Publicidad

El museo de la censura en Líbano

La fundación March, que apoya a los artistas censurados en Líbano, recopila en un museo virtual las obras vetadas por el Gobierno.

Juan David Torres Duarte
19 de agosto de 2015 - 03:19 a. m.

El castillo, una de las novelas inconclusas de Franz Kafka, recuerda la historia de K., un agrimensor que llega a un castillo y espera encontrarse con las autoridades del lugar. Pasan días e ignora sus rostros; conoce los rastros de su poder y escucha cómo todos a su alrededor, en una suerte de veneración divina, los nombran sin saber en realidad quiénes son. En el mundo de la burocracia, K. reconoce que la única forma de sobrevivir es la silenciosa locura.

Para la fundación libanesa March y el cineasta Lucien Bourjeily (Líbano, 1980), la metáfora de Kafka resulta palpable. En 2013, con el apoyo de la organización, Bourjeily creó una sátira teatral en la que representaba un día en la oficina de censura, administrada por la Dirección de Seguridad Nacional, una agencia de inteligencia que pervive desde 1921. La obra fue prohibida. Bourjeily, en un gesto desafiante, promovió la representación en cinco universidades del país.

Dado el éxito entre los jóvenes, Bourjeily intentó de nuevo presentarla en público. Pasó el guión a la oficina de censura; un hombre, o una mujer, nunca se supo, revisó el texto. Bourjeily esperó por un mes y entonces recibió la carta de rechazo: se argumentaba, en palabras incoloras, que la obra carecía de base, que su intención artística era indigna. March pidió a la dirección una copia del concepto: tuvo que llenar miles de papeles ante secretarios obtusos y nunca recibió dicha copia. Meses después el pasaporte de Bourjeily fue confiscado por un inexacto “incidente ocurrido en 2013”.

La burocracia y la evaluación moral de las obras de arte han producido un registro robusto de obras censuradas en el Líbano, un país con 18 religiones y numerosas sectas que, tras la guerra civil entre 1972 y 1990, se ha convertido en una democracia ejemplar de Oriente Próximo. En los años 60 y 70, Líbano fue incluso la casa de muchos escritores y periodistas que buscaban la libertad de expresión entre los países árabes. Sin embargo, hoy las intenciones políticas se entrometen en las ejecuciones artísticas. Por eso March ha recogido en el Museo Virtual de la Censura numerosas obras de artes que desde 1940 han sido vetadas en el país por las autoridades.

Las razones para prohibir una obra son de singular naturaleza. Si irrespeta o declara opiniones contrarias en campos como la política, la religión, la sociedad, la sexualidad y la moral, una obra de arte que pretenda ser expuesta en el Líbano está en un limbo agónico. Los filmes de Chaplin están prohibidos porque condescienden con los judíos y las autoridades libanesas apoyan el boicot contra Israel; por la misma razón es imposible encontrar una edición impresa del Diario de Ana Frank; las actuaciones de Marilyn Monroe fueron vetadas por su cercanía con el homosexualismo; por exceso de erotismo, El pequeño libro de los grandes penes, editado por Taschen, es indigno de las librerías en Beirut. Los ejemplos, como los papeles burocráticos, se multiplican.

“La religión tiene quizá el rol más fuerte a la hora de censurar”, dice Lea Baroudi, fundadora de March, desde Líbano. “El centro de información católica y el Dar El Fatwa (centro musulmán) bloquean cualquier tipo de producto que mine las creencias religiosas o siembre dudas en sus creyentes. Ellos interfieren en las decisiones de la Dirección Nacional de Seguridad sin ninguna base legal, porque no tienen prerrogativas para hacerlo”. Baroudi recuerda, por ejemplo, que el documental In this Land Lay Graves of Mine, dirigido por la libanesa Reine Mitri y que retrata a las sectas del país, fue prohibido bajo un argumento ya común: produciría una perturbación del orden público. En Líbano, por razones similares, son censurados filmes, periódicos, obras de teatro, libros, canciones, emisiones de radio y televisión y páginas de internet. La censura tiene momentos cómicos: un lote de sandalias con una cruz pintada fue retirado del mercado por blasfemo. Y también tiene momentos de terror: el cantante Zeid Hamdanhas fue arrestado por gritarle al hoy presidente que se devolviera a su casa.

Por Juan David Torres Duarte

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar