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El chino detrás del canal

Wang Jing es el empresario beneficiado con la concesión del canal interoceánico nicaragüense. Según la oposición de ese país, no tiene la experiencia para liderar el proyecto.

Yader Luna /Especial para El Espectador
16 de junio de 2013 - 09:00 p. m.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y Wang Ling, presidente de HK  Nicaragua Development Gran Canal Interoceanico.  / AFP
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y Wang Ling, presidente de HK Nicaragua Development Gran Canal Interoceanico. / AFP
Foto: AFP - Inti Ocon

El gobierno de Nicaragua aprobó el pasado jueves, en medio de críticas de la oposición, el proyecto más ambicioso de infraestructura en la historia del país. Cedió la concesión por 50 años, prorrogables por ese mismo lapso, a la empresa china HK Nicaragua Canal Development (HKND Group) para construir, desarrollar y operar un canal interoceánico.

El proyecto, con un costo estimado de US$40.000 millones, triplicaría la capacidad del canal de Panamá y, según los diputados sandinistas, transformaría el transporte marítimo mundial, además de reactivar la economía de la segunda nación más pobre del continente.

Sin embargo, según la oposición fue solamente entregar la “soberanía del país”, porque se otorgan grandes concesiones a la empresa china, que estaría exenta de ser demandada civilmente y penalmente por las leyes nicaragüenses.

“¿De qué sirvieron las victorias legales en La Haya, si ahora estamos regalando nuestro territorio completo a una empresa extranjera que puede venderlo o alquilarlo en pedazos?”, dijo el diputado opositor Eduardo Montealegre.

Con la aprobación de la Ley Especial para el Desarrollo de Infraestructura y Transporte Nicaragüense, atinente al Canal, Zonas de Libre Comercio e Infraestructura Asociados, la empresa dirigida por el chino Wang Jing tiene el derecho de ceder, transferir o gravar todos o cualquiera de sus derechos u obligaciones respecto a todos o cualquiera de los subproyectos.

El proyecto del gran canal ha sido el sueño de este país centroamericano por más de 100 años, pero ha despertado incertidumbre por la celeridad con que fue aprobado, el hecho de que no existen estudios de viabilidad, ni ambientales y el desconocimiento de la ruta prevista para su construcción.

Víctor Hugo Tinoco, diputado del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), enfatizó durante la discusión de la ley, que duró tres horas, que era “un día triste, de luto para la patria”.

Mientras, el jefe de la bancada sandinista, Edwin Castro, citó palabras de su padre, asesinado durante la dictadura de los Somoza: “Mañana, hijo mío, todo será distinto”, para justificar lo que calificó como un día histórico que permitirá lograr el ansiado desarrollo del país.

Pero la división también incluye a empresarios y ambientalistas. Los empresarios nicaragüenses solicitaron durante la consulta en la Comisión de Infraestructura de la Asamblea Nacional que se reformaran artículos relacionados con el establecimiento de las indemnizaciones y con la cancelación de la concesión, en caso de que el inversionista no cumpla con las condiciones establecidas, pero la ley fue aprobada íntegramente como la envió de urgencia el presidente Daniel Ortega.

Mientras se aprobaba, en una conferencia de prensa que tenía lugar en una universidad el asesor presidencial para asuntos ambientales, Jaime Íncer Barquero, expresó que, de llegarse a construir el proyecto del gran canal interoceánico, se debe cumplir con “amplios estudios ambientales” y realizar “profundas consultas”.

El reconocido científico dijo que si construir el canal supone daños irreversibles, habría que “pensarlo dos veces”, e insistió en que aunque Nicaragua “no ocupa ni la centésima parte de los territorios continentales, alberga el 8% de la flora y fauna del mundo”.

Una de las mayores críticas es que el Estado de Nicaragua concedería los derechos totales de la obra cuando en el primer paso legal dado en julio de 2012, por iniciativa de Ortega se aprobó, por unanimidad de los diputados, la Ley de Construcción del Canal Interoceánico, como una empresa de carácter público-privada.

En ella el Estado anunciaba que tendría el 51% de las acciones y el restante 49% sería ofertado a inversionistas.

El empresario chino beneficiado con la concesión es Wang Jing, presidente de la compañía china de telecomunicaciones Xinwei, quien se ha visto envuelto por una estela de misterio. Su biografía oficial lo describe como un empresario basado en Hong Kong y el año pasado fue presentado en Nicaragua por su interés de invertir en el sector de las telecomunicaciones.

Según las denuncias de la oposición, Wang no tiene experiencia en el desarrollo de proyectos tan grandes como el planteado en Nicaragua. Sin embargo, la empresa china HKND Group anunció que emprenderá estudios técnicos, ambientales, sociales y comerciales bajo la dirección de un equipo global de expertos.

“No está claro si él (Wang Jing) tiene alguna experiencia en los campos de ingeniería hidráulica, transporte o infraestructuras, pero desde principios de este año que su compañía firmó un acuerdo (…) ha cumplido con los líderes de alto nivel en Pekín, entre ellos el presidente Xi Jinping”, dijo el diario británico The Guardian.

Un día después de aprobada la concesión, el presidente Ortega firmó un acuerdo marco para la construcción del canal con el empresario Wang. “Este es un proyecto que viene a combatir la pobreza, la extrema pobreza, y viene a traer bienestar, prosperidad y felicidad al pueblo nicaragüense”, dijo el mandatario en su discurso transmitido por cadena nacional.

En tanto, el empresario, presentado por Ortega como “el fantasma de carne y hueso”, insistió en que está comprometido a respetar la soberanía y el medio ambiente de Nicaragua.

Según la empresa china, el análisis preliminar les indica “un gran potencial comercial” con la construcción del gran canal y el proyecto “pretende atender la demanda por mayor eficiencia y menor costo en las rutas del comercio mundial”.

Por los 80 kilómetros del canal de Panamá, construido en 1914, pasan más 200 millones de toneladas métricas anuales, es decir el 3% de la carga marítima mundial, aunque actualmente se está ampliando. Sin embargo, se estima que el de Nicaragua tendría una extensión de más de 250 kilómetros de largo.

La empresa HKND Group informó que ha determinado no utilizar la ruta del río San Juan y que la consultora británica Environmental Resources Management estará a cargo de la preparación del estudio de impacto ambiental del proyecto del gran canal.

Agregó que China Railway Construction Corp. ha sido contratada para llevar a cabo la evaluación de viabilidad inicial de acuerdo a estándares internacionales, técnicos y otros seleccionados por HKND Group.

En su página web, la empresa destaca que es una de las más “poderosas y más grandes del grupo de construcción integrado del mundo”, ocupando el puesto 133 entre los “top 500 del mundo” en 2010, según la revista Fortune. Ocupa además el primer lugar de los “mayores 225 contratistas del mundo” y es octava entre las “500 mejores empresas de China”.

Otra empresa contratada es la consultora McKinsey & Company, que estará “proporcionando a HKND Group investigación y análisis del proyecto”. Esta es una consultora global considerada una de las mejores del mundo, que se focaliza en resolver problemas concernientes a administración estratégica y presta servicios a las mayores empresas de negocios a nivel internacional.

“Nos sentimos honrados de tener la oportunidad de desarrollar este proyecto de transformación que tiene el potencial de traer beneficios económicos enormes a largo plazo para Nicaragua, la región, los transportistas internacionales y los consumidores de todo el mundo”, dijo Wang Jing, presidente de HKND Group.

ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR

Por Yader Luna /Especial para El Espectador

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