Cuando las mujeres van a huelga

Las movilizaciones femeninas de las últimas semanas en Europa y América Latina tienen antecedentes históricos que provocaron cambios.

María R. Sahuquillo
21 de octubre de 2016 - 03:09 a. m.
Cientos de mujeres marcharon en México contra el feminicidio.  / Efe
Cientos de mujeres marcharon en México contra el feminicidio. / Efe
Foto: EFE - Mario Guzmán

El 24 de octubre de 1975, las mujeres islandesas fueron a la huelga. Ese viernes, el 90 % de ellas dejaron de trabajar y salieron a la calle para manifestarse por la igualdad. Islandia se paralizó. Literalmente. Fue un día histórico que hoy se conoce como el “día libre de las mujeres”. Un punto de inflexión que marcó el camino hacia el cambio en el país nórdico. Su lucha y su ejemplo ha inspirado a muchas otras movilizaciones, como la de Polonia, donde hace unas semanas decenas de miles de mujeres vestidas de negro salieron a la calle para exigir al Gobierno que no endurezca (aún más) la ley del aborto, o las de Argentina, Chile y México esta semana. 

El parón laboral y las marchas convocadas con el lema #NiUnaMenos han vuelto a despertar tras el brutal asesinato de Lucía Pérez, de 16 años, violada y empalada en Mar de Plata (Argentina). En junio de 2015, decenas de miles de personas salieron a la calle en ese país —y en otras ciudades de Latinoamérica— bajo la misma consigna después de otro horrible crimen: el de Chiara Páez, de 14 años, muerta por los golpes de su novio, que la enterró en un jardín al sur de Santa Fe. Dos casos que sólo han puesto de relevancia la epidemia de violencia machista que vive América, donde el 36 % de las mujeres, de media, han sufrido agresiones alguna vez, según la OMS. (Lea: Violación y asesinato de Lucía Pérez, un nuevo feminicidio que indigna a América Latina)

En Islandia, el hartazgo de las mujeres por su invisibilidad en la política —apenas ocupaban el 5 % de los escaños en el Parlamento— derivó en ese histórico día libre que culminó con una gran manifestación en Reikiavik, donde se concentraron más de 25.000 mujeres (de una población total de 220.000 habitantes). Ese viernes templado de octubre, muchos comercios y algunas fábricas de todo el país cerraron por la inasistencia de las mujeres. Las escuelas primarias y las guarderías no abrieron sus puertas, y las mujeres que se dedicaban al trabajo doméstico también se sumaron al paro, así que los hombres —que bautizaron ese 24 de octubre como “el largo día”— tuvieron que llevarse a sus hijos pequeños al trabajo con ellos. Cinco años después, una mujer, Vigdis Finnbogadottir, fue elegida presidenta de Islandia.

El pasado 3 de octubre, decenas de miles de mujeres —secundadas por algunos hombres— salieron a las calles en Polonia para protestar contra la reforma de la ley del aborto, que buscaba endurecer aún más una de las normas más rigurosas de Europa. La protesta, llamada lunes negro —porque, como este miércoles en Argentina, animaba a las participantes a vestir de luto—, animaba también a hacer paros laborales en protesta contra el gobierno ultraconservador de Ley y Justicia (PiS). La inédita movilización obtuvo un primer logro: alarmado por la fuerza de la protesta, el Ejecutivo del PiS decidió dos días después parar esa reforma legal, que preveía prohibir el aborto incluso en los casos de violación y que recogía penas de prisión para las mujeres que interrumpieran su embarazo. Sin embargo, las polacas no han bajado la guardia y han convocado otra marcha.

Por María R. Sahuquillo

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