El "criadazgo" en Paraguay: una forma de esclavitud moderna

Familias de bajos ingresos entregan a sus hijos como criados a familias boyantes a cambio de que les den educación y alimentación. Los menores son maltratados por sus empleadores y forzados a trabajar.

Redacción Internacional / Con información de la agencia EFE
16 de enero de 2017 - 08:07 p. m.
Flickr - H Dragon
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El caso de una adolescente que trabajaba como empleada doméstica y que supuestamente fue forzada a ingerir soda cáustica por sus empleadores ha vuelto a exponer en Paraguay la realidad del "criadazgo", que afecta al 2,5 % de los menores de edad en el país, y que ha sido denunciado como una "forma moderna de esclavitud" por varias organizaciones.

La adolescente, de 15 años, se encuentra internada en un hospital de Asunción después de que el viernes ingiriera ese componente, al parecer obligada por la esposa del empleador, ambos residentes en la ciudad de Pedro Juan Caballero, frontera con Brasil. La pareja, que está imputada por tentativa de homicidio y tortura, se encuentra prófuga y ha sido declarada en rebeldía, informó hoy la Fiscalía.

La víctima se encuentra fuera de peligro, pero padece lesiones en el esófago y en el estómago, según los medios locales. Por su parte, la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) dijo hoy en un comunicado que el caso vuelve "a demostrar el drama que atraviesan miles de niñas sometidas al régimen de criadazgo".

El caso de esta adolescente se suma al de docenas de niños que han vivido en un contexto austero y que no les permite mayores oportunidades de ascenso social. Sus familias los entregan, justamente, porque no existen medios para sostenerlos. Al llegar a sus nuevas casas, son tratados como parte de una casta menor. El diario La Nación de Argentina recogió este testimonio en julio de 2015: “Pese a que tenía diez años, ni siquiera me hablaban demasiado en la casa donde me recibieron. Cuando querían pedirme algo, especialmente la señora de la casa y la hija mayor, de 20 años, me gritaban o arrojaban cosas para llamar mi atención”. Una adolescente atestiguó que sólo pudo sentarse a la mesa de sus empleadores hasta que obtuvo su diploma profesoral. Cuando llegó a la casa, de niña, no le permitieron entrar por la puerta principal sino por una lateral: la del servicio.

De acuerdo con datos oficiales consultados por la BBC, más de 47.000 niños están sometidos a esta forma de trabajo forzoso, que en muchas ocasiones es el primer paso para la explotación sexual. El sistema consiste en que una familia de escasos recursos entrega a uno o varios de sus hijos a una familia boyante, que los emplean como criados y que se comprometen, en principio, a darles educación y alimentación. Sin embargo, se han conocido decenas de casos en que los niños y las niñas son sometidos a maltratos por parte de sus empleadores, son rechazados de manera tajante por su posición social y son incluso acosados sexualmente.

Según la Codehupy, el criadazgo "está incluido en la lista de las peores formas de trabajo infantil". "La persistencia del criadazgo pone en estado de vulnerabilidad a cientos de niñas, niños y adolescentes, lo cual crea las condiciones para la explotación laboral en forma de servidumbre, además de maltratos y abusos", afirmó la organización.

Recordó además que el Estado paraguayo se comprometió a eliminar esa práctica durante el Examen Periódico Universal (EPU) del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en 2016. La Codehupy también subraya que Paraguay firmó en 2001 el "Convenio sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación", de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Varias tentativas para limitar o eliminar el criadazgo se han encontrado con el rechazo de los parlamentarios nacionales. Aunque el poder Ejecutivo y Judicial, con la anuencia de Unicef, ha impulsado convenios internacionales para condenar esta forma de trabajo, algunos parlamentarios se han negado a eliminar o rechazar de manera expresa el criadazgo, y piden en cambio su reforma.

El criadazgo es una forma de trabajo que carece de legalidad o de control. Los niños no son adoptados ni tampoco encuentran refugio en una nueva familia. Son cedidos, en primera instancia, sin que exista un trato legal en medio. Según el diario La Nación de Argentina, muchos de los niños que laboran como empleados domésticos —a quienes llaman “criaditos”— no tienen la oportunidad de asistir a la escuela porque están obligados a cumplir con extensos y fatigosos horarios de trabajo. También pueden sufrir extremos del maltrato: una adolescente llamada Carolina Marín, de 14 años, fue asesinada a golpes el año pasado por el dueño de la casa, un militar retirado que fue imputado por homicidio.

De acuerdo con la OIT, en el mundo hay cerca de 15 millones de niños sometidos a esta práctica. Esa organización define como las peores formas de trabajo infantil a la esclavitud y prácticas similares como la venta y trata de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, según el comunicado de la Codehupy. La esclavitud a través del criadazgo, junto al matrimonio infantil, el embarazo forzado y el abuso sexual, son cuatro de las amenazas que afectan a menores paraguayas a partir de los 10 años, según un informe de 2016 del Fondo de Población de la ONU (UNFPA).

Por Redacción Internacional / Con información de la agencia EFE

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