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La fuga de John McAfee, creador del antivirus, terminó

Será deportado a Belice, donde es señalado de asesinato.

David Mayorga
07 de diciembre de 2012 - 08:54 p. m.
John McAfee, durante su reclusión en el albergue de la Dirección General de Migración, en Ciudad de Guatemala. / EFE
John McAfee, durante su reclusión en el albergue de la Dirección General de Migración, en Ciudad de Guatemala. / EFE

Todo indica que la paranoia comenzó el pasado 11 de noviembre, el día en que la Policía de Belice entró a su mansión en la isla del cabo Ambergris empuñando las armas. Según contó días después, desde el interior de la selva centroamericana, el propietario eludió a las autoridades enterrándose vivo en la arena y cubriendo su cabeza con una caja de cartón. La huida se inició después de que los oficiales se marcharon sin el sospechoso de asesinato al que habían ido a buscar.

Dos días más tarde, la noticia le dio la vuelta al mundo: John McAfee, el creador del famoso antivirus informático, se encontraba fugitivo en algún lugar de Belice. La versión oficial, dada a conocer por Raphael Martínez, vocero del Ministerio de Seguridad Nacional de Belice, señala que las autoridades lo buscan por ser uno de los principales sospechosos en el asesinato de Gregory Faull, su vecino, el mismo con el que, según testigos, había discutido abiertamente por la agresividad de sus perros y ciertos excesos de sus guardaespaldas.

Para entonces, el fugitivo se había internado en las selva con Samantha, su novia de 20 años, y a través de un blog comenzó no sólo a documentar su huida sino a publicar su versión de los hechos. Según su relato, la historia obedece a una conspiración orquestada por Dean Barrow, primer ministro beliceño, para castigarlo por no querer participar en una trama de corrupción.

McAfee, que publicó su primera entrada el 17 de noviembre a las 2:12 de la mañana, asegura que su pesadilla comenzó en abril, cuando fue arrestado durante un allanamiento de la GSU (una unidad especial de Policía creada por el propio Barrow en 2010), bajo la sospecha de fabricar sus propias drogas. “Fui llevado a la capital y confinado en una cárcel. Ocho horas después fui dejado en libertad sin que me hubieran imputado cargo alguno”, escribió.

Desde entonces muy poco volvió a saberse del programador informático que en 1989 dejó su trabajo como consultor privado para centrarse en su propia compañía de software, la cual produjo uno de los más famosos antivirus de la historia (que sigue vendiéndose en la actualidad). Tras retirarse de la compañía en 1994, se dedicó a invertir en proyectos inmobiliarios y portafolios financieros, hasta hacerse a una fortuna de US$100 millones; pero con la ruptura de la burbuja hipotecaria en EE.UU., sus fondos personales se redujeron a tan sólo US$4 millones.

En 2008, McAfee decidió trasladarse a Belice, donde compró una casa con vista al mar, protegida por un arrecife de coral de 90 metros, abrió siete tiendas y se dedicó al comercio. Nadie volvió a tener noticias suyas hasta este incidente, en el que demostró estar preparado para sobrevivir en la clandestinidad: se alisó el cabello, se lo tinturó de negro, sobornó a los policías en los puestos de control y se besó con su novia para camuflarse en los lugares públicos. Pero lo que nunca le faltó fue un carnet de periodista.

“Tienen propiedades mágicas si dices el encantamiento apropiado. Un ejemplo que utilicé con un policía: ‘Hola. Estoy escribiendo una historia sobre corrupción policial para un periódico en EE.UU. y me encantaría tener la declaración de un agente honesto’. No hay que preocuparse por entrevistarlo: ningún policía en sus cinco sentidos le hablaría a un reportero sobre corrupción en la entidad”, registró en su blog mientras se acercaba a la frontera guatemalteca, esa que cruzó en barco esta semana para pedir asilo político.

Y justo cuando se suponía que había entrado en territorio seguro, la historia dio un giro previsible. A pesar de haber contratado a Telésforo Guerra (tío de su novia y exprocurador general guatemalteco) como su abogado defensor, y de presentar en una rueda de prensa múltiples pruebas de su inocencia (grabaciones, documentos y fotografías, los cuales están en su blog), el gobierno de Guatemala le negó su petición de asilo y lo arrestó por entrar ilegalmente al país.

“Recibimos una nota de Belice pidiéndolo y accederemos, desde luego. La decisión de expulsarlo ya se tomó”, le dijo Harold Caballeros, ministro guatemalteco de Relaciones Exteriores, a la prensa justo cuando la última carta a favor del fugitivo se malgastaba: era internado en un hospital por “problemas cardíacos”. Sin embargo, el diagnóstico final reveló que el paciente padece signos de ansiedad e hipertensión arterial, pero no es necesario que permanezca en el centro clínico.

La suerte de McAfee la definirá en los próximos días la jueza Judith Cecaida, quien seguramente no tomará una decisión contraria a la del Ejecutivo. La última estrategia para evitar que el sospechoso comparezca ante las autoridades de Belice son los recursos jurídicos, como el hábeas corpus que Guerra instauró en la noche del miércoles pasado que retrasó el procedimiento de extradición, programado para las primeras horas del jueves.

Todo parece indicar que el futuro de McAfee estará en una cárcel beliceña. Él mismo describió en su blog cómo terminaría la historia: “Muchos mueren en prisión por estrangulamiento, a causa de su propio vómito, ahorcándose o tras ser golpeados a muerte por otros prisioneros. Si sobrevivo 30 días, el juez dirá: ‘¡Culpable!’. Punto”.

Por David Mayorga

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