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Las claves de la elección argentina

Daniel Scioli ganó la primera vuelta presidencial, sin embargo, el resultado no le alcanzaría para proclamarse presidente de Argentina. Primeros resultados dicen que tendría que esperar para medirse en una segunda vuelta con Mauricio Macri.

Redacción Internacional
26 de octubre de 2015 - 03:17 a. m.

De acuerdo con los resultados emitidos por la Dirección Nacional Electoral de Argentina, no le alcanzó la votación a Daniel Scioli, candidato oficialista del Frente para la Victoria, para proclamarse presidente de Argentina. Scioli deberá disputar la Presidencia en una segunda vuelta el próximo 22 de noviembre con el candidato de Cambiemos, Mauricio Macri.

Ninguno de los candidatos en competencia habría conseguido el 45% o el 40% más diez puntos de ventaja necesarios para llegar a la Casa Rosada.

Sería la primera vez que Argentina vive una segunda vuelta en los comicios presidenciales, dado que el único antecedente de ballotage, en 2003, no llegó a concretarse porque el expresidente Carlos Menem renunció a competir con Néstor Kirchner, que se proclamó ganador con sólo 22% de los votos.

Termina la era Kirchner

Luego de 12 años en el poder, los argentinos votaron por una nueva era política sin un Kirchner en el poder. Scioli, apoyado por la presidenta y su coalición de izquierda Frente para la Victoria (FPV), se consolidó como el gran favorito. Este excampeón de motonaútica, que perdió el brazo derecho en una carrera, parte como el más votado para la segunda vuelta frente a su rival Macri, alcalde conservador de Buenos Aires. Con 25 años en la política, Scioli ha tenido la habilidad de transitar casi sin cicatrices las luchas internas del peronismo.

Católico y opuesto al aborto, esquiva los ataques sin golpes bajos y siempre cita al papa Francisco en su objetivo de una Argentina con “techo, tierra y trabajo”.

La presidenta peronista de centro-izquierda, Cristina Fernández de Kirchner, está impedida por ley para un tercer mandato y apoya a Scioli, un peronista moderado que, a diferencia de ella, sintoniza bien con los mercados y las corporaciones. Fernández aspira a mantener vivo el “kirchnerismo”. Eligió al candidato del oficialismo para su sucesión, impuso como vicepresidente a uno de sus hombres de confianza, Carlos Zanini, participó en la elaboración de las listas de legisladores y tuvo un llamativo protagonismo en la campaña electoral.

La llamada “década K” comenzó en 2003, con el triunfo del fallecido presidente Néstor Kirchner, quien inauguró un período de confianza, con la recuperación del crack de 2001 y crecimientos a tasas chinas. La “década ganada”, como la bautiza el oficialismo, termina con una economía estancada, una inflación superior al 20%, un índice de pobreza que alcanza el 25% —según cálculos independientes—, sangría de divisas, mercado negro y desconfianza de los mercados internacionales hacia el país. Pero también con logros sociales, como el reconocimiento del matrimonio igualitario y la extensión de ayudas a familias sin recursos, como la Asignación Universal por Hijo, mejoras en las jubilaciones y subsidios de los que se benefician un total de 17,5 millones de argentinos.

El desafío inmediato será la supervivencia de esta corriente peronista, alimentada por organizaciones que han copado buena parte de las instituciones, como la Cámpora, creada por Kirchner y ahora encabezada por su hijo Máximo. Paradójicamente, un triunfo del oficialista Scioli, un peronista, no de raíz kirchnerista, dificultaría el objetivo del kirchnerismo. De alcanzar la Presidencia, Scioli, según los analistas, trataría de hacerse también con el control del Partido Justicialista, con un talante que se ajusta más al perfil de peronismo tradicional y con diálogo con los gobernadores. “Cuanto más exitoso sea Scioli, más a la sombra va a ir quedando ella. Eso a la práctica va a jugar un rol muy importante: el éxito o el fracaso del próximo presidente la va a condicionar”, opina Patricio Giusto, de Diagnóstico Político.

“No haré ninguna revolución. Trabajaré a mi manera”, ha dicho Scioli cuando lo señalan de ser el sucesor K. Su rival el 22 de noviembre, Mauricio Macri, cosecha el voto antikirchnerista de clases medias urbanas y rurales. Lo respalda el lobby que él mismo llama “círculo rojo”, de los grandes grupos empresarios y de medios de comunicación. Fue presidente del popular Boca Juniors en un período muy exitoso de 17 títulos. “Lo que pude hacer en Boca me confirmó que tenía la capacidad para liderar”, dijo.

Por Redacción Internacional

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