El canal interoceánico de Nicaragua visto desde China

Surgen nuevas dudas en torno al proyecto de hacer un canal interoceánico en Nicaragua. Una mirada investigativa desde China.

Santiago Villa / Beijing, China
29 de julio de 2014 - 11:34 p. m.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (izq.), estrecha la mano del empresario Wang Jing, presidente de la compañía china HK Nicaragua Development Gran Canal Interoceanico.  /  AFP
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega (izq.), estrecha la mano del empresario Wang Jing, presidente de la compañía china HK Nicaragua Development Gran Canal Interoceanico. / AFP
Foto: AFP - Inti Ocon

“Nuestro objetivo es contribuir al progreso de las civilizaciones mundiales. ¡Xinwei está haciendo historia! ¡Xinwei será una leyenda!”, anuncia el empresario chino Wang Jing en la página web de su compañía de equipos para redes e informática. Sin embargo, la empresa de su propiedad que ambiciona hacer historia no es Xinwei, sino HKND, o Hong Kong Nicaragua Development, que ya es famosa porque pretende construir un canal interoceánico en Nicaragua.

El canal de Nicaragua, que competiría con el de Panamá, se ha convertido en uno de los proyectos banderas del presidente Daniel Ortega. Sin embargo, entre más se indaga en este tema, más son las preguntas incómodas.

Primero, Wang Jing (42), el empresario encargado del megaproyecto, es un enigma hasta en la misma China, y su gobierno no sólo no lo respalda, sino que ha lanzado advertencias sobre el proyecto. Segundo, el vocero de la empresa, el ex alto funcionario boliviano Ronald MacLean-Abaroa (65), fue llamado en 2010 para rendir una declaración en Bolivia por una investigación en su contra y jamás se presentó. Tercero, el gobierno nicaragüense no ha podido dar cuenta de por qué no hubo una licitación para adjudicar la obra de infraestructura más grande de su historia, ni por qué le otorgó esta concesión a una empresa que no tiene mayor experiencia en ingeniería. Y cuarto, nadie en HKND ha querido explicar de dónde van a salir los US$50.000 millones que se necesitan para financiar la megaconstrucción.

“Hemos escrito sobre él, pero nunca hemos podido conocer su trasfondo. El hombre es un misterio”, nos dijo un periodista de un diario financiero de China hace poco más de un mes. En la prensa china Wang tiene el apodo de “el loco del canal”. Nació en diciembre de 1972 en Pekín y estudió finanzas y administración en Hong Kong. Figura como propietario de más de 20 empresas, entre ellas Skyrizon Aircraft Holdings, la ya mencionada Xinwei, una minera de oro y minerales preciosos en Camboya llamada Southeast Asia (Cambodia) Agriculture Development Group Inc., y 13 empresas relacionadas con el proyecto del canal de Nicaragua y creadas en Hong Kong, Holanda y las Islas Caimán.

No le gusta hablar de su familia y ha dicho que ningún miembro de ella ha estado ligado al gobierno. Él mismo ha insistido en que ni él ni su proyecto han estado vinculados al gobierno de China.

El gobierno chino ha dicho lo mismo en varias ocasiones. Según medios de ese país, el Ministerio de Comercio de China publicó una advertencia de riesgo en 2012, diciendo que China no tenía relaciones diplomáticas con Nicaragua y que el proyecto podría generar una disputa con Costa Rica. También les recordó a las compañías chinas que no participaran en el proyecto. La Cancillería, a su vez, ha insistido en que el gobierno no respalda a esta empresa.

Si no tiene el respaldo del gobierno de China, pues tampoco tiene su dinero, y el proyecto cuesta US$50.000 millones. En una entrevista con Reuters, Wang Jing dijo que reuniría el dinero a través de esquemas de propiedad compartida, préstamos bancarios y emisión de deuda.

Es decir, que en buena medida se trata de acudir a promesas y a obligaciones financieras. Sin embargo, Wang tiene músculo financiero en el papel, pues de todas formas es uno de los hombres más ricos del país si medimos sus activos (ocupó el puesto 22 en el ranquin New Fortune 500 de 2013). También según Reuters, Xugong Group Construction Machinery Co., una de las empresas de construcción más grandes de China, compraría entre 1,5% y 3% de las acciones compartidas.

El expolítico boliviano Ronald MacLean-Abaroa, que es hoy el vocero de HKND, habría podido ser el presidente de Bolivia hace doce años de haber ganado las elecciones como candidato del partido de derecha Acción Democrática Nacionalista, fundado por el exdictador y expresidente Hugo Bánzer. Fue el primer alcalde electo de La Paz y estuvo en el cargo durante cuatro períodos (1985-1991). Ocupó varios ministerios bajo el mandato de tres presidentes: Planeación, Asuntos Exteriores, Información y Comunicaciones, Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, y el de Finanzas. En el año 2002 se lanzó a la Presidencia, perdió con 4% de la votación (fue el portavoz del gobierno cuando las famosas “Guerras del Agua”: las protestas populares desatadas por la privatización del agua de Cochabamba a una compañía estadounidense), y tras su derrota viajó a Washington para trabajar con el Banco Mundial. Su apodo era “el hijo del neoliberalismo”.

Es a causa de las decisiones que tomó en el último ministerio que ocupó, el de Finanzas, que fue llamado el 18 de noviembre de 2010 por el fiscal Harry Suaznábar para que presentara una declaración informativa. Se le acusaba de haber cometido irregularidades en los pagos de unas dietas (compensaciones a funcionarios públicos por dejar el sector privado). Según la acusación, aumentó el pago de las dietas a altos funcionarios de la aduana nacional, a pesar de que sus beneficiarios no desempeñaban funciones de tiempo completo.

Sin embargo, MacLean-Abaroa tiene también una sobresaliente hoja de vida en el campo de la lucha contra la corrupción. Es miembro del consejo asesor de Transparencia Internacional y ha dictado varias conferencias anticorrupción en instituciones como Harvard, en especial describiendo su experiencia como alcalde de La Paz. Se ha pronunciado varias veces en contra de esta acusación. Una de las últimas durante una entrevista televisiva en el año 2011 para el programa boliviano Todo a pulmón: “En el modelo actual los opositores son tratados como criminales. Hoy en día vemos que todos estamos siendo perseguidos por cualquier motivo. Estamos judicializados. Hace un par de años me han iniciado un par de juicios ridículos que me inhabilitan políticamente”.

Si lo que afirma Ronald MacLean-Abaroa es cierto, resulta irónico que el vocero de uno de los proyectos más ambiciosos de Daniel Ortega sea un perseguido político del socialismo del siglo XXI.

Por lo pronto, las fases políticas del proyecto marchan a toda velocidad en Nicaragua. Tanto así que la Asamblea Nacional no consideró necesario abrir un proceso de licitación para adjudicar en 2013, hasta por 100 años, la concesión del Canal de Nicaragua al HKND Group. Algunos explican este éxito en el plano político a las importantes conexiones de Wang Jing.

“El hijo de Daniel Ortega no tiene un cargo oficial en el Estado, tiene una función de asesor en la promoción de inversiones, pero en esta relación particular aparece como el enlace oficial entre el Estado y Wang Jing. El que va a recibir a Wang Jing al aeropuerto es Laureano Ortega. Es lo que se ve en la superficie. Ahora, qué tipo de relación más profunda tengan, no la conocemos”, dijo Carlos Fernando Chamorro, periodista nicaragüense director del programa Esta semana y de la publicación Confidencial, quien recibió en 2010 el Premio María Moors Cabot de la Universidad de Columbia de Nueva York.

Preguntamos si la ley que adjudicó la concesión del canal merecería una investigación por parte de un ente de control o de un órgano de la justicia: “En Nicaragua eso es impensable”, respondió. “Esta ley mereció más de 30 recursos por inconstitucionalidad, una cifra récord. Todos fueron descartados por la Corte Suprema de Justicia en una sola resolución. En Nicaragua no existen órganos del Estado independientes del Ejecutivo”.

En torno a este tema son más las preguntas abiertas que las respuestas, y la incertidumbre no es un buen contexto para un proyecto que pretende reunir US$50.000 millones a través de acciones compartidas y préstamos.

“Un vocero de la compañía dijo que se han gastado más de US$200 millones en estudios, pero ¿dónde está esa plata? Por la calidad de los estudios que han presentado, eso es bastante dudoso”, añadió Chamorro.

La compañía ha sido hermética con respecto a su contabilidad y ha dicho que por razones de confidencialidad con los inversionistas no puede revelar detalles financieros.

El proyecto podría ser una avezada estrategia ingenieril, empresarial y geopolítica; una pirueta financiera mortal sin red de seguridad; una simple quimera, o incluso algo peor.

El banco central de Nicaragua comprometió todas sus reservas internacionales como garantía de este proyecto, de manera que según la ley se las puede entregar a Wang Jing y a sus socios. Es mucho lo que hay en juego.

Intentamos comunicarnos con el HKND Group, pero al cierre de esta edición no había respondido a nuestra solicitud de entrevista.

Por Santiago Villa / Beijing, China

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