"

Julian Assange, creador del portal, está detenido a la espera de una orden de extradición. La página podría cerrarse por falta de fondos.

Redacción Internacional
29 de noviembre de 2011 - 11:00 p. m.

El 29 de noviembre de 2010, la cuenta en Twitter de Wikileaks anunció: “los próximos meses verán un nuevo mundo, en el que la historia global será definida de nuevo”. Horas después, de la mano de cinco importantes periódicos del mundo, comenzaron a ser revelados más de 250 mil cables diplomáticos intercambiados entre embajadas de Estados Unidos y el Departamento de Estado.

Las primeras revelaciones sobre América Latina se concentraron en Argentina y Venezuela. Las comunicaciones revelaron entonces la preocupación de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, por la salud mental de la presidenta argentina, Cristina Fernández. También mostraron la creciente preocupación de Washington por la radicalización de Hugo Chávez. Las revelaciones fueron todo un escándalo.

Wikileaks fue fundada en diciembre de 2006 por el exhacker Julian Assange y, a partir de julio de 2007, el portal comenzó a revelar documentos sobre las guerras de Irak y Afganistán. Sin embargo, la de hace un año fue la fuga de información más importante de la historia, la cual, según periodistas y analistas, sí influyó en varios hechos. Las historias de corrupción en los regímenes árabes, que desembocaron en la ola de revoluciones que aún no acaba, tienen mucho que ver con Wikileaks. Fue este portal el que puso en evidencia los negocios familiares de los dictadores Ben Alí, de Túnez, de los Gadafi en Libia, de Hosni Mubarak en Egipto, entre otros, aumentando el descontento de la gente.

“Lo que hicieron esos cables fue confirmar lo que se decía en voz baja. Es cierto que influyeron en revoluciones, en los indignados y en otras cosas, pero esto no puede señalarse como un mérito de Julian Assange”, explica Marielle Lebaux, analista francesa, quien aclara que muchos cables fueron una colección de anécdotas, que desataron un gran escándalo, controlado a tiempo por la propia Clinton.

Luego del ruido provocado por las revelaciones, la arremetida contra Wikileaks no se hizo esperar. Las cuentas a través de las cuales recibían donaciones para financiar sus actividades fueron cerradas y hoy el portal amenaza con dejar de funcionar. No sólo eso. Assange fue arrestado.

El fundador de Wikileaks, detenido en diciembre de 2010 en Londres, fue acusado por dos mujeres suecas de haberlas obligado a tener relaciones sexuales sin protección, en agosto de ese mismo año. Assange niega la acusación y denuncia una maquinación política de Estados Unidos vinculada a la divulgación de centenares de cables. El próximo 5 de diciembre el Tribunal Supremo británico tomará la decisión definitiva sobre el caso.

Bradley Manning, el soldado estadounidense acusado de entregar los documentos clasificados, está preso en EE.UU. y deberá comparecer el próximo 16 de diciembre ante un tribunal militar que lo juzga por 22 cargos, entre ellos los de obtención ilegal de material clasificado para su publicación en internet, fraude y ayuda al enemigo.

Para Lluís Bassets, columnista del periódico español El País, “Wikileaks cambió muchas cosas, principalmente la vida de Assange y de sus compañeros de cuitas, y, menos, los gobiernos, la diplomacia, el espionaje o el periodismo”.

Para Assange, en efecto, cambiaron muchas cosas. “Internet se transformó en la más importante máquina de vigilancia de todos los tiempos. No vivimos en absoluto en una época de transparencia (...). La cantidad de información secreta no tiene precedentes”, aseguró el fundador de Wikileaks en una entrevista por la red.

El portal programó una conferencia a las 12:30 en Londres, para exponer las amenazas a la privacidad de los periodistas y sus fuentes. Según un comunicado, Wikileaks está construyendo un sistema de seguridad y muy complejo, debido al deteriorado estado de la red, pues afirma, que esto impacta directamente en la capacidad de las fuentes para comunicarse con los periodistas y activistas de derechos humanos de forma segura.

Por Redacción Internacional

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