El delito de cruzar la frontera

Este martes entra en vigencia la nueva ley migratoria de Hungría, que podría enviar a la cárcel a quien pase ilegalmente su frontera. Alemania, Austria y Eslovaquia restablecieron controles fronterizos ante la llegada de cerca de 30.000 personas.

Redacción Internacional
15 de septiembre de 2015 - 11:56 a. m.
La policía patrulla la valla alambrada que el gobierno húngaro instaló para evitar el paso de más refugiados.  / AFP
La policía patrulla la valla alambrada que el gobierno húngaro instaló para evitar el paso de más refugiados. / AFP

A partir de hoy será delito en Hungría el cruce ilegal de sus fronteras. Un inmigrante podría ir tres años a la cárcel, o cinco, si al pasar daña la valla alambrada que levantaron las autoridades húngaras en la frontera con Serbia, justamente para detener el flujo de personas. Desbordado por la llegada de refugiados —160.000 en los últimos dos meses y casi 6.000 sólo el domingo—, ese país esperaba la mayor ola migratoria del año, justamente por la entrada en vigor de las nuevas leyes.

Por eso desde ayer la policía húngara comenzó a impedir el paso por ese cruce fronterizo y cerró el último hueco de la valla alambrada, de 25 metros aproximadamente, por donde pasan las vías ferroviarias. Hoy ese espacio está cerrado por un portón metálico que sólo se abrirá para dar paso al tren. El control está acompañado del envío de unos 2.200 soldados del ejército federal que asistirán a la policía.

Austria y Eslovaquia también restablecieron controles en sus fronteras, pocas horas después de que Alemania tomara la misma decisión. Luego de abrir las puertas a los refugiados, la canciller alemana, Ángela Merkel, decidió ordenar controles, particularmente en la línea fronteriza con Austria. Según las cifras de las autoridades regionales, desde finales de agosto han llegado a Baviera 63.000 refugiados.

La drástica medida alemana deja sin efecto, temporalmente según el Gobierno, los acuerdos de Schengen, que permiten la libre circulación entre los estados miembros del tratado. “El objetivo es detener el flujo”, explicó el ministro del Interior, Thomas de Maiziére. “Pido a todos los países de la Unión Europea que respeten la letra del Acuerdo de Dublín, que obliga a los refugiados a tramitar su solicitud de asilo en el primer país al que llegan”, en insistió en que Alemania no es responsable de la mayoría de solicitantes de asilo que llegan a Europa.

Antes del anuncio, unos 1.800 refugiados estaban de camino a Múnich, una situación “preocupante”, según Acnur. “Los distintos controles fronterizos en los países dejarán a los refugiados en un limbo legal”, advirtió la agencia de la ONU. Múnich llegó este fin de semana al límite de su capacidad de asistencia humanitaria en una estación central de ferrocarriles llena de refugiados.

Austria “hará lo mismo que Alemania (...) y llevaremos a cabo temporalmente controles en las fronteras”, dijo la ministra austríaca del Interior, Johanna Mikl-Leitner, al tiempo que el principal paso fronterizo con Hungría era cerrado. Dinamarca impuso controles en la estación ferroviaria de Flensburg, en donde hasta 300 refugiados están retenidos. Dinamarca no está obligada a participar en el sistema de cuotas obligatorio propuesto por la Comisión Europea (CE) y defendido, entre otros, por Alemania, para repartir 120.000 refugiados entre los 28 estados miembros de la Unión Europea en los próximos dos años, ya que mantiene una excepción a la política comunitaria en las áreas de justicia e interior, al igual que Reino Unido e Irlanda.

La acumulación de refugiados en estaciones fronterizas había obligado a suspender unas horas el tráfico ferroviario con Alemania, y la presencia de grupos que decidieron irse caminando a Suecia por las autopistas provocó su cierre temporal al tráfico.

La mayoría de ministros europeos del Interior quieren aprobar una declaración en la que se comprometen a “reubicar a otras 120.000 personas con necesidad de protección internacional desde los estados miembros expuestos a flujos migratorios masivos”, según el borrador que han analizado los embajadores de los 28 estados miembros.

El compromiso acaba ahí: el texto elude precisar si se asumirán las cuotas obligatorias, como propone la Comisión Europea, y considera las cifras asignadas a cada país sólo “la base para un acuerdo”, algo insuficiente para Alemania.

Lo que se busca con este plan, rechazado principalmente por República Checa, Eslovaquia, Rumania y Letonia, es evitar el fracaso del pasado julio, cuando la UE se comprometió a recibir 40.000 reubicados, pero la falta de compromiso de muchos estados —principalmente España, Austria y el bloque del Este— bajó el número a 32.000, ninguno de los cuales ha comenzado el proceso de traslado, pues no han activado elementos indispensables como los centros de registro y acogida de extranjeros, un esquema que piden los países que necesitan repartir refugiados: especialmente Italia y Grecia, que ya no dan a basto con la ola humana que ha llegado este año.

La idea es determinar en estos centros quiénes aplican para el derecho de asilo, quién se reubica y quién debe retornar a su país de origen. Y es que recibir refugiados sirios es una tarea nada fácil. Países como Estados Unidos se plantean cómo hacerlo desde que el presidente Barack Obama ofreciera recibir a 10.000.

Hasta la fecha, Acnur ha “referido”, es decir recomendado, unos 18.000 sirios ante las autoridades estadounidenses para que sean “reinstalados” en territorio estadounidense, según un alto responsable del departamento de Estado. Pero hasta el 30 de septiembre de 2015 Estados Unidos habrá recibido en su territorio sólo unos 1.800 refugiados sirios desde que empezó la guerra en 2011, por los largos procesos.

Por Redacción Internacional

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