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El primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, volvió a arrasar en las urnas. Desde 2005, cuando ganó por primera vez, no ha conocido la derrota electoral. Según los datos extraoficiales —el Tribunal Supremo Electoral (TSE) se retrasó en el escrutinio—, Morales habría obtenido más del 60% de los votos, lo que le serviría para revalidar los dos tercios en la Asamblea, cruciales para tener el control total en la toma de decisiones. Su reelección era casi un hecho, pero también lo era que sus rivales quedarían muy debilitados: el empresario Samuel Doria Medina obtuvo algo más del 20% de los votos y el expresidente Jorge Quiroga, cerca del 10%.
Morales consideró que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), dio “un mazazo” al lograr dos tercios de la Asamblea Legislativa, lo que le permitirá gobernar cómodamente sin necesidad de acuerdos con la oposición. “El mazazo se resume en los dos tercios”, afirmó el mandatario. Si el partido oficialista controla los dos tercios del Congreso, como ha ocurrido desde 2009, Morales podrá encarar sin problemas nuevas reformas legales y realizar cambios en la Constitución.
El mandatario explicó que la gestión no desgasta sino fortalece su perfil político. “Imagínense, nueve años en el Gobierno y el MAS sigue ganando con más del 60%”. Según él, todo se debe a la nacionalización y la redistribución de recursos económicos.
Fortalecido por esos resultados, en su primera conferencia de prensa como presidente reelecto, Morales arremetió contra la Alianza del Pacífico, una iniciativa de integración regional conformada por Chile, Colombia, México y Perú, creada en 2011. A juicio del presidente, ese bloque promueve la privatización de los servicios básicos.
“¿Qué es la Alianza del Pacífico? Se juntan unos cuantos presidentes para acompañar las políticas del capitalismo o de quienes tienen un pensamiento imperialista, y nuestros opositores plantean entrar a esa alianza”, dijo, para después aclarar: “¿Qué hemos aprendido? Que al pueblo no le deben faltar plata, alimentos, agua y energía. Necesitamos agua para la gente, para el riego y para la industrialización, y que la energía que se genere sea para sustentar un salto para industrializar el país y dejar la economía extractivista y exportadora de materias primas”. Reiteró además que su gobierno proyecta instalar una planta de energía atómica en el altiplano, con la cooperación del gobierno de Argentina, y que sus metas son pacíficas.
* Retos en el horizonte
Evo Morales enfrenta grandes desafíos para la transformación de Bolivia, el país de mayor crecimiento en la región, pero que aún está sumido en la pobreza, el atraso y la impunidad. “El país necesita cambiar la matriz económica para generar bienestar sostenible”, consideró Gustavo Pedraza, consultor en política y economía en Santa Cruz. “Bolivia debe dejar de ser completamente dependiente de la extracción de recursos naturales para ir a un sistema de producción con valor agregado que genere empleos de calidad”, señaló el analista.
Con el 62% de su población indígena y campesina, el 80% de los trabajadores en Bolivia son informales, comerciantes, agricultores y mineros que no tributan y no tienen beneficios sociales. “Hay muchas demandas y hacemos lo posible por atenderlas...”, dijo Morales tras su triunfo.
Otro tema que alerta a expertos en el país es el narcotráfico, que, dicen, crece a pasos agigantados. “El mismo Gobierno ha caído en su propia trampa porque gran parte del narcotráfico tiene que ver con el cultivo de la coca que ha dejado pasar porque los cocaleros son su gente, donde nació el MAS, el partido de Morales”, señaló a la AFP el analista Jorge Lazarte.
Pero a pesar de los retos, los expertos son optimistas con el nuevo gobierno de Morales, quien se convierte en el presidente que más años habrá permanecido en el poder (14) en los 32 años de democracia boliviana.