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El Chong Chon Gang: una vetusta embarcación con antecedentes de tráfico ilegal, proveniente de Cuba y rumbo a Corea del Norte, con la bandera del país asiático enarbolada, a punto de cruzar el Canal de Panamá. Cualquier otro entre los navíos que atraviesan a diario esa vía marítima generaba menos sospechas. El hallazgo por parte de las autoridades panameñas del material militar no declarado, oculto bajo 10.000 toneladas de sacos de azúcar en el carguero, parecía el fin de la aventura de un principiante en el tráfico de armas. Pero sería precipitado decir, a partir de este episodio, que los norcoreanos son poco ilustrados en el contrabando de armamento. Al contrario, debido a las restricciones que les ha impuesto Naciones Unidas, el régimen de la dinastía Kim figura entre los más expertos en eludir los controles aduaneros.
Desde las tres pruebas nucleares y de cohetes de largo alcance que realizó Corea del Norte en 2006, el Consejo de Seguridad de la ONU implementó un embargo a las armas de ese país. La resolución 1718 de la organización le prohíbe a Pionyang exportar e importar todo tipo de armas, menos las de pequeño calibre. Los países que quieran exportar armas al país asiático deben notificarlo con anticipación al Comité de Sanciones Norcoreanas de la ONU.
James Hardy, editor de Asia Pacífico para la revista de defensa IHS Jane’s 360, explica a El Espectador que, básicamente, la comunidad internacional no quiere que Corea del Norte adquiera armas nucleares y utiliza estas sanciones para evitarlo. “Las medidas son una mezcla de sanciones contra el material militar (armas, radares, etc.) y artículos de lujo (porque el régimen también tiene fama de traficar, entre otras cosas, piedras preciosas). Las sanciones más recientes también han apuntado a bancos sospechosos de actuar como conductos para el contrabando y otras actividades ilegales, dificultando el acceso de Corea del Norte a divisas fuertes, lo cual pudo haber hecho que el acuerdo con Cuba fuera más atractivo”.
Las sanciones del máximo organismo internacional pueden haber golpeado el mercado de los sistemas de misiles completos, pero las ventas de misiles de corto y mediano alcance no se han detenido. La industria armamentista sigue siendo el principal pilar de la economía del país. Según el gobierno de Corea del Sur, el tráfico de armas le reporta a Pionyang unos 117 millones de euros al año. El régimen tampoco ha detenido su programa atómico y espacial: el pasado 12 de diciembre puso en órbita el satélite Kwangmyongsong-3 y en febrero de este año realizó un ensayo nuclear por el cual se ampliaron las sanciones de la ONU en su contra.
Durante la última oleada de tensiones con Corea del Sur, en abril, el joven mandatario Kim Jong-un desafió a la comunidad internacional al anunciar que volvería a activar todas sus instalaciones nucleares, tanto para usos civiles como militares. Esa retórica amenazante contra sus enemigos del sur y contra EE.UU. le garantiza un lugar en la política internacional, en la que en todo caso se encuentra muy aislado. Sólo China, Irán, Cuba y Siria se consideran sus aliados.
Corea del Norte tiene una larga historia en la compra, comercialización y venta de armas, sobre todo en países en desarrollo de Oriente Medio, África y el sudeste asiático. Algunos analistas dicen que Pionyang ha favorecido desde 1990 las exportaciones de armas convencionales, así como de los equipos y componentes que se utilizan en las líneas de producción de misiles. Lawrence Dermody, investigador de tráfico ilícito para el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, siglas en inglés), explica a este diario que el método más común utilizado por los norcoreanos para contrabandear armas consiste en transportarlas en contenedores por vía marítima. “Los contenedores ofrecen una forma de ocultar la carga y confundir la propiedad de remesas ilícitas. Es el modo más asequible para transportar mercancías a nivel internacional”.
La empobrecida nación asiática usualmente intercambia de manera clandestina con otros países armamento y servicios técnicos por alimentos de primera necesidad o divisas. La técnica de ocultar carga bajo envíos a granel ha sido probada antes por los norcoreanos. En el caso de Cuba, según las declaraciones de La Habana y Pionyang, se trataba de un trueque de azúcar no refinada por la reparación de un obsoleto sistema de control de misiles de la era soviética.
Dermody menciona dos hechos que sentaron precedentes importantes en el contrabando de armas de Corea del Norte. El primero ocurrido en diciembre de 2002, cuando fuerzas estadounidenses encontraron 15 misiles Scud que iban a Yemen en el carguero norcoreano So San. El fracaso en detener ese envío llevó a la creación de la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación. El segundo, y el más citado al hablar del tráfico de armas norcoreano en contravención de las resoluciones de la ONU, ocurrió en 2009 en Tailandia, cuando un avión de carga que contrabandeaba armas convencionales fue detenido. La aeronave, que llevaba 35 toneladas de explosivos, granadas propulsadas por cohetes y componentes de misiles tierra-aire, provenía de Pionyang e iba hacia Irán, uno de los principales clientes de su armamento.
