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El reino del silencio

Entre despidos de directores y ruedas de prensa sin preguntas, los medios españoles ven cada vez más obstáculos.

Nicolás Eliades Vesga / Madrid
02 de marzo de 2014 - 02:00 a. m.
El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, llega a un debate en el Congreso sobre el Estado de la Nación.  / EFE
El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, llega a un debate en el Congreso sobre el Estado de la Nación. / EFE

Javier Moreno, el director de El País, diario insignia de los socialdemócratas españoles, se ha convertido en la última víctima de las relaciones entre los medios y el gobierno de España. La rumorología en las salas de redacción española apunta a que Juan Luis Cebrián, el presidente ejecutivo del Grupo Prisa (dueño del afamado periódico y de Radio Caracol en Colombia), con el fin de salvar al grupo de acreedores, habría decidido ofrecerle a la administración conservadora del Partido Popular (PP) la cabeza de Moreno en bandeja de plata por alguien más próximo a su causa. Es así como el corresponsal del periódico en Washington, Antonio Caño, conocido por su postura relativamente conservadora, llegó a ocupar el cargo de director de El País este último mes.

La prensa española comenta que las empresas de la bolsa madrileña, Ibex 35, encabezados por Telefónica, el Grupo Santander y La Caixa, están haciendo incursiones en el accionariado de Prisa, salvando a este último de un concurso de acreedores, presagiando una nueva época para el diario. El nombramiento de Caño viene acompañado por la polémica generada por un supuesto correo, corroborado por varias fuentes, que el nuevo director mandó accidentalmente a varios profesionales de la casa. El e-mail, además de detallar la situación actual del diario, expuso que el diario está “demasiado escorado a la izquierda”. Cuando El Espectador llamó a El País para verificar la existencia de dicha comunicación, el departamento de comunicación del mismo no tuvo comentario acerca del tema.

Pero la rumorología no se queda ahí. En La Vanguardia, el medio por excelencia de la burguesía catalana, las influencias externas también lograron ejercer suficiente presión para destituir a su director. Perteneciente al Grupo Godó, el periódico ha apoyado el deseo catalán por un referendo sobre su autodeterminación. Se reporta que tras presión de la burguesía catalana e incluso desde la misma Casa Real, a quienes no interesa una Cataluña independiente, la posición soberanista del diario se mermó. A pesar de esto, la influencia de entidades financieras obligó el diciembre pasado al dueño del grupo, el conde Javier Godó, a reemplazar al director, José Antich, por un hombre de la casa y de máxima confianza, Márius Carol, provocando no sólo una tormenta periodística, sino política también.

El segundo periódico de España, El Mundo, que junto con El País ha destapado muchos de los escándalos que han plagado a la administración del PP desde 2011, también ha sufrido un sismo en su dirección, este mejor documentado y quizás menos sutil. El cofundador y director del periódico, asociado con la derecha española, Pedro J. Ramírez, fue despedido a principios del año por Unidad Editorial, parte del grupo mediático italiano RCS, citando su mala gestión. En una columna escrita para el emblemático periódico estadounidense The New York Times, Ramírez, considerado entre los diez mejores periodistas de la democracia española, detalla por qué fue destituido: “por hablar claro”.

“Los anteriores presidentes, incluido el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, aceptaron las críticas de la prensa. Pero todo cambió cuando Mariano Rajoy llegó al poder. Aunque le apoyamos —desde El Mundo— en tres ocasiones, una vez en el poder mostró hostilidad hacia las verdades incómodas e indiferencia respecto a la opinión pública”, explica el periodista caído en su columna. “Mi confrontación con el Gobierno empezó el año pasado, cuando el extesorero del partido de Mariano Rajoy (presidente del gobierno), Luis Bárcenas, ahora encarcelado con cargos de corrupción y fraude fiscal, aportó documentos que mostraban la financiación ilegal del partido durante casi dos décadas”.

Para Ramírez, la democracia española atraviesa su momento “más frágil” desde la muerte del dictador Francisco Franco en 1975. Por lo menos en lo que concierne a los medios. El maltrato que reciben los medios por parte de la administración conservadora no sólo se limita a las cúpulas de los periódicos más importantes de España. “Los anteriores presidentes, incluido Zapatero, aceptaron las críticas de la prensa. Pero todo cambió cuando Rajoy llegó al poder”, afirma el exdirector de El Mundo.

El pasado diciembre, inmediatamente antes de una rueda de prensa conjunta con el presidente Rajoy y el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, puso fin a una práctica de más de diez años para los turnos de palabra autorizados a los medios españoles en tales situaciones. Esta permitía que los mismos medios decidieran entre quiénes y qué preguntar, una modalidad común en Europa y el mundo occidental. Antes de la rueda de prensa se informó que sería el palacio presidencial de La Moncloa el que decidiría qué periodistas podían preguntar.

Gran parte de los periodistas presentes en la sala de prensa alzaron la mano en forma de protesta a la nueva directiva, para así evitar que el portavoz les entregara la palabra a quienes habían sido elegidos. Aun así se les cedió la palabra a dos medios asociados con la administración, el diario conservador ABC y el canal de televisión Antena 3. A esta indignación de los medios se le agrega la que ya venía gestándose a través de las llamadas “ruedas de prensa sin preguntas” que surgió luego de que El Mundo y El País desataran lo que se convertiría en el dolor de cabeza para la administración Rajoy, el Bárcenas-gate. A los medios, la crisis española también les pasa factura.

Por Nicolás Eliades Vesga / Madrid

 

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