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Drones de EE.UU. vuelan a Níger

Las aeronaves pueden rastrear el movimiento de los grupos islamistas en el norte de África. También podrían atacar.

Daniel Salgar Antolínez
30 de enero de 2013 - 10:00 p. m.
Un dron estadounidense Predator, equipado con misiles, en el aeropuerto militar de Kandahar, Afganistán./ AFP
Un dron estadounidense Predator, equipado con misiles, en el aeropuerto militar de Kandahar, Afganistán./ AFP

Estados Unidos llegó a un acuerdo con Níger para establecer en el país africano una base de aviones no tripulados (drones). La llegada de las aeronaves sirve como refuerzo a la lucha antiterrorista que lidera el ejército francés en Malí, país que comparte fronteras al nororiente con Níger. El uso de drones, sin embargo, ya ha tenido devastadores efectos en otras naciones como Somalia y Pakistán, daños que empiezan a ser investigados por la ONU.

El apoyo de EE.UU. a las fuerzas de Francia ha consistido en proveer equipos de transporte para las tropas y otra clase de tecnología y logística. Sin embargo, hasta ahora EE.UU. no tiene un rol militar directo en esta lucha contra las milicias islamistas en Malí, que ya se han ido de tres ciudades (Gao, Tombuctú y Kidal).

Joseph Trevithick, analista de Global Security, explica a El Espectador que EE.UU. ha prestado, además de cierta maquinaria, información de inteligencia a las fuerzas francesas, como “imágenes satelitales y videos tomados por drones, aunque los detalles sobre esta ayuda no han sido especificados”.

Johana Mendelson Forman, analista del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, explica a este diario que los drones estadounidenses apoyan a las tropas francesas al proporcionar seguridad fronteriza y vigilancia de las rutas usadas por los grupos insurgentes para traficar bienes ilícitos como drogas o armas. “Como hay una mínima presencia del Gobierno en zonas controladas por los rebeldes, los drones proveen ojos extras para la operación francesa”.

Fuentes del gobierno estadounidense han aclarado que Níger abrió las puertas para que los drones de EE.UU. obtengan información sobre los movimientos de los islamistas, que ante la llegada del ejército galo a Malí se están dispersando por las profundidades del desierto de Sahel y el Sahara, lo cual representa una amenaza expansiva de esas milicias en la región. Ya han atentado en Argelia, y en Nigeria hay presencia de grupos armados vinculados a Al Qaeda.

El doctor en economía, especialista en geopolítica estadounidense y decano de Economía de la Universidad Santo Tomás, Carlos Martínez, explica a El Espectador que los drones de EE.UU. sirven como un anillo de seguridad para la operación de Francia en Malí. Sin embargo, la cooperación entre Níger y Washington también está enmarcada en el interés norteamericano en los recursos naturales: “En los últimos cinco años EE.UU. ha incrementado su presencia militar regional y sus inversiones en los recursos energéticos, para de alguna manera, junto con la Unión Europea, compensar la presencia de China en el continente africano”. Níger, el país más poblado de África, cuenta con gas natural, oro y petróleo, entre otros.

Oficialmente, EE.UU. sólo tiene una base de drones en África, ubicada en Djibouti, pero con estos aviones ha hecho misiones en otros países del continente. Trevithick dice que EE.UU. ha realizado operaciones al oriente —con aviones tripulados y no tripulados— en Etiopía y Uganda, para proveer información de inteligencia a los norteamericanos y sus aliados. “Una operación similar con aviones tripulados se ha estado realizando en Burkina Faso (fronterizo con Malí). Drones armados también han operado en el Cuerno de África, para atacar a terroristas o sospechosos de terrorismo en países como Somalia”.

Yemen, Pakistán, Afganistán e Irak son otras naciones a donde han llegado estas naves. Los efectos de sus misiones son motivo de controversia. Según Martínez, el problema de esa “guerra electrónica” es que no hay responsables jurídicos de las intervenciones. “No hay a quién culpar porque el dron no tiene tripulantes. Quienes lo controlan desde otro lugar son anónimos. Es una guerra de ‘alta precisión’, pero de efectos colaterales graves. Como no hay conexión informativa entre tierra y aire, el dron puede atacar el objetivo pero afectar a otras personas”.

La cantidad de muertes de civiles a causa de estos ataques es desconocida, debido a que las operaciones se realizan en terrenos remotos y hostiles. El Centro para el Periodismo Investigativo de Londres estima que, sólo en Pakistán, desde 2004 han ocurrido 362 ataques con drones, en los que han muerto 3.461 sospechosos y alrededor de 891 civiles.

La ONU, en vista de la incertidumbre y el avance de la guerra tecnológica, acaba de iniciar la primera investigación internacional al programa estadounidense de aviones no tripulados, a pesar de la resistencia de Obama —que ha hecho de los drones un pilar de su política militar—. Ben Emerson, relator especial para los derechos humanos y el contraterrorismo, presentará en mayo ante la Asamblea General los resultados de la indagación sobre 25 ataques con drones en Afganistán, Pakistán, Yemen, Somalia y Palestina, en los que se sospecha que murieron civiles. La investigación, señaló Emerson a Danger Room (un blog de la revista Wired), no descarta adquirir evidencia sobre “crímenes de guerra”.

Por Daniel Salgar Antolínez

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