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La Franja de Gaza, 50 días bajo las bombas

Al menos 2.100 palestinos y 68 israelíes han muerto desde el inicio de los enfrentamientos entre Israel y Hamás.

Daniel Salgar Antolínez
26 de agosto de 2014 - 11:20 a. m.
Operaciones de rescate en Beit Lahia, Gaza. / AFP
Operaciones de rescate en Beit Lahia, Gaza. / AFP
Foto: AFP - MAHMUD HAMS

Ya son 50 días desde que comenzó la ofensiva israelí, con el supuesto objetivo de destruir túneles usados por el movimiento palestino Hamás para traficar armas y planear atentados contra Israel.  Al menos 2.100 palestinos han muerto, el 70% de ellos civiles, según la ONU, y hay más de 450.000 desplazados internos en Gaza. Por el lado israelí los muertos son 68, de los cuales 64 son militares. Pero quizás lo más desesperanzador no son estas cifras ni la impunidad con que se perpetran agresiones de lado y lado, sino que cada vez se cierran más los caminos para una paz estable y duradera.

Egipto está mediando entre Israel y Hamás. El último alto el fuego logrado duró nueve días. En este lapso los egipcios intentaron convencer a ambos de prolongar la tregua. No obstante, las negociaciones llegaron a exigencias irreconciliables que han caracterizado parte del conflicto israelí-palestino desde 1967: las garantías de seguridad para los israelíes y el levantamiento del bloqueo israelí para los palestinos. Estas exigencias han sido imposibles de satisfacer por las partes y su argumentación termina atrapada en un ciclo: los palestinos alegan que la violencia contra Israel es una forma de resistencia contra la ocupación, la parte israelí alega que el bloqueo en Gaza es necesario para controlar a las milicias dentro de la misma.

Ni los ataques de Hamás contra civiles israelíes ni el bloqueo israelí se ajustan a la ley internacional. Tampoco la ofensiva militar israelí. Ninguna de las partes, sin embargo, se muestra dispuesta a reconocer la ilegalidad en la que incurre. Al contrario: ambas se acusan de cometer crímenes de guerra y se han radicalizado en sus posiciones.

El Cairo sigue enfrascado en lograr una tregua para permitir el ingreso de ayuda a la población afectada y material para la reconstrucción de infraestructura derruida en Gaza. Estos pactos humanitarios son necesarios pero cuestionables, porque una vez se rompen los plazos, vuelven los bombardeos sobre infraestructura civil y las muertes de civiles. Lo mismo sucede con treguas más largas, como la que terminó la operación israelí Pilar Defensivo en Gaza en noviembre de 2012: dos años después, los trabajos de reconstrucción y los proyectos para el desarrollo en Gaza se fueron al traste cuando volvieron a caer misiles sobre residencias, escuelas, centros de refugiados, hospitales, plantas eléctricas, etc.

La situación en Gaza es insostenible en tanto no se aborden las “causas profundas” del conflicto, como ha dicho el secretario general de la ONU. Esta vez, Hamás permanece firme en que resistirá hasta el fin del bloqueo israelí. En el mismo sentido, la Autoridad Nacional Palestina planea pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que fije un plazo para que Israel se retire de los territorios ocupados. La ocupación (que según la ONU incluye el bloqueo en Gaza y la construcción de asentamientos y de un muro de separación en Cisjordania, entre otros), es uno de los principales puntos en la agenda desde el 67. No obstante, es previsible que EE.UU. bloquee este pedido en el Consejo de Seguridad, por considerarlo antiisraelí.

Independientemente de lo que suceda en la ONU, Israel no estaría dispuesto a renunciar a la construcción de asentamientos en Cisjordania. Así lo indicó Ofir Akunis, viceministro responsable de la oficina del primer ministro israelí, en declaraciones al diario Haaretz: “Ninguna nación renuncia a su patria nativa. Judea y Samaria (nombres bíblicos con los que Israel se refiere a Cisjordania) son la cuna del pueblo judío”. Y agregó: “La retirada de las líneas de 1967 sería poco menos que un suicidio nacional. Los resultados de la retirada de Gaza muestran que las retiradas no traen la paz, traen la guerra”.

Si se mantiene esta negativa israelí, que ha sido constante en previas negociaciones, a los palestinos no les queda más que seguir su estrategia ante instancias internacionales o seguir el camino de las armas, contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Irán, el enemigo número uno de Israel, anunció que como respuesta al despliegue de un avión no tripulado israelí en su territorio, enviará armas a Cisjordania y ha facilitado a Hamás y la Yihad Islámica la tecnología para fabricar misiles destinados a bombardear ciudades israelíes desde Gaza.

 

dsalgar@elespectador.com

 

@DanielSalgar1

Por Daniel Salgar Antolínez

 

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