Los colegios electorales de la mayor parte de las ciudades de Brasil cerraron su jornada tras los comicios presidenciales, legislativos y regionales de este domingo, para los que estaban convocados 142,8 millones de votantes.
Los colegios permanecerán abiertos en los estados del oeste brasileño y en gran parte de la Amazonía, que tienen uno o dos husos horarios diferentes al del resto del país, pero ya cerraron en las regiones sur, sudeste y nordeste, que concentran a la mayoría de la población.
De igual modo, seguían abiertos algunos colegios en los que aún muchos electores esperaban en filas su turno de votar, por cuenta las dificultades que se han registrado con las urnas que cuentan con tecnología biométrica, lo que exige la identificación con huella dactilar.
Además de un nuevo presidente, los electores brasileños fueron convocados para elegir a los gobernadores de los 27 estados del país, a un tercio de los senadores y los 513 diputados federales, así como para renovar las cámaras regionales.
Las elecciones se celebraron con seguridad reforzada en Río de Janeiro, de cara a prevenir incidentes con bandas de narcotraficantes que operan en las favelas, así como en Sao Luiz y Florianópolis, capitales de Maranhao y Santa Catarina, en las que en los últimos días hubo atentados contra el transporte público.
En ambos casos, las autoridades atribuyeron los ataques a cómplices de bandas de presos que controlan el tráfico de drogas en los penales y reaccionaron frente a medidas adoptadas para intentar reducir el poder que mantienen tras los muros de las prisiones.
Según las últimas encuestas, difundidas este sábado, la actual presidenta, Dilma Rousseff, ganará estas elecciones con una votación en torno al 40 %, en tanto que el socialdemócrata Aécio Neves y la ecologista Marina Silva, que tienen un respaldo cercano al 24 %, disputarán voto a voto el segundo lugar.