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Las guerras de 2013

Los deseos de paz del nuevo año se estrellan contra la realidad. Las guerras siguen y, con ellas, un creciente número de víctimas.

Víctor de Currea-Lugo*
15 de enero de 2013 - 10:00 p. m.
Miembros del grupo armado Mujao, ubicados al norte de Malí.  / AFP
Miembros del grupo armado Mujao, ubicados al norte de Malí. / AFP

Siria decidirá su futuro en 2013: la reciente consolidación de la oposición política y militar, con el apoyo de parte de la comunidad internacional, inclina la balanza a favor de los rebeldes. El problema no es tanto la justicia de su causa como el riesgo de instrumentalización por parte de otros actores.

La salida de los Estados Unidos de Afganistán, prevista para 2014, sigue enredada en la construcción de un ejército local capaz de garantizar un mínimo de control de manera que la retirada sea lo más digna posible. El crecimiento talibán es innegable y la fragilidad de la frontera con Pakistán permite la extensión del conflicto más allá del suelo afgano. En el afán estadounidense por salir, vale desde el uso de drones en Pakistán hasta la oferta de negociación a los talibanes.

Irak, por su parte, sigue empantanado en la “guerra fría de Oriente Medio”, en la que milicias suníes y chiitas se enfrentan con el apoyo de Arabia Saudita e Irán, respectivamente. El gobierno de Maliki, chiita, no logra tranquilizar las protestas suníes. Vale resaltar el buen clima en el norte kurdo, mientras que en el centro y el sur los carros bomba son noticia cotidiana.

En Somalia, el grupo islamista Al Shabbab (“La Juventud”) ha perdido terreno político y militar, pero su capacidad se mantiene. Ni la mejoría en la hambruna de 2011, ni los avances militares de la Unión Africana en 2012 han logrado mermar la crisis de un país sin Estado. Más de un millón de desplazados internos y más de medio millón de refugiados sólo en Kenia, muestran que la solución está lejana.

La guerra anunciada para 2013 es Malí, en donde Francia ya desarrolla un operación militar. Luego de décadas de luchas, los tuaregs tomaron el control del norte del país, los militares dieron un golpe y Al Qaeda consolidó su presencia en el occidente. La comunidad internacional pretende resolver, tarde y por vía militar, un conflicto que pudo evitarse mucho antes; sólo bastaba con respetar lo que en tantos procesos de negociación se había prometido a los tuaregs.

La República Democrática del Congo sigue sufriendo otra expresión del conflicto que se remonta a 1997 y que deja desde entonces 6 millones de muertos. Las tensiones ahora se centran en el oriente, donde rebeldes que se habían desmovilizado e incorporado al ejército volvieron a levantarse en armas, por el incumplimiento de los acuerdos de paz y por las pésimas condiciones laborales. Sus avances se vieron frenados por la mediación internacional, pero la disputa por el control de las minas de coltán y otros recursos sigue sin resolverse.

Entre los grandes olvidados está Darfur, la región occidental de Sudán que enfrenta un genocidio, según la Corte Penal Internacional. La expulsión de las ONG humanitarias en 2009 dejó un vacío de asistencia a los miles de víctimas, sin que todavía haya una solución a la vista, mientras la orden de captura contra el presidente de Sudán sigue siendo una asignatura pendiente.

Israel seguirá afrontando dos escenarios: el de su ocupación de Palestina y el que intenta forzar contra Irán. En la ocupación de Palestina, Israel enfrenta el rechazo mundial a los asentamientos y a la reciente ofensiva contra Gaza, a lo que se suma, para el malestar de Tel Aviv, la unidad entre palestinos. El escepticismo palestino frente a la comunidad internacional es el de siempre: su incapacidad de pasar de las palabras a los hechos.

En el frente iraní, Israel busca una agenda externa para “resolver” sus problemas internos; una táctica tan vieja como la humanidad. Pero la excusa israelí no disminuye una preocupación real creciente por la potencial fabricación de armas nucleares por parte de Irán.

Oriente Medio se enfrentará el año de las “líneas rojas”: ¿qué hacer ante el creciente número de víctimas en Siria? ¿Qué hará Palestina, ya como Estado observador de la ONU, frente a la ausencia de una propuesta de paz real del lado israelí? ¿Cómo resolver la potencial amenaza de desarrollo de armas nucleares de Irán?

Las revueltas árabes seguirán su camino, esperando la consolidación de los procesos democráticos en Túnez, Egipto y Libia, a pesar de los reveses que han tenido por el resurgir de expresiones políticas del Islam radical o errores de gobiernos como el del presidente egipcio Mursi.

En Naciones Unidas, 2013 será el año para la firma del “Tratado de Comercio de Armas”, previsto para marzo y luego de dos décadas de negociación. Lo positivo es que las seis principales naciones exportadoras de armas están a favor: China, Francia, Alemania, Rusia, Reino Unido y EE.UU.

En general, la perversa lógica de la “guerra contra el terror” seguirá determinando conflictos como Somalia, Chechenia, Malí y Afganistán. Mientras, las minorías olvidadas de Chechenia y Birmania, así como el pueblo saharaui, no tienen cómo ser optimistas. Y aunque hay vientos de negociación (por ejemplo, entre kurdos y Turquía, en la República Centro-Africana y en Afganistán), los tambores de guerra siguen siendo la constante.

 

 

* Ph.D. Profesor de la Universidad Javeriana.@DeCurreaLugo

Por Víctor de Currea-Lugo*

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