Un promedio de 180 cubanos llega cada día a Puerto Obaldía, un pequeño pueblo en el Caribe de Panamá que desde la semana pasada se ha visto desbordado con la acumulación de casi 1.200 emigrantes antillanos, informó una fuente oficial.
El aislamiento del poblado, solo conectado por vía marítima y aérea, ha generado un embudo en el tránsito de cubanos que aspiran atravesar Centroamérica y México en su ruta hacia Estados Unidos, país que les asegura una residencia permanente.
Aunque llegan al lugar más de 100 personas diariamente, entre 60 y 100 pueden salir de allí en el mismo tiempo, explicó el mayor Rutilio González, del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront).
La mayor parte de ellos sale por vía aérea en una ruta comercial y en charters privados pagados por ellos mismos.
Otro grupo utiliza embarcaciones para trasladarse a los puertos de Colón o Cartí (comarca de Guna Yala), donde pueden continuar su ruta por carretera.
Tanto González como que el ministro de Gobierno, Milton Henríquez, informaron hoy a periodistas que el Estado panameño está facilitando alimentos y agua a los migrantes y a los casi 600 habitantes que tiene Puerto Obaldía.
Medios locales han reportado la situación de insalubridad que vive el pueblo, ya que el cuello de botella ha puesto a los cubanos a dormir y hacer sus necesidades en los reducidos espacios públicos de Obaldía.
Henríquez indicó que el Gobierno está facilitando baños y otras provisiones, y que algunas son puestas a la venta en el lugar, ya que los cubanos tienen condiciones económicas para pagar por su comida y bebida, según dijo.
Sin embargo, el mayor González aseguró que el Senafront y el Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) llevan al lugar productos de subsistencia de forma gratuita para los migrantes.
Hasta el momento, ninguna persona ha solicitado protección internacional en ese punto fronterizo, donde un funcionario de la Oficina Nacional para la Atención de los Refugiados (Onpar) está disponible para recibir este tipo de peticiones, dijo a Efe la directora de ese organismo, Yaribeth de Calvo.
El aumento en meses pasados de los migrantes cubanos que atraviesan la región es tema de diálogo entre los países pertenecientes al Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y otros involucrados -como Ecuador y Colombia-, desde que Nicaragua impidió a los antillanos atravesar su territorio a mediados de noviembre.
Debido a la barrera nicaragüense, unos 4.600 se acumulan en Costa Rica, país que negocia una salida diplomática con Belice para que los viajeros puedan esquivar Nicaragua y continuar hacia Estados Unidos.
Los migrantes, cuya mayoría porta pasaporte, llegaron vía aérea a Ecuador, único país del continente que no les exigía visa, y desde allí comenzaron su tránsito irregular por tierra y mar a través de Colombia y Panamá, hasta llegar a Costa Rica.
Tras una reunión de los países del SICA con la diplomacia de Colombia y Ecuador, celebrada tras la crisis que causó tensión en las relaciones entre Nicaragua y Costa Rica, Ecuador pasó a exigir visa a los cubanos, una acción que se espera disminuya el flujo migratorio y permita un mejor control de las fronteras.