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El dilema de Ucrania

La jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, se reunirá con el presidente Víktor Yanukóvich y la oposición.

Redacción Internacional
23 de enero de 2014 - 10:08 p. m.
Las manifestaciones en Kiev, que estallaron en noviembre de 2013, alcanzan altos niveles de violencia. El saldo: cinco muertos y más de 300 heridos. / AFP
Las manifestaciones en Kiev, que estallaron en noviembre de 2013, alcanzan altos niveles de violencia. El saldo: cinco muertos y más de 300 heridos. / AFP
Foto: EFE - ALEXEY FURMAN

El 21 de noviembre, cuando comenzaron las protestas en Ucrania, el objetivo de los manifestantes era uno: convencer al presidente, Víktor Yanukóvich, de firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea mediante el proyecto de Asociación Oriental para estrechar la cooperación política y comercial con las exrepúblicas soviéticas (Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Azerbaiyán, Armenia y Georgia).

Yanukóvich, sin embargo, decidió no asociarse con la UE y privilegiar los vínculos comerciales y económicos (suministro de gas) que tiene con Rusia. Voces opositoras señalan que el mandatario mantiene una estrecha relación con el presidente ruso, Vladimir Putin, quien anunció medidas proteccionistas para Ucrania si se concretaba el acuerdo.

Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Universidad del Rosario, explica que “Yanukóvich es un político cercano a Moscú, cuyo partido preconiza un acercamiento a Rusia que se ha combinado con impasses a causa del tema del gas, uno de los principales instrumentos de Rusia para ejercer influencia en Europa. Algunos lo ven como un enemigo de la democratización que Ucrania debía emprender en 2004”.

La decisión del mandatario ucraniano aumentó el malestar en las calles y llevó a los manifestantes a denunciar políticas corruptas del Gobierno. El movimiento se transformó en rechazo general al sistema representado por Yanukóvich, quien intentó acabar con las protestas a través de la fuerza pública. La situación más grave se vivió esta semana, días después de la promulgación de la Ley de Prohibición de Concentraciones, una ley de seguridad ciudadana que además prohíbe, con penas de cárcel, el uso de máscaras o cascos en la participación de “desórdenes masivos”.

Cinco manifestantes han muerto hasta ahora en enfrentamientos registrados en Kiev entre opositores y fuerzas antidisturbios y otras 300 personas han resultado heridas. Los manifestantes le dieron un ultimátum al gobierno ucraniano para que acceda a la firma del acuerdo con la Unión Europea. La presión internacional para frenar la violencia y los fuertes enfrentamientos de las últimas horas llevaron al presidente a reunirse con los líderes opositores. La Rada Suprema (Parlamento) celebrará una sesión extraordinaria la próxima semana para afrontar la crisis y debatir, entre otros asuntos, la continuidad del Gobierno.

Pocos creen, sin embargo, que Víctor Yanukóvich, de 63 años, un hombre fuerte que se forjó en el entorno industrial y minero de la cuenca de Donbás, logre resolver el dilema ucraniano pronto: “Debe decidir entre su relación con Rusia, vital para la economía ucraniana, u Occidente, actor esencial para su proyección internacional”, explica Jaramillo.

Yanukóvich es descrito por periodistas ucranianos como un director de fábrica de la época soviética: gobierna con un estilo autoritario, es severo y exigente. Estudió ingeniería mecánica y trabajó como empleado metalúrgico en Yenakievo. Luego de pasar veinte años al frente de varias empresas de transportes, entró al gobierno de la ciudad de Donetsk y fue ascendiendo hasta ser líder del Parlamento local y primer vicegobernador. Cuando el expresidente de Ucrania Leonid Kuchma (1994-2005) lo nombró primer ministro y se lo llevó a Kiev, su carrera comenzó a ascender. En 2004, Kuchma apoyó su candidatura para sustituirlo al frente del Estado, pero se le cruzaron Víctor Yúshenko y Yulia Timoshenko, líderes de la Revolución Naranja, que lo obligaron a repetir los comicios. El triunfo fue para Yúshenko.

Pero el tiempo y las peleas entre Yúshenko y Timoshenko lo catapultaron, y en agosto de 2006 Yanukóvich se convirtió de nuevo en primer ministro, puesto en el que sería sustituido por Timoshenko en diciembre de 2007. Yanukóvich es “un animal político que se mueve por instinto de conservación, un gran jugador que establece un equilibrio en su entorno con la gente correcta en los ámbitos correctos”, según el semanario Zérkalo Nedelii. Tras ganar las elecciones de 2010 frente a su principal enemiga, Julia Tymoshenko, actualmente presa, Yanukóvich conformó su gobierno con representantes de las diversas familias económicas y políticas que lo encumbraron en 2010. Un respaldo que no ha perdido y que está dispuesto a usar en las negociaciones con la oposición.

Por Redacción Internacional

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