Centroamérica, la otra crisis migratoria

Más de 3.000 cubanos están varados en la frontera norte de Costa Rica desde hace una semana. Nicaragua se niega a dejarlos pasar.

Redacción Internacional
26 de noviembre de 2015 - 03:38 a. m.

Hace apenas dos meses el mundo se conmovía porque cuatro países de los Balcanes cerraban sus fronteras a migrantes procedentes de Siria, Afganistán o Irak. Entonces, miles quedaron varados en los cruces fronterizos durante varios días a la espera de una solución. Muchas voces se levantaron para pedir que se solucionara la situación que hoy tiene a Europa lidiando con la más grave crisis migratoria desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Ese drama, que parecía lejano, lo están viviendo cientos de inmigrantes que a diario cruzan las fronteras de varios estados centroamericanos con la intención de llegar a Estados Unidos, uno de los puntos migratorios más calientes del continente, por el que cada año pasan 12,2 millones de inmigrantes, el 6% del paso migratorio mundial, según un informe de las migraciones en el mundo realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Desde hace una semana más de 3.000 cubanos están varados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua porque este país se niega a dejarlos pasar. “Nicaragua ratifica su posición de no prestarse a legitimar políticas ilegales (migratorias) y exige al gobierno de Costa Rica tomar las medidas correspondientes para retirar de nuestras zonas fronterizas a todos los cubanos”, declaró el gobierno nicaragüense.

Desde hace muchos años, Estados Unidos les garantiza asilo a los cubanos que logren poner un pie en su territorio. Según Nicaragua, esto alienta “una migración insegura, indigna, desordenada e ilegal, que afecta a Cuba y que está afectando ya a la región centroamericana”. Analistas señalan que quizás las razones de Nicaragua sean válidas, pero urge encontrar una solución, ya que cada día llegan más cubanos a su frontera y quedan varados.

Para el canciller costarricense, Manuel González, la situación de los migrantes cubanos amenaza con convertirse en “una grave crisis humanitaria en la región” y su solución requiere del “esfuerzo concertado” de todos los países involucrados. Sin embargo, la solución, al igual que los migrantes, está varada. En una reunión extraordinaria de San Salvador, en la que participaron Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Belice, República Dominicana, Honduras, Panamá, Cuba, México, Colombia y Ecuador, no se encontró una salida al problema, que sigue creciendo. Ayer se registró la llegada de más de 500 cubanos a la frontera.

Los isleños inician su travesía en Ecuador, adonde llegan por vía aérea gracias a que no les piden visa desde 2008. De allí parten rumbo a Estados Unidos en un viaje que les toma cerca de dos meses y en el que tienen que atravesar de manera ilegal países como Colombia, Costa Rica, Nicaragua y México, donde sufren robos, abusos y miles de problemas. De acuerdo con datos de Migración Colombia, entre 2012 y 2015, 3.194 cubanos fueron víctimas de redes de tráfico de migrantes en territorio nacional. El golfo de Urabá, en la frontera caribeña entre Colombia y Panamá, ya se conoce como el “Lampedusa de América Latina”. Efraín Hernández, de 22 años, originario de La Habana, relató a Efe que recorrió unos 5.000 kilómetros para llegar a México desde Ecuador, pasando por Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. De esa lista de países, hombres y mujeres denuncian que la policía de Colombia es de la que padecieron más corrupción, porque cobran cuotas de US$100 por cada uno para permitir el paso.

Para llegar a la frontera sur de México, los cubanos invierten de 5.000 a 6.000 dólares en pago de transporte, hospedaje y alimentos, en “busca de mejorar la familia”, cuenta Joan Peña, quien después de obtener el salvoconducto alista el tramo final de su viaje en un cuarto de hotel en el centro de Tapachula, donde paga US$5 por noche.

De acuerdo con organizaciones humanitarias, el aumento del número de cubanos dispuestos a llegar a EE.UU. por terceros países se produjo especialmente después de que Washington y La Habana anunciaran el comienzo del deshielo entre ambos países, el 17 de diciembre de 2014. Estos miles de cubanos temen perder los privilegios migratorios que les concede la Ley de Ajuste y su política de “pies secos, pies mojados”.

Costa Rica, el país más afectado con el actual éxodo cubano, informó que vislumbra una solución diplomática a la crisis. El canciller costarricense, Manuel González, aseguró que la solución estaba cerca: Cuba se ofreció a recibir a aquellos que quieren regresar al país, mientras que medios costarricenses informan que el gobierno de ese país no descarta transportar a los cubanos a Honduras por vía marítima o aérea, para que desde ahí continúen su viaje hacia EE.UU.

Mientras tanto se dispara la tensión entre los países vecinos: Nicaragua acusa a Costa Rica de “ubicar a los cubanos en las fronteras en un claro chantaje, presión y amenaza de repetir la invasión y violación de territorio nicaragüense”, en referencia al intento que hicieron cientos de cubanos de cruzar a la fuerza. Costa Rica considera que se trata de una situación de derechos humanos y plantea como solución la creación de un “corredor humanitario” desde Ecuador hasta México, que garantice el tránsito seguro de los migrantes y evite que caigan en redes de tráfico de personas. Ningún país ha respondido a esta petición hasta ahora.

Por Redacción Internacional

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