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¿El nuevo faraón?

El presidente de Egipto, Muhamed Mursi, fue clave para la tregua entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza. Hoy, su labor se reconoce, pero sus dictámenes internos generan críticas.

Redacción Internacional
22 de noviembre de 2012 - 10:00 p. m.
Mohamed Mursi es presidente de Egipto desde el 30 de junio de 2012.  / EFE
Mohamed Mursi es presidente de Egipto desde el 30 de junio de 2012. / EFE

Mohamed Mursi asumió su rol como presidente de Egipto el 30 de junio pasado, como el representante de esa ala ortodoxa de la política islamista, los Hermanos Musulmanes que protagonizaron la rebelión contra Hosni Mubarak luego de 42 años en el poder. La Revolución logró derrocar al líder, pero abrió muchos interrogantes en la comunidad internacional acerca del futuro egipcio en manos de alguien que parecía completar el perfil de un radical.

Hoy los acercamientos que ha logrado Mohamed Mursi en Oriente Medio han sido vistos con buenos ojos por países como Estados Unidos, por ejemplo. Su gobierno fue el puente que permitió concretar el cese de hostilidades en la Franja de Gaza, que hoy Israel y Hamás celebran cada uno por su cuenta como una victoria. El Estado hebreo tenía sus dudas tras el derrocamiento de Mubarak, un hombre que, ocupando un lugar estratégico —política y geográficamente— en el conflicto palestino-israelí, mantuvo buenos nexos con Tel Aviv, pero un “hermano musulmán” como Mursi podía dejarles dudas.

No obstante, Mursi fue el primero en actuar para cesar la ola de violencia que se extendió por una semana en Gaza. Envió a su primer ministro, Hisham Kandil, a la zona, para una visita que simbolizaba la actitud de su gobierno para paliar la crisis y recibió en su territorio a las partes para iniciar acercamientos. Ya el alto al fuego ha sido declarado por Israel y Hamás y ambos continúan con las conversaciones sobre puntos fundamentales: Tel Aviv exige acabar con los ataques contra su territorio y detener el tráfico del armamento que llega a la Franja. El grupo palestino apuesta por una flexibilización del asedio militar a Gaza. Los contactos continúan, no hay fuego en el aire y la comunidad internacional reconoce la labor de Mohamed Mursi.

Después de la tregua, el presidente de Egipto fijó su vista en la política interna. Al día siguiente de efectuada la tregua, Mursi dictó una serie de normas, entre ellas que sus resoluciones sean “inapelables por cualquier método o ante cualquier órgano” y destituyó al fiscal general, Abdel Meguid Mahmud, dos detalles que desataron todo tipo de críticas en el país. Su gobierno aclara que será hasta que se finalice la redacción de la nueva Constitución, pero en Egipto ya algunas voces llaman a Mursi el “nuevo faraón”.

Por Redacción Internacional

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