Esas son dos entre varias incautaciones de armas a Corea del Norte en diversas latitudes. Desde los años 90 hasta hoy se han documentado casos de contrabando de componentes de misiles Scud dirigidos a Egipto, Libia y Siria. También se han hallado partes de tanques con destino a la República Democrática del Congo, así como un componente para el funcionamiento de misiles balísticos de largo alcance que iba a Birmania (ver recuadros).
Con semejante prontuario en el tráfico de armas, algunos vieron el episodio del Chong Chon Gang como el intento frustrado de un norcoreano inexperto. Otros piensan que podría tratarse de un cebo que debía ser detenido mientras se contrabandeaba mercancía en otras embarcaciones.
Hardy aclara que, si bien puede parecer inexperto, según las autoridades panameñas la mercancía sólo fue descubierta cuando recibieron información filtrada, de modo que el contrabando había sido exitoso hasta entonces. El modus operandi del Chong Chon Gang no era muy diferente al de intentos anteriores por transportar armas no declaradas, “aunque, por supuesto, un barco con la bandera de Corea del Norte no deja de levantar sospechas”. La embarcación, además, ya había sido retenida en 2010 en Ucrania por traficar drogas y municiones. También se registra una sospechosa parada del navío en 2009, en la base naval rusa de Tartus en Siria.
Dermody añade que probablemente se trató de un asunto comercial: “Otro medio de transferencia podría haber hecho el acuerdo no rentable. El transporte aéreo es muy caro y habría aumentado la preocupación de las autoridades, al igual que colocar contenedores en un carguero extranjero”. Según Cuba, hay un gran volumen de material militar en el buque detenido en Panamá, 240 toneladas métricas de armamento defensivo obsoleto. “Eso no es fácil de ocultar de una manera muy sofisticada, sin que resulte una operación secreta demasiado costosa y lenta”.
Corea del Norte es sólo un actor en el mercado negro de las armas, que junto al narcotráfico y la trata de personas compone los tres negocios ilícitos más rentables del planeta. El Sipri documenta que cada año se transportan alrededor de medio billón de contenedores en el mundo. En un número relativamente pequeño de esos contenedores se esconden los envíos ilegales de drogas, residuos peligrosos, productos falsificados, productos de doble uso destinados a las armas de destrucción masiva, armas pequeñas y armas ligeras que terminan en manos de terroristas o en las guerras civiles. Por su propia naturaleza, las transferencias secretas exitosas no están documentadas. Sólo se sabe del tráfico ilegal cuando se producen incautaciones.
Los principales métodos utilizados para prevenir el tráfico ilícito de armas son los regímenes de control de exportaciones de los estados. Estos controles requieren de los exportadores un permiso para sacar mercancía y garantizar que los bienes serán utilizados finalmente por aquellos a quienes se dirigen. Según Dermody, “todo depende de que los estados utilicen los controles para mantener los embargos de armas de la ONU. Por desgracia, este no es siempre el caso. Algunos países carecen de la capacidad o la voluntad política para hacer cumplir estrictamente esas sanciones. Esto parece ser lo que pasó con Cuba y las sanciones de la ONU contra Corea del Norte”.
Las incautaciones más importantes de armas norcoreanas
2002
Dos barcos de la Fuerza Naval Española interceptaron en diciembre al carguero norcoreano So San en el Golfo de Adén, en el océano Índico, que tenía como destino Yemen y en el que se encontraron 15 misiles Scud. La operación de incautación se llevó a cabo con la autorización de la Casa Blanca.
2009
En agosto, las autoridades de Emiratos Árabes Unidos interceptaron en Dubái una carga ilícita de material bélico norcoreano en un buque que iba rumbo a Irán. Se hallaron diez contenedores con armamento liviano fabricado en Corea del Norte y otros equipos militares.
2009
En junio, la Marina de EE.UU. retuvo un buque norcoreano en el que se encontró un dispositivo de medición magnética, necesario para el funcionamiento de misiles balísticos de largo alcance, que iba a ser exportado a Birmania.
2009
Un avión de carga que contrabandeaba armas convencionales se detuvo en Bangkok. Las autoridades encontraron 35 toneladas de explosivos, granadas propulsadas por cohetes y componentes de misiles tierra-aire. La aeronave provenía de Pionyang e iba hacia Irán.
2012
En un barco carguero chino, en el puerto surcoreano de Busan, se incautaron 445 cilindros de grafito de fabricación norcoreana, susceptibles de ser utilizados para producir misiles balísticos, que iban camino a Siria.
Pionyang y los movimientos armados
Según el Congreso de Estados Unidos, Corea del Norte proporcionó armas a los Tigres Tamiles de Sri Lanka entre 2006 y 2009, así como a Hizbolá en el Líbano. El Departamento de Estado estadounidense sospecha que el régimen también hizo negocios en 2000 con la guerrilla del Frente Moro Islámico de Liberación en Filipinas. Otros reportes indican que Kim il-sung, el venerado fundador de Corea del Norte, armó en los años 70 no sólo a algunas guerrillas latinoamericanas, sino también a su amigo Robert Mugabe, el dictador de Zimbawue. Sus dos sucesores han seguido, con pequeñas variaciones de estilo, los lineamientos militares y políticos del fundador.