El exmandatario insistió en que irá a Caracas el próximo mes para la defensa de los opositores presos Leopoldo López y Antonio Ledezma y aseguró que, en caso de que se le impida su entrada al país, seguirá haciendo asesoramiento externo.
“Quiero tener la oportunidad de ver a los presos en la cárcel y quiero tener la oportunidad de asistir al juicio oral”, agregó González, al tiempo que aclaró que su intención no es “forzar una situación de crisis ni cometer una injerencia”. El exmandatario español fue declarado persona non grata por el parlamento venezolano y ha sido advertido sobre la imposibilidad legal de que asesore a los presos.
Sin embargo, el abogado de López, Juan Carlos Gutiérrez, aseguró que “el expresidente, abogado de profesión, no necesita visa de trabajo para una asesoría, pues no tendrá una remuneración”.
La presencia en Venezuela de Felipe González, una figura reconocida de la izquierda democrática, le da visibilidad al tema de la politización de la justicia en ese país, explican analistas, un tema sobre el cual América Latina ha guardado silencio, según Daniel Machado, analista español, “quizás para evitar una arremetida del gobierno de Maduro”.
González ya ha intercedido por otros presos políticos latinoamericanos. Durante la dictadura de Augusto Pinochet logró liberar a detenidos por razones políticas. El gobierno del general había discutido si debía permitir o no el viaje. Finalmente, González pudo visitar en la cárcel de Capuchinos a sus defendidos, Erich Schnake y Carlos Lazo, socialistas chilenos condenados por tribunales de guerra a largas penas de prisión. ¿Maduro se negará a lo que una vez permitió el dictador?