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La exhumación de Arafat

Los palestinos están expectantes por las conclusiones a las que lleguen tres jueces franceses, apoyados por expertos de Rusa y Suiza, tras la exhumación del cuerpo del simbólico líder palestino.

Daniel Salgar Antolínez
26 de noviembre de 2012 - 10:52 a. m.
Yasser Arafat, más que cualquiera de los actuales líderes palestinos, sigue representando en la actualidad la lucha por la autodeterminación de ese pueblo. / AFP
Yasser Arafat, más que cualquiera de los actuales líderes palestinos, sigue representando en la actualidad la lucha por la autodeterminación de ese pueblo. / AFP

En las calles de Palestina abundan por estos días imágenes de Yasser Arafat, expresidente de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) y de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y quien negoció con Israel los fallidos acuerdos de Oslo de 1993. Arafat murió en 2004, a sus 75 años, en el hospital militar Percy en París, Francia, después de varias semanas de agonía en Ramala, Cisjordania, donde estuvo dos años y medio sitiado por el ejército israelí. Los palestinos en general están y seguirán convencidos de que su líder fue asesinado por Israel, independientemente de la conclusión a la que lleguen los tres jueces franceses que, junto a una delegación de expertos rusos y suizos, exhumarán este martes el cadáver del rais para dar con las causas exactas de su muerte.

El mausoleo de Arafat está ubicado en Ramala, Cisjordania, frente a la sede de la ANP. El lugar se encuentra estrictamente cerrado desde el pasado 11 de noviembre, cuando se cumplieron ocho años de la muerte del líder palestino y, en un acto conmemorativo y solemne, el hoy presidente de la ANP, Mahmud Abás, recordó que Arafat era consciente de la importancia que tiene la unidad del pueblo palestino bajo un mismo liderazgo y que el pueblo entero está esperando una respuesta sobre las causas exactas de su fallecimiento.

Arafat, más que cualquiera de los actuales líderes palestinos, sigue representando en la actualidad la lucha por la autodeterminación de ese pueblo. La imagen de su rostro cubierto con la kefiya, el célebre pañuelo palestino, se ha convertido en un ícono de la cultura y aparece por todos los rincones de Palestina. Familias enteras llegan desde todos los rincones del territorio para dejar flores en su tumba, donde también yace el misterio de su muerte. En coincidencia con su exhumación, el próximo jueves la Asamblea General de la ONU votará sobre el reconocimiento de Palestina como estado observador de esta instancia internacional. Ambos sucesos mantienen exacerbados los ánimos de la población.

La investigación sobre la muerte de Arafat se inició después de que en julio de este año la cadena de televisión catarí Al Jazeera publicara un documental con los resultados del examen que el laboratorio del instituto de Radiofísica de Lausana hizo a la ropa del simbólico líder, en la que habrían hallado restos de polonio 210, una substancia altamente radioactiva. Arafat viajó a París en noviembre de 2004, aconsejado por sus médicos y ante el evidente deterioro de su salud. Dejó atrás la Muqata, el palacio presidencial en el que había permanecido sitiado por los tanques israelíes durante dos años y medio. Hasta la aparición del documental, los informes médicos de su muerte no daban ninguna respuesta concluyente.

A partir del informe de Al Jazeera, Suha, la viuda de Arafat que inicialmente se había negado a permitir la autopsia de su marido, solicitó a la justicia francesa abrir la investigación que, según lo programado, llegará el martes a una conclusión definitiva. Suha, hoy residente en Malta, ha dicho que se trata de una prueba dolorosa pero necesaria para resolver la misteriosa muerte de marido. Israel, por su parte, ha negado cualquier implicación en el fallecimiento de Arafat y considera que toda la investigación está enmarcada en un complot para acusar a los servicios de inteligencia israelí.

La tesis del envenenamiento con polonio, sin embargo, será difícil de comprobar. Este material tiene una vida corta y se disipa con rapidez. El pasado 11 de noviembre se cumplieron ya ocho años de la muerte de Arafat y los expertos encargados de exhumar su cadáver se muestran escépticos respecto a la posibilidad de encontrar alguna evidencia.

Por Daniel Salgar Antolínez

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