“Cuba: el reto es mantener las conquistas sociales”

¿Cómo la isla valora su integridad cultural y cuán importante es la conservación del partido comunista y la forma en que ejercite el poder?, algunos de los desafíos que se debe trazar el país para su futuro.

Camila Zuluaga
21 de septiembre de 2015 - 10:45 p. m.

Finalizando la importante visita del papa Francisco a Cuba, ad portas de su partida hacía Estados Unidos, El Espectador habló con el reconocido periodista norteamericano Jon Lee Anderson. El experto en asuntos latinoamericanos, biógrafo de Ernesto Che Guevara y quien está escribiendo un libro sobre Fidel Castro, nos da su visión sobre el impacto de la visita papal y los efectos de la misma en las relaciones entre la isla y el país del norte.

¿Por qué es tan importante la visita del papa Francisco a Cuba en esta coyuntura?

Entre otras cosas porque lo que hoy se huele es que el papa y los presidentes Raúl Castro y Barack Obama están congeniados en hacer una especie de lobby para terminar con el famoso embargo, que si bien el presidente Obama lo ha ido desencajando, todavía está en su plenitud, para zanjar de una vez por todas sus obstáculos y poder tener plenas relaciones entre los dos países.

¿Existe un significado de que el papa visite primero Cuba y después Washington?

Lo mismo se diría si fuera primero a Washington y después a Cuba. Esta visita es parte del esfuerzo que lleva a sanear las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

¿Por qué después de más de 50 años de la revolución cubana, es la Iglesia católica la que empieza a mediar por las relaciones entre Estados Unidos y Cuba?

Es algo que empezó a darse a finales de los 90, después de que vino el papa Juan Pablo II a Cuba. La iglesia y el presidente Fidel Castro pactaron una especie de apertura, una especie de acuerdo mutuo en donde se respetara la revolución. El Vaticano se pronunció entonces a favor de un cambio, de una transformación pacífica en Cuba y en contra de cualquier gesto violento por primera vez.

¿Desde ese entonces empezó la mediación de la Iglesia?

Mire, posterior a la visita del papa Juan Pablo II hubo los primeros murmullos de formación de partidos, no llegaban a llamarse partidos, pero empezaron a formarse grupos y líderes que uno decía: “Este es el futuro partido demócrata cristiano”, eso se terminó un poco cuando subió George Bush a la Casa Blanca y desde entonces hemos estado en una década de subidas y bajadas.

En cuanto a las relaciones económicas entre Estados Unidos y Cuba, ¿qué tanto depende de que sea un gobierno demócrata el que siga en el poder?

Yo no soy oráculo ni sé lo que piensa Barack Obama, pero lo que se puede deducir es que desde la óptica de Washington, sienten que con este acercamiento el efecto norteamericano será arrollador para Cuba. El reto realmente es para Cuba, no para Estados Unidos, de ¿cómo Cuba valora su integridad cultural? Y por otro lado, ¿cuán importante es la conservación del partido comunista y la forma en que ejercite el poder? Eso son retos para el futuro.

¿Qué tan preparada está Cuba para luchar contra esa emancipación cultural y económica que se viene sobre Estados Unidos?

Los cubanos de la calle dicen que están listos, pero cuando se habla con funcionarios, ellos están más preocupados porque se dan cuenta de que la realidad del Estado cubano es de un país chico. Un país bastante eficiente considerando su tamaño, con los líos que tiene cualquier estado, pero también a salvo de problemas que padecen otras naciones, como el narcotráfico, las pandillas, etc. Cuba todavía está muy a salvo.

¿Cuba todavía está a salvo de qué?

Si yo fuera funcionario cubano estaría muy preocupado por el futuro de la isla, por su excepcionalidad: ¿Cómo van a conservar la seguridad que tienen? En Cuba ha habido un trueque, hay privación de algunos derechos civiles y se han cambiado por una paz interna. Sería interesante hacer un debate en la región sobre qué es mejor, porque países como México y Honduras son democracias, pero ¿estarán mejor?

¿Entonces usted piensa que la democracia no es el mejor sistema político?

Estoy diciendo esto como una provocación a mis propios conciudadanos. A veces los momentos históricos son arrolladores y suceden las cosas de otra manera a como uno lo contempla. Yo sé que el partido comunista en Cuba no quiere abrirse del todo y perder el control político, teme lo que pude venir después.

¿Pero no sería bueno para Cuba que políticamente las cosas cambiaran?

