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Diplomas a la basura en Francia

Un documento del Ministerio del Interior convierte en indocumentados a los estudiantes extranjeros que terminan su carrera y se quedan en el país.

Ricardo Abdahllah / París
18 de octubre de 2011 - 11:16 p. m.

“Yo le aconsejaría que esperara”, dice el representante de una firma especialista en trámites de permisos de trabajo para los extranjeros al servicio de grandes empresas francesas. El caso es el siguiente, un latinoamericano, abogado con maestría de una universidad parisina, recibe una oferta de trabajo en una multinacional francesa. Ahora debe cambiar su estatus de ‘Estudiante’ a ‘Asalariado’. Para legalizar su contrato cuenta con un compromiso escrito de la empresa, además de todos los requisitos, diplomas, experiencia y un salario largamente superior al mínimo legal. “No le van a autorizar ese cambio”, dice el hombre al otro lado del escritorio. “Desde la circular, a nadie se lo han dado”.

Aunque los requisitos para que un estudiante extranjero pueda ser contratado por una empresa francesa siempre han sido complicados, pues es obligatorio que el salario sea elevado, el puesto coherente al detalle con los estudios realizados y los profesionales disponibles en el área escasos, el trámite no solía prolongarse más allá de algunas semanas y los rechazos, aunque frecuentes, no correspondían a la mayoría de los casos. Por esa razón, muchos recién graduados extranjeros de las universidades francesas, que pasaron los últimos meses del año escolar entre hojas de vida y entrevistas antes de obtener proposiciones de trabajo, empezaron en julio a realizar los trámites para comenzar o continuar su vida laboral en Francia. “Las historias de excusas para no entregar formularios, de trámites que no avanzan y de solicitudes rechazadas empezaron a escucharse en todos los centros académicos, pero cada quien creía que era sólo su caso”, dice Vincent Chauvet, estudiante de la Haute École de Commerce de París y miembro del Colectivo 31 de Mayo, fecha sobre la circular marcada NOR IOCL1115117J y firmada por los ministros del Interior y del Trabajo y cuyo asunto es: control de la inmigración profesional...

El Colectivo confirma que no tiene información de autorizaciones entregadas después del 31 de mayo. Desde entonces sólo se han recibido respuestas negativas o clásicas: “Vuelva en una semana”. “Las empresas no pueden esperar tanto, así que lo que hacen es preguntar por teléfono al candidato si es francés. Si no es el caso, no lo llaman ni siquiera a una entrevista de trabajo”, dice Fatima Cheouab, portavoz del Colectivo.

El 13 de octubre, en la Plaza de la Sorbona, cerca de quinientas personas se reunieron entre la puerta de la universidad y el bulevar Saint-Michel para la primera manifestación en la vía pública contra la nueva política hacia los estudiantes extranjeros. Vestidos con cascos, batas o corbata, como para el primer día de trabajo al que no irán porque las autorizaciones no llegan, los estudiantes extranjeros recibieron un ‘diploma’, lo levantaron orgullosos y luego desfilaron para romperlo y botarlo en una bolsa de basura. “Es que para eso sirve un diploma cuando uno no tiene permiso para trabajar”, dice Othmane.

“El Gobierno habla de 200 casos de rechazo, sin mencionar que muchos trámites ni siquiera comienzan, o duran tanto tiempo sin resolverse que el estudiante pierde su posibilidad de empleo y, como ha terminado el año escolar, su condición de estudiante. Nosotros hemos recibido 8.000 denuncias y creemos que potencialmente pueden ser 34.000 los estudiantes que se verían afectados”, dice Chauvet.

Lucía, mexicana, es estudiante de filosofía, pero hace parte de un programa de administración de alto nivel pensado para los estudiantes de humanidades. De 300 admitidos, dos son extranjeros. En espera de su autorización de trabajo, la empresa que la contrata cambió su contrato indefinido por uno a término fijo hasta el próximo 4 de noviembre, día en el que expira su actual visa de estudiante. Entonces, con seguridad le será muy difícil encontrar un nuevo trabajo. “Yo pedí mi autorización en septiembre de 2010”, afirma un estudiante congolés, con una doble maestría, que prefiere no decir su nombre. “Desde entonces no tengo papeles y sin papeles no puedo trabajar. Hago lo que puedo y pido plata prestada mientras llega el día de la autorización. Antes de junio, me daban un certificado de que estaba en trámite. Ahora sólo me dicen que espere la respuesta”.

Cuando Claude Guéant llegó al Ministerio del Interior, su nombramiento fue visto como el del hombre que ayudaría a Sarkozy a ganar votos entre los seguidores del Frente Nacional con miras a las elecciones presidenciales del próximo abril. Desde que asumió sus funciones, el pasado febrero, Guéant se ha mantenido en los titulares de prensa por su apoyo a la llamada ‘política de la cifra’, promovida anteriormente por los exministros Brice Hortefeux y Eric Besson, y que él ha querido llevar mas lejos prometiendo 30.000 expulsiones anuales de inmigrantes clandestinos y una reducción del 50% de la inmigración legal, que pasa por los estudiantes y graduados extranjeros de alto nivel.

El pasado martes 11, Laurent Wauquiez, ministro de Educación Superior anunció que la circular sería modificada, lo que varios medios franceses señalaron era un duro revés para la política del ministro Guéant. Visiblemente molesto, el hombre fuerte de Sarkozy replicó dos días después que no hará ninguna modificación.

Por Ricardo Abdahllah / París

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