El proceso por las escuchas ilegales a miembros del Gobierno polaco en 2013 y 2014 comenzó este martes en Varsovia, donde se sientan en el banquillo cuatro acusados relacionados con el restaurante donde se hicieron las grabaciones que provocaron la dimisión de tres ministros y del presidente del Parlamento nacional.
Los hechos que ahora se juzgan salieron a la luz hace dos años, después de que el semanario "Wprost" publicara varios extractos de esas grabaciones.
Esto generó una importante crisis del Gobierno, entonces en manos del partido liberal Plataforma Ciudadana, la formación liderada por Donald Tusk hasta que éste se trasladó a Bruselas a asumir la presidencia del Consejo Europeo.
Todas las escuchas se realizaron en un céntrico restaurante de Varsovia, donde fueron grabados miembros del Ejecutivo.
Entre las conversaciones grabadas figura la del entonces ministro del Interior, Bartlomiej Sienkiewicz, en una conversación con el gobernador del banco central Marek Belka, a quien le pedía medidas para impulsar la economía con el objetivo de ganar las elecciones de 2015.
Belka ponía como condición el cese del ministro de Finanzas, quien cuatro meses después era destituido, lo que pone en entredicho la independencia del banco central.
Otro de los grabados fue el ministro de Asuntos Exteriores Radoslaw Sikorski, quien afirmaba, por ejemplo, que "la alianza entre Estados Unidos y Polonia no vale nada, aunque algunos pardillos crean que es fantástica, y es dañina porque crea una falsa sensación de seguridad".
Entre los acusados se encuentra el acaudalado empresario Marek Falenty, junto con el gerente del restaurante donde se hicieron las grabaciones y dos camareros.
El escándalo de las escuchas ilegales sacudió al Gobierno de Plataforma Ciudadana y, según muchos analistas, fue una de las causas por las que este partido perdió las elecciones generales de octubre de 2015 tras ocho años en el poder.