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Con deshielo EEUU-Cuba, litigio entre Chile y Bolivia pasa a primer plano

Expertos resaltan que el conflicto boliviano-chileno es mucho más antiguo que el que Estados Unidos y Cuba se proponen desactivar.

EFE
02 de julio de 2015 - 10:53 p. m.
AFP / AFP
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 Con el anunciado restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, que permitirá reabrir las embajadas este mismo mes, las diferencias entre Chile y Bolivia por la demanda marítima pasan a ser el conflicto más enconado en América, sin que se aviste una solución en el horizonte. (Vea: El legado político de Obama)

Aunque seguirá habiendo fricción entre Washington y La Habana mientras esté vigente el embargo estadounidense a Cuba, la reapertura de las embajadas prevista para el 20 de julio es vista como un paso decisivo hacia la normalización de las relaciones, algo que Bolivia y Chile están por ahora lejos de emular.

Los lazos cubano-estadounidenses, reforzados por la ayuda que EE.UU. prestó a Cuba para independizarse de España en 1898, quedaron rotos en 1961 a causa del alineamiento cubano con el bloque soviético, en plena guerra fría.

Al año siguiente, por motivos muy distintos, Bolivia y Chile suspendieron sus relaciones diplomáticas a nivel de embajadores y, salvo por un paréntesis de tres años (1975-1978), se han mantenido así hasta la fecha.

El conflicto boliviano-chileno es mucho más antiguo que el que Estados Unidos y Cuba se proponen desactivar.

Se remonta al siglo XIX, a una guerra en la que Bolivia perdió una vasta extensión de territorio (120.000 kilómetros cuadrados) y con ella su condición de país ribereño del Pacífico.

Hasta 1879, cuando según su versión tropas chilenas invadieron el país sin una declaración previa de guerra, Bolivia tenía 400 kilómetros de costa.

Ciento treinta y cuatro años después, el Gobierno boliviano sigue reclamando una salida soberana al mar y desde 2013 tiene planteada una demanda ante la Corte Internacional de Justicia en busca de un fallo que "obligue" a Chile a negociar de buena fe una solución.

Sin embargo, Chile no ha cambiado su postura de que el asunto de los límites bilaterales quedó totalmente definido por un acuerdo de paz suscrito libremente por ambos países en 1904 e incluso en su alegato oral ante el tribunal internacional en mayo pasado le ha pedido que se declare incompetente en este caso.

Según la opinión generalizada el proceso de deshielo cubano-estadounidense va a permitir una nueva era en las relaciones de EE.UU. con América Latina, en las que el antagonismo de la superpotencia con el único país comunista del continente ha gravitado de manera notoria.

El expresidente boliviano Carlos Mesa, representante y portavoz oficial de la demanda marítima de su país ante la CIJ, opina que también el litigio de su país con Chile es un obstáculo en las relaciones entre las naciones americanas.

"Si hay una piedra que está entorpeciendo el proceso pleno de integración suramericana es el tema del enclaustramiento forzado de Bolivia", consideró Mesa esta semana precisamente durante una visita a Cuba con el fin de exponer los argumentos bolivianos para reclamar el fin del enclaustramiento geográfico.

Mesa no cree que haber recurrido a la CIJ sea un acto "inamistoso" hacia Chile y apuesta a resolver las cosas por la vía pacífica del diálogo y la negociación.

El regreso a la presidencia de Chile de la socialista Michelle Bachelet en 2014 no ha supuesto una mejora del clima entre los dos países, pese a que ideológicamente ella está más cerca del presidente boliviano, Evo Morales, que su antecesor en La Moneda, el conservador Sebastián Piñera.

Durante su primer gobierno, de 2006 a 2010, Bachelet acordó una agenda con Morales para mejorar las relaciones entre los dos países en la que se mencionaba la necesidad de mantener un diálogo bilateral sobre el tema marítimo desde una perspectiva constructiva.

Sin embargo, no hubo grandes avances y en 2013 Bolivia decidió elevar el asunto ante la Corte de La Haya.

Las diferencias por cuestiones territoriales entre países latinoamericanos han dado pie en los últimos 20 años a numerosas demandas en la CIJ, lo que indica que la región apuesta por las soluciones pacíficas y no por el uso de la fuerza.

Sin embargo, la última guerra librada en América Latina fue por límites. Perú y Ecuador se enfrentaron en enero y febrero de 1995 por una zona de selva de la cordillera del Cóndor, sin que hubiera una declaración formal de guerra.

El conflicto se resolvió con la intervención de los países garantes de un protocolo de paz entre ambos países (Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos) y se zanjó definitivamente con la demarcación definitiva de la frontera.

Tras subrayar que "lo que demanda Bolivia es justicia", el vicepresidente de ese país, Álvaro García Linera, señaló hoy en Santiago que el problema con Chile por el acceso al mar "es una herida que sangra en el cuerpo latinoamericano" y que "ya es tiempo de cerrar esa herida con las herramientas del siglo XXI".

Por EFE

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