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¿Por qué Estados Unidos ya no es el número uno?

En Estados Unidos, nosotros crecemos celebrándonos como la nación más poderosa del mundo, la nación más rica del mundo, la nación más libre y con mayores bendiciones del mundo.

Nicholas D. Kristof, NY Times
04 de abril de 2014 - 09:00 p. m.

Seguro, técnicamente los noruegos pudieran ser más ricos per cápita, y los japoneses pudieran vivir durante más tiempo, pero el mundo ve la NBA, se derrite ante Katy Perry, usa iPhones para publicar en Facebook, tiembla ante nuestros portaaviones y culpa a la CIA por todo. ¡Somos el Número 1!

En algunas formas, sin duda lo somos, pero una nueva tabla de cualidad de vivible en 132 países pone a Estados Unidos en un aleccionador puesto 16. Tenemos un mal resultado porque nuestras fuerzas económica y militar no se traducen en bienestar para el ciudadano promedio.

En el Índice de Progreso Social, Estados Unidos sobresale en acceso a educación avanzada pero califica en el lugar 70 en salud, 69 en sustentabilidad del ecosistema, 39 en educación primaria, 34 en acceso a agua y servicios sanitarios, así como 31 en seguridad personal. Incluso en acceso a teléfonos celulares e Internet, EU califica en un decepcionante número 23, en parte debido a que uno de cada cinco estadounidenses carece de acceso a Internet.

“Es asombroso que para un país que tiene al Silicon Valley, la falta de acceso a información ya es una fuerte llamada de atención”, nota Michael Green, el director ejecutivo del Imperativo de Progreso Social, el cual supervisa al índice. Estados Unidos se ha desempeñado mejor en la inversión de drones que en niños, en tanto recortes a servicios sociales pudieran desgarrar el tejido social incluso más.

Este Índice de Progreso Social califica a Nueva Zelanda en el primer lugar, seguido de Suiza, Islandia y Países Bajos. Todos son un poco más pobres que Estados Unidos per cápita, pero incluso así dan la impresión de hacerlo mejor en cuanto a cubrir las necesidades de su gente.

El Índice de Progreso Social es la creación de Michael E. Porter, el eminente catedrático de negocios de Harvard que contribuyó antes al desarrollo del Informe de Competitividad Global. Porter es un republicano cuyo trabajo, hasta ahora, se ha concentrado en la métrica económica.

“Esto es algo similar a una travesía para mí”, me dijo Porter. Dijo que se había vuelto cada vez más consciente de que factores sociales respaldan el crecimiento económico: la política fiscal y regulaciones afectan los prospectos económicos, pero también la educación, salud y el grado de inclusión de una sociedad.

Así que Porter y un equipo de expertos pasaron dos años desarrollando este índice, con base en una vasta cantidad de datos que reflejan suicidio, derechos de propiedad, asistencia escolar, actitudes hacia inmigrante y minorías, oportunidad para mujeres, libertad religiosa, nutrición, electrificación y mucho más.

Muchos que apoyan recortes republicanos al programa Medicaid, estampillas de comida y servicios públicos creen que ese tipo de recortes daría un impulso a la competitividad de Estados Unidos. Al ver este informe, tal parece que lo opuesto es cierto.

Irlanda, de la cual mucha gente huyó en el siglo XIX para encontrar oportunidades en Estados Unidos, ahora califica en 15º lugar. Eso es un puesto antes de Estados Unidos, amén que Irlanda también está delante de EU en la categoría de “oportunidad”.

Canadá terminó en séptimo, el mejor entre naciones del G-7. Alemania es el 12º lugar, Reino Unido ocupa el 13 y Japón el 14.

El lugar del fondo en la tabla de calificaciones fue ocupado por Chad. Justo arriba de este país estaban la República Centroafricana, Burundi, Guinea, Sudán y Angola.

Porter nota que países de la Primavera Árabe tenían viejos problemas que condujeron a bajas calificaciones en la categoría de “oportunidad”. Si eso es una forma de predecir complicaciones, como él cree que pudiera ser, entonces Rusia, China, Arabia Saudita e Irán deberían estar en guardia. A ninguno le va bien en la categoría de oportunidad.

Marcando un contraste, algunos países pegan mucho más arriba de su peso. Costa Rica tiene un mejor desempeño que países muchos más ricos, así como las Filipinas, Estonia y Jamaica. En África, brillan Malawi, Ghana y Liberia. Bangladés (Núm. 99) califica arriba de India, que es más rica (Núm. 102). De manera similar, Ucrania (Núm. 62) supera el desempeño de Rusia (Núm. 80).

China tiene malos resultados, calificando en 90, detrás de su vecino más pobre de Mongolia, en el 89. A China le va bien en educación primaria pero queda al a zaga e áreas como derechos personales y acceso a la información.

Todo esto va para qué tipo de nación queremos ser, y si ponemos demasiada fe en el producto interno bruto como una métrica.

En general, la economía estadounidense superó el desempeño de la de Francia entre 1975 y 2006. Sin embargo, 99 por ciento de la población gala de hecho gozó más progresos en ese periodo que 99 por ciento de la población de Estados Unidos. Excluyamos al 1 por ciento y al ciudadano francés promedio le fue mejor que al estadounidense promedio. Esta falta de prosperidad y oportunidad compartida ha detenido nuestro progreso social.

No existen soluciones rápidas, pero la educación básica y el cuidado de salud son sitios obvios para empezar, particularmente en los primeros años de la vida, cuando los dividendos son mayores.

Los argumentos para darle un impulso a la oportunidad o servicios sociales suelen girar en torno a la justicia social y la equidad. El Índice de Progreso Social ofrece un recordatorio de que lo que está en juego también es la salud de nuestra sociedad; y nuestra competitividad por todo el mundo. 

Por Nicholas D. Kristof, NY Times

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