No estoy a favor de un sistema u otro, pero yo sí conozco la región muy bien y me doy cuenta de que hay una gran diferencia entre Cuba y los demás. El hecho de que hayan logrado lo que hoy tienen, no ser un narcoestado, como muchos, es una virtud y los norteamericanos lo piensan así también.

¿No cree usted que todo conducirá en algún momento a que Cuba adopte un sistema democrático?

Hay que remover y debatir los esquemas con los que hemos estado mirando las cosas, sobre todo en esta coyuntura. Pero, por supuesto, yo creo que va a haber más presión de Cuba para democratizarse, eso es obvio.

¿Con la nueva realidad económica podrá resistir Cuba la influencia norteamericana en todos los aspectos?

Los norteamericanos van a ganar un espacio de operatividad en Cuba que habían perdido. Ganarán terreno a través del turismo, de la apertura de negocios e inversión. Cuando un país tiene inversionistas en otro, puede hablar un poco más allá. De hecho, Obama ha dicho que van a seguir insistiendo para que la sociedad civil tenga más libertad, eso es una espina para los cubanos, estamos ante un juego de ajedrez.

¿En Cuba podría suceder lo que pasó en China, donde el mercado permeó el país en todos sus aspectos, pero el poder político lo sigue manteniendo el partido?

Así es como quisieran los cubanos que sucediera, pero ni China opera en una burbuja completamente como lo ha estado Cuba en medio de un mundo globalizado. De momento, pareciera que los cubanos están empeñados en mejorar su nivel de vida económica, están menos hastiados porque pueden viajar libremente, antes no. Además de expresiones culturales que tienen un toque político. Lo que estoy viendo es una especie de apertura paulatina en algunos aspectos de la sociedad y muy veloz en otros.

¿Cuáles son esos cambios tangibles que sustentan transformaciones que el mundo prevé para Cuba?

Hace un año, en el escenario norteamericano se daba mucho palo a Cuba porque no se permitía el uso de internet y después se pudo ver a los chicos en las calles feliz usándolo. Los mismos cubanos nos sorprenden a veces con lo que están dispuestos a hacer, ya parecen haber zanjado esa preocupación. La globalización de todo a través de internet produce de todas maneras erupciones un poco inesperadas.

Sin embargo, los opositores no concuerdan en decir que eso sea suficiente para un cambio en términos políticos.

Estamos en una época en que Cuba va a cambiar porque Fidel ya no es presidente, su hermano Raúl se retirará pronto y por primera vez, a partir del próximo año, no habrá un Castro en el poder.

¿Quién podría ser?

Se supone que el vicepresidente, Miguel Díaz-Canel. Yo creo que el futuro próximo esta trazado: habrá mayor prosperidad y apertura en Cuba. Pero hay algunos avances que logró el Estado que tal vez se vean amenazados.

¿Cómo cuáles?

En la medida en que el Estado empiece a retroceder ante la posibilidad de una nueva economía y que la gente empiece a suplir sus propias demandas y exigencias, habrá gente que cae por la grieta, como los indigentes, los ancianos, los discapacitados. ¿Qué pasará con la gente que fue cobijada por el Estado cubano? Ese es el gran reto.

¿Cree usted que esas conquistas y prácticas sociales se acabarán por cuenta de las relaciones con Estados Unidos?

Es un tema muy importante en Cuba, entre la misma gente del partido comunista es toda una polémica. Pero hay mucha gente que piensa que es así. Hay que mirar los otros países comunistas en su tránsito al capitalismo para entender la preocupación.

¿Necesariamente el tránsito a una economía de mercado es un fracaso?

Rusia es un Estado mafioso, ¿quién está cuidando a los viejos o a los pobres? Es un Estado casi feudal, no hay un Estado de Derecho. Cuba es claramente diferente, hay gente que se preocupa mucho por no perder las prebendas sociales ante la inminente apertura hacia el mercado. Y con razón están preocupados, porque en el mundo en países capitalistas es una discusión constante entre izquierda y derecha.

En medio de este nuevo panorama de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, ¿cuál es el papel que juega Venezuela?

De momento Venezuela es como “el problema”, es un país en picada. No se tiene que tomar partido por Maduro o por la oposición. Es obvio para el mundo entero, incluyendo a los cubanos, que allá tienen un lío mayor.

A pesar de su cercanía ideológica y económica, ¿son los cubanos conscientes de la gravedad de la situación de Venezuela?

Yo no quisiera poner palabras en la boca de los cubanos, pero encuentro que los cubanos no están atrás en su análisis. Ellos sí están al tanto de lo que pasa en Venezuela en cuanto a la falta de orden, inseguridad, la picada en el precio del petróleo, el lío con Colombia, etc.

Por Camila Zuluaga

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