Gobierno sirio se prepara para conferencia de paz sin intención de entregar poder

Bashar al Asad ha manifestado que la derrota de su régimen sembraría caos en Medio Oriente.

EFE
20 de enero de 2014 - 06:45 a. m.
El conflicto en Siria desde su inicio en marzo de 2011 dejó ya más de 130.000 muertos.
El conflicto en Siria desde su inicio en marzo de 2011 dejó ya más de 130.000 muertos.

 Tras meses de tensiones diplomáticas, el Gobierno de Siria se prepara para participar desde el miércoles en la conferencia de paz de Ginebra 2, en la que la comunidad internacional ha puesto sus esperanzas de sentar las bases para el fin de la guerra en el país árabe.

Todos los intentos de una solución negociada han fracasado hasta ahora, principalmente por las disputas sobre quién debería representar al régimen y a la oposición, y por las discrepancias, que todavía continúan, sobre si potencias regionales como Irán o Arabia Saudí tendrían que sentarse a la mesa.

Ministros de una treintena de países estarán presentes en la apertura de la conferencia, que se iniciará en la localidad suiza de Motreux para luego desplazarse a Ginebra, aunque los analistas recuerdan que quedan por resolver muchos detalles cruciales.

La conferencia es la continuación de la reunión celebrada en Ginebra en el verano de 2012, que diseñó el marco para un arreglo negociado con una condición hasta ahora irresoluble: la formación de un gobierno de transición con pleno poder ejecutivo, que incluya a miembros del régimen y que esté "basado en el consentimiento mutuo".

Reforzados por las crecientes victorias de las tropas gubernamentales sobre el terreno, el presidente, Bachar al Asad, y sus colaboradores han avisado que no irán a Ginebra "para entregar el poder a nadie".

Damasco ya ha elegido a su equipo negociador: Estará encabezado por el ministro de Exteriores, Walid al Mualem, y junto a él viajarán el ministro de Información, Omran Zubi, la consejera política de Al Asad, Buzain Shaaban, el viceministro de Exteriores, Faisal Miqdad y dos altos funcionarios de ese mismo departamento.

Asimismo, integrarán el equipo el embajador sirio ante Naciones Unidad, Bashar Jaafari y la jefa de la oficina de prensa de la Presidencia, Luna al Chebel.

"Si alguien piensa que vamos a ir a Ginebra 2 para entregarles las llaves de Damasco, es mejor que no vayan", dijo el ministro de Información recientemente a la televisión estatal.

Zubi destacó también que Al Asad tiene todo el derecho de postularse de nuevo a la Presidencia para un nuevo mandato de siete años, que debería comenzar el próximo 17 de julio.

Washington y las capitales occidentales han rebajado el tono de sus demandas en las últimas semanas, conscientes de que las posibilidades de que los logros sobre el campo de batalla propicien un cambio de régimen son ahora mismo mínimas.

De igual forma, los combates entre facciones rivales en las últimas semanas en el norte de Siria han sembrado dudas dentro del país sobre la capacidad de cualquier delegación opositora de negociar con credibilidad.

La tarea que le espera al mediador de la ONU, Lajdar Brahimi, es considerada en Siria poco menos que hercúlea, y dependerá también de que los países occidentales y Rusia consigan acercar posiciones para que la conferencia simplemente pueda tener un inicio tranquilo.

Mientras se ultiman los preparativos para la cita en Suiza, la realidad de la guerra se cobra cada día nuevas vidas en Siria, donde al menos 12.000 menores de edad han muerto por la violencia, más de una de cada diez víctimas mortales.

Para el analista político Samir Yauad, "la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia deberían saber que alcanzar sus objetivos -acabar con la violencia, preservar la unidad del estado y evitar el resurgir de los grupos yihadistas- requerirá de un verdadero compromiso en Ginebra 2".

"Sin esa concertación, los grupos radicales echarán raíces en Siria y una generación de jóvenes desesperados, que han visto a sus hermanos mutilados y torturados, pronto volverá con más violencia", agregó Yauad.

Tanto la oposición como los países que la apoyan saben que el desarrollo de los acontecimientos sobre el terreno tendrá un impacto sobre las negociaciones, por lo que los contendientes tienen un objetivo en mente: controlar Damasco.

Por ahora todo indica que el centro de la capital continuará en manos del Ejército sirio, aunque las batallas en la periferia de la capital podrían decidir su suerte.

Sin embargo, a día de hoy, no parece que en las próximas semanas pueda haber cambios sustanciales en ese equilibrio de fuerzas.

Por EFE

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