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Despedida a los pies de los Alpes

Médicos y técnicos de la Cruz Roja se preparan para atender a los allegados.

Rebeca Carranco / El País
27 de marzo de 2015 - 05:00 p. m.
AFP / AFP
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Siete autobuses, silenciosos, escoltados por policías, por la Cruz Roja y equipos médicos llegaron a las 16.10 del jueves a los Alpes. En ellos viajaban más de 200 familiares de las víctimas del Airbus A320 que se estrelló el martes contra el macizo de Trois Évêchés. Llegaron a Le Vernet, el municipio más cercano al pico contra el que impactó el avión. (Leer Copiloto que habría ocasionado accidente de avión en Francia tenía incapacidad médica).

Lentos, bajaron de los vehículos y caminaron hasta los pies de los Alpes, ante un paisaje que, en otras circunstancias, podría definirse como bucólico. La comitiva que les esperaba preparó una pequeña ofrenda, con banderas de todas las nacionalidades de las víctimas. Allí, a los pies de la montaña, rindieron homenaje a sus seres queridos. (Ver galería Tareas de rescate en los Alpes franceses).

'Terapéuticamente pensamos que era mejor no venir, porque aquí no podrán ver ni los cuerpos, ni los efectos personales de las personas que han perdido', explica Jordi Sánchez, coordinador del equipo de 11 personas de los Servicios de Emergencias Sociales del Ayuntamiento de Barcelona que se ha desplazado a la zona. Las últimas noticias sobre el accidente suponen además 'un componente que no favorece', añade Toni Sánchez, que dirige el grupo de nueve personas de la Cruz Roja en el lugar. Pero ambos entienden la necesidad de algunas personas de acercarse hasta el sitio en el que murieron las personas que querían.

La intención era que los familiares, después de otro pequeño acto de homenaje en Seyne-les-Alpes, regresasen a sus casas. 'Pero por si acaso, si han dispuesto alojamientos en la ciudad', explicó Sánchez, que recordó que ahora una de sus funciones es ayudar y hacer entender a los familiares que sus sentimientos, ya sean de ira, culpabilidad o tristeza, son normales, y que con el tiempo se irán calmando.

Tanto en Seyne-les-Alpes como en Le Vernet, la población se ha volcado. 'Es terrible, tengo ganas de llorar', comentaba Gerard Maroselli, de 70 años. Él vive en Le Vernet, tiene una pequeña casa de madera con dos habitaciones. 'Es para ellos, para quienes quieran venir'.

Mientras, las tareas de rescate de los cadáveres y de los restos del avión pueden alargarse durante semanas.

Por Rebeca Carranco / El País

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