El “apartheid israelí” visto desde Sudáfrica

Para Kwara Kekana, en Israel se reviven aspectos que vivieron los negros sudafricanos: detenciones arbitrarias, demolición de casas, formación de bantustanes, entre otras.

Daniel Salgar Antolínez
23 de abril de 2016 - 03:42 a. m.

Kwara Kekana es una joven sudafricana, portavoz de Boycott Divestment and Sanctions (BDS) en su país y miembro de su mesa directiva. El BDS es un movimiento que impulsa un boicot global contra Israel. Kwara está en Colombia, en la “Semana contra el Apartheid Israelí”, y habla sobre su visión del conflicto entre Israel y Palestina.

Más de 200 eventos en Sudáfrica en la Semana contra el “Apartheid” Israelí. ¿Por qué tanto movimiento allá?

Los eventos contra el apartheid israelí comenzaron en las universidades de Canadá hace 12 años. En Sudáfrica, hace seis o siete. Era una campaña para mostrar preocupación por la lucha de los palestinos por su derecho a la autodeterminación. Esa preocupación creció. Mucha gente quiso involucrarse. Esto sucede por la experiencia de la solidaridad internacional con los sudafricanos durante nuestro apartheid. Ahora la campaña es una de las más grandes del mundo.

Hay similitudes y grandes diferencias entre el conflicto sudafricano y el palestino-israelí. ¿Cuáles son?

Cuando decimos que hay un régimen de apartheid en Israel, no lo vemos como un caso igual al sudafricano, sino como un caso de apartheid frente a la ley internacional. Sudáfrica es un caso de estudio. Hay varias similitudes. Por ejemplo, lo que nosotros llamábamos detenciones sin juicio serían las detenciones administrativas que son comunes en Israel. Otro ejemplo es el de los presos políticos.

También hay similitud en las prácticas para aislar a Israel. Ese es el compromiso del BDS. El movimiento de liberación nacional de Sudáfrica también tenía aspectos de boicot, desinversión y sanciones en lo académico, en lo cultural, en lo deportivo, en lo militar... Son tácticas similares que se aplican para presionar a un estado a que cumpla la ley internacional.

¿En qué consisten esas tácticas?

Hablemos de las campañas de aislamiento en Sudáfrica. En 1959, el Movimiento Nacional de Liberación llamó a una campaña de aislamiento con cuatro principios: lucha armada, movilización masiva, movimientos de resistencia interna y solidaridad internacional. Por dar otro ejemplo, con esto en 1970 Sudáfrica estaba excluida de casi todos los eventos deportivos. Se le exigía seleccionar a los atletas con base en el mérito, no en el color de la piel. Hacia 1980, instituciones académicas internas manifestaban su rechazo a las políticas de apartheid.

¿Cuáles son los principales logros del BDS contra Israel?

A nivel global, el BDS se ha vuelto mainstream. El gobierno israelí cambió la responsabilidad del BDS del Ministerio de Relaciones Exteriores al de Asuntos Estratégicos, el cual trata asuntos como el pacto nuclear con Irán y las relaciones diplomáticas con EE. UU. Así que han elevado la campaña de BDS al nivel de una amenaza nuclear. Eso es para nosotros una indicación del fortalecimiento del movimiento.

Decimos que las compañías no pueden seguir ganando a partir del sufrimiento de otras personas. La salida de la compañía de seguridad G4S del mercado israelí es una de las más grandes victorias. Esa empresa proveía sistemas de seguridad para las cárceles, los asentamientos ilegales y los puestos de control militar israelíes. Decidió salir por presión del BDS. Como éste, hay otros logros relevantes.

¿Qué han logrado en Sudáfrica?

Lo más importante es que el partido gobernante resolvió en 2014 que sus representantes no pueden viajar a Israel. Hay una prohibición. También se han identificado compañías que obtienen ganancias a partir de la ocupación israelí, como G4S, Caterpillar y Cape Gate, las cuales son excluidas de los negocios con el Gobierno.

Colombia está en proceso de consolidar un TLC con Israel. ¿Qué mensaje trae al respecto?

Acabamos de publicar una carta firmada por más de 100 organizaciones que dicen que eso no debe suceder. Tanto apoyo es importante para presionar al Gobierno a que no lo haga. No hacer negocios con Israel es una forma de desaprobar las violaciones a la ley internacional por parte de ese país. Se trata también de no apoyar compañías que se lucran con la ocupación ilegal. Es una manera seria de expresar solidaridad con los palestinos.

Como sudafricana, ¿cree que hay racismo en Israel?

El régimen israelí es racista contra los palestinos. Si uno mira las definiciones de la ONU sobre apartheid, encuentra que se trata de opresión de un grupo racial sobre otro. Una definición más amplia incluye elementos de etnicidad, raza, religión, nacionalidad, entre otros. El régimen israelí usa la religión para oprimir. Esa es una forma de racismo. La necesidad de establecer un Estado judío, a costa de su propia población no judía, es problemática y racista.

Algunas características clásicas del apartheid sudafricano se repiten en Israel. Ya lo dije, arrestos arbitrarios, pero también demolición de casas, construcción de asentamientos judíos ilegales, restricciones al movimiento a través de check points, imposición de toques de queda. Medidas muy similares a las impuestas a los negros sudafricanos. Los negros tenían que registrarse para pasar de unas zonas a otras. Si estaban en determinada zona sin permiso, podían ser arrestados, en su propio país. Los sudafricanos también fueron relegados a bantustanes: 87 % del territorio fue entregado a la minoría blanca y 13 % a la mayoría negra. Esta última era una tierra no fértil, y aun así hoy la población negra sigue viviendo en ella. En el posapartheid sudafricano, tenemos aún mucho camino por delante. En el israelí tenemos más.

Por Daniel Salgar Antolínez

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