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Cataluña vuelve a clamar por su separación de España

Los catalanes quieren ser un Estado independiente antes de mediados de 2017. Así podrán aprobar las leyes para desvincularse de España e iniciar el proceso de redacción de su Constitución.

AFP
11 de septiembre de 2016 - 03:08 p. m.
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Centenares de miles de personas están convocadas este domingo a manifestaciones independentistas por toda Cataluña en ocasión de la Diada, la fiesta "nacional", mientras sus dirigentes liman sus diferencias para afrontar la fase decisiva de su plan de secesión de España.

Más de 340.000 personas se inscribieron para participar en las movilizaciones bajo el lema "A punto - Adelante República Catalana", que tendrán lugar en cinco ciudades y poblaciones de esta región Mediterránea: Barcelona, Tarragona, Lleida, Berga y Salt.

Los meses previos estuvieron marcados por las divisiones entre los partidos separatistas en momentos en que el gobierno catalán encara la recta final del proceso para independizar a esta región de 7,5 millones de habitantes, ubicada en el noreste de España.

"Estamos ante un curso político especial en el que se tendrán que tomar decisiones críticas", reconoció el presidente regional, Carles Puigdemont, en una conferencia para prensa internacional.

"No podemos esperar"

Cerca del palacio gubernamental, donde tenía lugar la conferencia, dos militantes también expresaban que, tras cinco años de masivas movilizaciones independentistas, sus dirigentes deben romper finalmente con España.

"Tenemos que ir al desenlace. No podemos esperar más", decía Xavier Borras, un administrativo de 58 años, preparado ya para la manifestación de la tarde. "Los políticos dicen que estamos cerca pero queremos verlo ya", añadía su amigo, Xavier Vallvé, investigador de 60 años.

Ante las reiteradas negativas de Madrid a permitir un referéndum de autodeterminación como en Escocia, los líderes separatistas catalanes apostaron por romper unilateralmente con España tras obtener la mayoría absoluta en el Parlamento catalán hace un año.

Antes de mediados de 2017 quieren preparar su administración para ser un Estado independiente, aprobar las leyes para desvincularse de España y convocar elecciones constituyentes para iniciar la redacción de la Constitución catalana.

Pero el plan se truncó en junio, cuando el gobierno de coalición de Puigdemont perdió el apoyo del sector más radical del independentismo, el pequeño partido anticapitalista CUP.

En esta Diada, pretenden reagrupar filas y tomar impulso de nuevo. Desde 2012, esta fecha, que recuerda la derrota de Barcelona ante las tropas borbónicas en 1714 y la consecuente pérdida del autogobierno catalán, ha sido escenario de masivas manifestaciones independentistas.

En 2012, colapsaron el céntrico paseo de Gracia de Barcelona, en 2013 se formó una cadena humana de 400 km, y en 2014 dibujaron una "V" gigante de "victoria" en dos grandes avenidas de la capital catalana.

Ahora, la celebración será menos espectacular.

A las 17H14 locales (15H14 GMT), los manifestantes simularán con cartulinas amarillas el latido de un corazón mientras unos grupos de "castells", una tradición catalana, levantarán enormes torres humanas simbolizando que la nueva república nace con pilares sólidos.

"El principal reto de España"

Además de los líderes independentistas, como Puigdemont, o su vicepresidente Oriol Junqueras, también asistirán representantes del partido a nivel nacional de izquierda radical Podemos, contrario a la secesión pero partidarios de un referéndum, y su aliada en Barcelona, la alcaldesa Ada Colau.

Ambigua sobre la independencia, Colau criticó "el inmovilismo crónico" del actual gobierno español de Mariano Rajoy, que apenas se ha abierto a dialogar con Barcelona.

En la misma línea se expresó Puigdemont, señalando que "Cataluña es el principal reto político que tiene España" y por lo tanto deberían "formular propuestas políticas de acuerdo con esta trascendencia".

Pero por ahora, la principal respuesta de Madrid llega desde los tribunales, con apertura de causas judiciales contra el expresidente Artur Mas o la probable imputación de la presidenta del Parlamento regional, Carme Forcadell, por permitir en julio la aprobación de la hoja de ruta independentista.

Puigdemont aseguró que quiere "acordar" la secesión con Madrid a pesar del bloqueo político actual, con el ejecutivo en funciones desde diciembre y la amenaza de celebrar tres elecciones en un año ante la incapacidad de acordar un gobierno.

De no ser posible, advirtió, seguirán adelante con el apoyo de la CUP, con la que están limando sus discrepancias de cara a recuperar la mayoría parlamentaria e impulsar el tramo final de su plan.

La duda es cómo culminarlo ante las peticiones del partido radical de convocar desde la cámara regional un referéndum de autodeterminación a mediados de 2017, que les permita declarar la independencia inmediatamente después.

Por AFP

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