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De Baruta a Miraflores

Fue reelegido en Baruta como alcalde y en Miranda como gobernador. Henrique Capriles es optimista en su segundo intento por llegar a la Presidencia de Venezuela.

Diego Alarcón Rozo / Enviado Especial Caracas
13 de abril de 2013 - 09:00 p. m.
Henrique Capriles durante un acto de su campaña en Valencia, Venezuela. / AFP
Henrique Capriles durante un acto de su campaña en Valencia, Venezuela. / AFP

Los empleados de la Alcaldía de Baruta podrían decir que algo olía muy mal cuando Henrique Capriles ocupaba la silla del alcalde de éste, uno de los cinco municipios de Caracas. No tenía nada que ver con la gestión: era el río Guaire que pasaba justo enfrente de la sede y que en los días de lluvia removía los residuos de aguas negras que el casi usual sol picante de Caracas había secado. La sede sigue funcionando en ese edificio de 10 pisos, de fachada blanca y roída, que da a la avenida Principal Colinas de Bello Monte. Funciona como sede complementaria, porque el edificio central está en el llamado Pueblo de Baruta, una obra del candidato de la oposición.

La avenida Principal Colinas de Bello Monte está en buen estado, sin huecos. Una buena porción de los vecinos de Baruta —unos 320.000 habitantes en total— recuerda que entre 2000 y 2008 el alcalde fundador del partido Primero Justicia se empeñó en mejorar la calidad de la infraestructura municipal. Fue él quien llevó la sede central al Pueblo de Baruta, una plaza en la que antes había “sólo un Cristo y nada más”, como dice la señora María Flórez, sentada en una de las jardineras donde ahora hay arbustos verdes y un grupo de niños juega fútbol. El Cristo sigue allí, aunque hoy está escoltado por un moderno edificio gris de ventanas atravesadas por tubos de metal. Allí pasa sus días el alcalde Gerardo Blyde, su sucesor en 2008.

Difícilmente se encontrará en Caracas un mejor símil para definir las intenciones que tiene Henrique Capriles al aspirar a la Presidencia, y no es necesario que sus seguidores digan que la sede frente al río Guaire representa al “socialismo del siglo XXI”. El edificio todavía funciona y en la recepción está Julio Flórez, que nada tiene que ver con la señora María. Es del personal de la oficina de Atención al Ciudadano: un voto para Henrique Capriles, a quien describe como un “buen jefe”.

La avenida Prados del Este fue repavimentada en su totalidad por la administración del candidato opositor y es una de las principales vías del municipio. Está en perfecto estado, como lo está también el desvío que se desprende hacia el sector popular de Las Minas, donde Capriles fundó el Ambulatorio de Las Minas de Baruta, un centro hospitalario asistencial para la población sin recursos. Pero “yo no quiero a Capriles, porque no me cumplió”, arremete María Flórez, de 78 años, nacida y crecida en el municipio.

En 2002, Flórez tuvo la oportunidad de charlar con el alcalde en un acto público, a pocas cuadras de la plaza del Cristo. Le pidió una vivienda porque no tenía familia y pasaba sus días alquilando un cuarto para pasar las noches. Entonces Capriles dijo que La Casa de Todos, un edificio público al sur del parque, iba a ser asignado como vivienda para la tercera edad. Sería una promesa incumplida, porque ahora La Casa de Todos siguen siendo oficinas.

La señora María está descansando en el Pueblo de Baruta porque está tomando aire antes de partir al hospital Vargas, donde le tratan la desviación de la columna que la hace padecer. Sigue reuniéndose todos los miércoles con el Club de Abuelos de Baruta, que trabajan como colectivo para buscar atención. El de ella es un voto para Nicolás Maduro.

“Henrique es el único alcalde que ha sido reelegido en Baruta”, advierte esperanzada María Auxiliadora Dubuc, quien acompañó a Capriles durante su alcaldía como directora de secretarías, y comienza a disparar frases: “Avenida Prados del Este, repavimentada totalmente. Vía principal de La Trinidad, repavimentada totalmente. Avenida Río de Janeiro, repavimentada totalmente, Las Mercedes...”. Difícilmente encontrará a alguien más “generoso, transparente, colaborador con el prójimo y del más necesitado” que Henrique Capriles Radonski, a quien su optimismo proyecta en el Palacio de Miraflores.

Su paso por la Alcaldía de Baruta fue algo así como su despertar político. De allí saltó a la gobernación del estado de Miranda, en la que fue reelegido en diciembre pasado, cuando derrotó al ahora canciller del Gobierno, Elías Jaua. En 2008 su lema fue “En Miranda algo bueno va a pasar”. Eliminó el futuro y lo convirtió en presente: “Algo bueno está pasando”. Desde la teoría, Capriles tiene una ventaja sobre Maduro: los casi 6,5 millones de votos que consiguió cuando enfrentó a Hugo Chávez. Hoy necesita más que eso para ganar contra un rival que pone a prueba su apoyo popular.

Por Diego Alarcón Rozo / Enviado Especial Caracas

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