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¿Habrá Estado palestino?

Si Palestina consigue el reconocimiento en la ONU, Israel tendría que comparecer ante los tribunales internacionales.

Daniel Salgar Antolínez
17 de septiembre de 2011 - 09:00 p. m.

La posibilidad de que Palestina se convierta el próximo viernes en Estado miembro de la Organización de Naciones Unidas está descartada desde que el presidente de EE. UU, Barack Obama, anunció que su país vetará la solicitud en el Consejo de Seguridad. Pero en la Asamblea General, a donde se remitiría la solicitud tras el veto, Palestina podría ser reconocida como Estado no miembro de la ONU, abarcando Cisjordania, la franja de Gaza y con Jerusalén Este como capital —territorios ocupados por Israel desde la Guerra de los Seis Días de 1967—.

Si la ONU acepta que las fronteras del nuevo Estado sean las que existían antes de los enfrentamientos iniciados el 5 de junio de 1967, más de medio millón de israelíes serían considerados, en el marco del derecho internacional humanitario (DIH), como ocupantes de un país extranjero. Hasta ahora, por no ser considerada mundialmente Estado, aunque desde 1988 más de 100 países la reconocen individualmente, Palestina se ha visto impedida para demandar las acciones que considera criminales por parte de Israel en cortes internacionales.

El asesor político de la Embajada de Palestina en Colombia, Alexander Montero, explica que, de declararse Estado —aunque no Estado miembro de la ONU—, Palestina puede firmar tratados como el estatuto de Roma y entrar a la Corte Penal Internacional (CPI), “así podría demandar la ocupación, los excesos de las Fuerzas de Defensa Israel, el bloqueo, el levantamiento de muros, el robo de recursos… situaciones sancionadas por la ONU en numerosas resoluciones”.

Esto explicaría por qué en los últimos días Israel ha amenazado a los palestinos y ha buscado revivir los diálogos de paz, congelados desde septiembre de 2010, para evitar que se haga la solicitud. Avigdor Liebermann, ministro de Relaciones Exteriores de Israel, advirtió que hacer la petición puede traer a los palestinos “graves consecuencias”, aunque no dijo cuáles. Danny Ayalon, el viceministro, agregó que si los palestinos adoptan una acción unilateral, significaría la anulación de los acuerdos con Israel, “liberarían a Israel de todos sus compromisos”.

EE. UU., aliado de Israel, envió la semana pasada a su emisario para la Paz en Medio Oriente, David Hale, y a un asesor de la Casa Blanca, David Ross, para persuadir al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, de suspender la solicitud y volver a los diálogos. Hillary Clinton, secretaria de Estado estadounidense, también intento disuadir al dirigente.

Marcos Peckel, especialista en Medio Oriente, aclara que Israel no se opone a la creación del Estado palestino: “La posición oficial de Israel es que se cree un Estado palestino como resultado de un acuerdo de paz y no de una acción unilateral”. El lobby israelí ha consistido en convencer a otros países de que el Estado debe reconocerse de modo bilateral para avanzar hacia la paz.

Ayalon ha defendido que, desde que se iniciaron los diálogos en 1992, Israel ayudó a crear la ANP, la respaldó económicamente, devolvió el 42% de Cisjordania y el 100% de la Franja de Gaza. También ha afirmado que, al saltarse los acuerdos de Oslo, según los cuales las negociaciones serían bilaterales, “los palestinos están eligiendo el conflicto y la confrontación”.

Pero la solicitud de Palestina parece no tener reverso. Abbas, que será quien la presente, afirmó que después de casi dos décadas de negociaciones no hay resultados y que la política colonial y la forma en que los dirigentes israelíes ven a Jerusalén “nunca llevará al establecimiento de un Estado palestino en las fronteras de 1967”.

Montero añade que Palestina presenta la petición tras el fracaso en los diálogos con Israel, debido a la negativa a detener la construcción de asentamientos judíos en suelo palestino y a las “raras” exigencias israelíes en las negociaciones: “Que un Estado palestino cuente con presencia militar israelí, que no vuelva a las fronteras del 67, que renuncie a todo Jerusalén, que no sea autónomo en sus finanzas, que los refugiados no puedan regresar a él, que no tenga aeropuerto, que no tenga soberanía aérea y que no tenga ejército, son condiciones inaceptables”.

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, reconoció que tiene escasas posibilidades de impedir una votación favorable en la Asamblea General. Raffat Ghottme, analista internacional, indica que el lobby palestino se viene gestando desde la década de los ochenta: “Los líderes de la resistencia palestina, entre ellos los de la Organización para la Liberación Palestina (OLP), han preferido utilizar el método diplomático, primero buscando dar lugar a la legitimidad de la lucha y la reivindicación territorial; segundo, cediendo ante algunas pretensiones israelíes para poder avanzar en un proceso de paz, y finalmente, gestionando la apertura de relaciones diplomáticas bilaterales o en el marco de organizaciones regionales, llegando a contar, hasta el momento, con el reconocimiento de más de 110 países, en la mayoría de los casos cuenta con sedes diplomáticas”.

Con la votación favorable de al menos dos terceras partes de los 193 miembros de la Asamblea General de la ONU, Palestina sería reconocida como Estado no miembro, con estatus de observador sin derecho al voto.

Entre los países europeos que no apoyarían la iniciativa, según Ghottme, estarían Francia, “que manifestó que se debe avanzar en un proceso global de negociación”, y Gran Bretaña, Italia y Alemania, que “en connivencia con la diplomacia israelí, prefieran darle una salida bilateral, que seguramente demorará más el proceso de paz”.

En Latinoamérica es casi unánime la votación a favor, a excepción de Colombia, México, Guatemala, Panamá y Costa Rica, que no se han pronunciado oficialmente. Sin embargo, cuenta Montero que el lobby palestino recientemente logró el respaldo de los países centroamericanos.

Colombia queda en duda. Se sabe que Netanyahu envió al presidente Juan Manuel Santos una carta buscando su respaldo. A comienzos de año la canciller María Ángela Holguín manifestó: “Vamos a ir exactamente con los mismos pasos que dé la ONU. El día en que se logre llegar a un acuerdo de paz con Israel, se reconocerá al Estado palestino”. Pero, dice Ghottme que una reciente intervención de Santos en la inauguración del encuentro colombo-árabe “parece indicar que sí quiere respaldar la idea; en ello pueden aparecer razones como que está tratando de acercarse más a la política latinoamericana; es posible, sin embargo, que Colombia esté buscando también presionar a EE. UU., distanciándose de éste, con el fin de abrir nuevas oportunidades comerciales y culturales en otros países. No se puede descartar, en todo caso, que termine respaldando algún tipo de política estadounidense”.

Lo que suceda el próximo viernes no cambiará a corto plazo la realidad del terreno árabe, salvo por la violencia que puedan desencadenar las decisiones tomadas entre palestinos y judíos ocupantes. Ghottme dice que, con la declaratoria del Estado, muy posiblemente Palestina perdería el apoyo económico de muchos países. Peckel indica que si el reconocimiento se hace en las circunstancias actuales, “Palestina ganaría muy poco. Simplemente le agregaría otro grado de complejidad a una posible solución negociada”. Lo positivo, sólo para Palestina, vendría si logra, a largo plazo, que la ley internacional condene las acciones israelíes y presione para acabar con la ocupación. Mientras tanto, la paz en Medio Oriente se ve cada día más lejana.

Por Daniel Salgar Antolínez

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