Mientras en la ceremonia se descubría la figura de un ser alado, mezcla de chivo y hombre, con cuernos y patas, y a una sola voz los congregados gritaban ¡Viva Satán!; creyentes de Detroit, escandalizados, protestaban contra la escultura.
“Ven a bailar con el diablo y experimenta la historia mientras se escribe”, decía la invitación al evento organizado por el grupo religioso Templo Satánico, que se realizó en secreto, en un edificio industrial de la ciudad, cuando se acercaba la medianoche.
Los asistentes al evento, todos mayores de 18 años, fueron convocados por correo electrónico para esa “noche de caos, ruido y libertinaje”, como la describieron los organizadores, en la que desveló la escultura de bronce de casi tres metros de alto y una tonelada y media de peso, que costó más de US$ 100.000.
Pero el sigilo con el que se convocó el evento no fue derivado de motivos “oscuros”. Se hizo así para evitar hostigamientos, le dijo Lucien Greaves, cofundador de Templo Satánico, a la BBC. Y es que el evento ya había sido suspendido por decenas de manifestantes que se reunieron a las afueras de un restaurante en el centro de la ciudad, donde inicialmente iba a tener lugar el evento, e impidieron que se realizara. "Lo último que necesitamos en Detroit es una fiesta de bienvenida para el diablo", sostuvo Dave Bullock, un pastor de la iglesia bautista.
Y esa no fue la primera vez que la escultura fue objeto de rechazo; sus promotores ya habían intentado emplazarla, fallidamente, en un jardín aledaño al capitolio de Oklahoma, en cercanías del monumento a los Diez Mandamientos, que también está situado allí, al menos momentáneamente, porque la Corte Suprema de Justicia de ese estado ya ordenó que fuera retirada por violar el principio que dice que la propiedad estatal no puede ser utilizada en beneficio de ninguna religión.
La organización religiosa que impulsó la escultura reivindica abiertamente la figura de Satanás como un rebelde que encarna la expresión libre de la individualidad; más que como un ser sobrenatural, lo ven como "símbolo de la naturaleza inherente del hombre, la representación del eterno rebelde, de la libertad individual”, así lo declaran en su página web.
"La misión del Templo Satánico es alentar la benevolencia y la empatía entre la gente. Además, abrazamos el sentido común y el de la justicia", dicen. Pese a estas aclaraciones, que distan de la imagen común que se podría tener de una organización “satánica”, aún no tienen donde ubicar la escultura de Baphomet, aunque consideran que haberla inaugurado ya es un logro para el grupo religioso.