Escocia y Cataluña: batallas por la independencia

Tanto en el Reino Unido como en España, estas regiones trabajan para reivindicar sus aspiraciones históricas de autonomía con varias similitudes de por medio.

Rosanna West
20 de septiembre de 2013 - 04:34 p. m.
Protestas la semana pasada en Cataluña. /AFP
Protestas la semana pasada en Cataluña. /AFP
Foto: AFP - QUIQUE GARCIA


Existen similitudes entre el movimiento independentista catalán, liderado por el primer ministro de Cataluña Artur Mas y su partido Convergencia i Unió (CiU), y el del parlamento delegado escocés, liderado por Alex Salmond y su Partido Nacional Escocés (SNP). Ambas regiones tienen referendos previstos para 2014 que determinarán su futuro constitucional, pero es importante tener en cuenta que los dos movimientos nacionalistas se establecen dentro de contextos muy diferentes, y se enfrentan a distintos retos en sus campañas por la autodeterminación.

Hay conexiones claras entre la situación en el Reino Unido y España: ambos son estados cuasi-federales y antiguos constructores de imperios que se han enfrentado a la perspectiva de la división en los últimos años debido a que ciertas regiones buscan diversos grados de separación. En cada caso, la región central más grande, Inglaterra y Castilla, han logrado resistir dos campañas violentas de liberación nacional: Irlanda del Norte y el País Vasco, respectivamente. No fue una gran sorpresa, pues, que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) y la Euskadi Ta Askatasuna (ETA) tuvieran relaciones.

Aunque en Cataluña el papel de la violencia armada fue mucho menor (la Milicia Catalana cesó actividades en el año 90), los enlaces establecidos por el ideal de autonomía son también la razón por la que las regiones prestan atención la una a la otra. Es natural que los líderes catalanes hayan considerado seriamente la celebración de su referéndum al mismo tiempo que el de Escocia, que tiene lugar el 18 de septiembre de 2014.

La campaña por la independencia catalana comenzó en el siglo XIX. Los partidarios argumentaban que Cataluña es una nación, con base en la historia, el lenguaje catalán y las tradiciones propias. En 2012, una demostración a gran escala del deseo de independencia tuvo lugar en las calles de Barcelona y provocó elecciones anticipadas en el Parlamento que puso sobre la mesa la posibilidad de realizar un referendo en la materia. Los partidos independentistas obtuvieron más de la mitad de los escaños del Parlamento catalán y aumentaron considerablemente sus votos, aunque el partido de Mas perdió escaños. Cataluña espera ahora el referéndum que decidirá su futuro mientras los diálogos con el gobierno central se mantienen y aún no se define una fecha exacta para la consulta. De cualquier manera, las encuestas sugieren que la independencia catalana es probable.

Por otro lado, la independencia de Escocia no parece verosímil. A pesar de los partidos y simpatizantes independentistas, que gozan de 72 escaños en el Parlamento de Escocia -más del 55% del total- el apoyo general a la independencia no supera el 38%. Sin embargo, hay un fuerte apoyo para la realización de un referéndum (70-75% del país).

En términos legales, el gobierno federal español es mucho menos susceptible al referéndum de independencia catalán de lo que el Reino Unido es con respecto a Escocia. El Consejo Privado de la Reina aprobó formalmente, a través de la Sección 30 para la concesión de Escocia, la autoridad legal para celebrar un referéndum. Sin embargo, el Parlamento español en Madrid amenaza detener el referéndum de Cataluña con acciones legales, argumentando que viola la Constitución Federal, que establece "la indisoluble unidad" de diecisiete comunidades autónomas de España.

Xavier Solano, político nacionalista y exjefe de la oficina del gobierno catalán en el Reino Unido, ha señalado las diferencias entre las dos naciones federales y cómo están seguros de que estas han afectado a la facilidad del proceso. Alude al hecho de que el Reino Unido es una de las democracias más antiguas y más maduras del mundo. España, por su parte, ha puesto un montón de responsabilidad económica en Cataluña, una de las regiones económicamente más estables de España, sobre todo durante la crisis de la eurozona actual, y ha mantenido la identidad de la región relativamente oculta del resto del mundo.

Del mismo modo, las campañas de autodeterminación de Escocia y Cataluña han reverberado a otros movimientos nacionalistas. Por ejemplo, en 2012, cuando se firmó el Acuerdo de Edimburgo, de Escocia, y cuando las manifestaciones de Cataluña provocaron el regreso del CiU al Parlamento catalán, Bart de Wever del Partido Nacionalista Flamenco (NVA) tomó una posición de mando en la zona holandesa de Bélgica después de las elecciones regionales.

Es probable que esta ola de nacionalismo haya sido desatada gracias a la austeridad impuesta por la reciente crisis financiera de Europa, destacando la alienación entre los estados acreedores y los estados deudores dentro de la Unión Europea. La división también se ha vuelto evidente a nivel interno, entre los países que tienen discrepancias regionales en los ingresos y gastos, como es el caso de España. La UE es vista por estos movimientos independistas como garantía viable; descontentos con su actual situación, estas regiones separatistas pueden argumentar a su favor que gracias a la unión cuentan también con la representación, la protección y la cohesión económica dentro de un amplio cuerpo.
 

Por Rosanna West

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