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Hamás, más allá de los mitos

En 2006, esta organización aceptó la idea de un Estado palestino en las fronteras previas a la Guerra de 1967. Esto es un reconocimiento tácito de Israel.

Mauricio Jaramillo Jassir*
23 de julio de 2014 - 03:57 a. m.
Militantes de Hamás durante combates con el ejército israelí en el barrio Shejaiyan, en la Franja de Gaza. / AFP
Militantes de Hamás durante combates con el ejército israelí en el barrio Shejaiyan, en la Franja de Gaza. / AFP
Foto: AFP - MOHAMMED ABED

Con el surgimiento del primer levantamiento, o Intifada, a finales de los ochenta, el panorama político del Oriente Próximo cambió sustancialmente y desde entonces la disidencia palestina se ha complejizado. Actualmente, no existe un solo actor que pueda reivindicar la vocería de todos los segmentos que habitan en los Territorios Ocupados (Cisjordania y la Franja de Gaza), sin embargo, Hamás gana visibilidad.

El Movimiento de Resistencia Islámica, o Hamás, nació en 1987, durante la primera Intifada palestina, que buscaba el fin de la ocupación. El detonante en ese entonces fue la muerte de un grupo de palestinos arrollados por un camión israelí. Este levantamiento produjo una escalada de violencia que la comunidad internacional intentó contener. Especialmente Estados Unidos, bajo la presidencia de Bill Clinton, desempeñó un papel clave en la búsqueda de una solución de largo aliento. Así se llegó a los denominados Acuerdos de Oslo a lo largo de los noventa, que promovían una reconciliación definitiva entre Israel y Palestina. Hamás se abstuvo de participar porque se partía del reconocimiento del Estado israelí.

Con esto se selló una división histórica ente los palestinos, que subsiste hasta hoy. De un lado aparece un segmento que reconoció a Israel en esos acuerdos (una de las mayores concesiones de Yasser Arafat) y obtuvo a cambio el ejercicio del gobierno, aunque sin Estado. Es decir, sin la posibilidad de relaciones exteriores formales, ni fuerzas militares. Valga señalar que el control de las fronteras palestinas está en manos de Israel. El actor más representativo de este grupo es Al Fatah. Y de otro lado aparecen sectores palestinos que no reconocen esa legitimidad, como es el caso de Hamás y de la Yihad Islámica, este último tal vez el grupo armado más radical de la Franja de Gaza. Al margen aparecen movimientos como el Frente Popular para la Liberación de Palestina, que aunque se opuso en un principio a Oslo, terminó apoyando los acercamientos con Tel Aviv.

¿Cuál es la agenda política de Hamás? Aunque la mayoría de medios lo describa como una organización militar, el movimiento tiene una orientación política clara y sus actividades se pueden disociar del ala armada en manos de las Brigadas Ezzedine al Qassam. Normalmente se afirma que Hamás preconiza la destrucción del Estado de Israel, y aunque eso fue cierto en sus orígenes, hoy se debe leer con mayor detalle. En 2006 se dio un cambio radical en su orientación, con el documento que dio origen a la unidad nacional firmado entre Al Fatah y Hamás, ya que el movimiento aceptó la idea de un Estado palestino en las fronteras previas a la Guerra de 1967. Es decir, compuesto por los territorios de Cisjordania y la Franja de Gaza y cuya capital debía ser Jerusalén. Esto fue reivindicado por uno de sus líderes políticos más representativos, Khaled Mechaal. Esta declaración es un reconocimiento tácito de Israel.

¿Por qué Hamás ataca a Israel? La respuesta es clara, aunque no justifica la violencia que ejerce el grupo, y tiene que ver con la ocupación, tema que sigue siendo objeto de debate entre israelíes y palestinos. El gobierno de Tel Aviv sostiene que no ejerce control sobre Gaza desde el 11 de septiembre de 2005, cuando las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) abandonaron ese territorio. Tal afirmación es fácilmente rebatible si se tiene en cuenta que el Estado judío controla los registros civiles, el mar territorial, el espacio aéreo y el puerto comercial. En ello se soporta el rechazo de Hamás a la tregua propuesta por Egipto. Las condiciones del movimiento para aceptarla son claras y están fundamentadas en el fin de la ocupación. La presión internacional se ha ejercido sobre Hamás para que reconozca la legitimidad de Israel y los Acuerdos de Oslo. Empero, pocos recuerdan que Tel Aviv se comprometió por medio de esas negociaciones a permitir la circulación de la población palestina entre Gaza y Cisjordania. Desde 1991, los gazatíes no pueden circular libremente.

Con esta confrontación, Hamás persigue tres objetivos de corte político. Primero, recuperar el margen de negociación que los palestinos perdieron desde 1993, cuando reconocieron a Israel sin obtener a cambio un control sobre sus fronteras. En segundo lugar, el movimiento busca detener la ocupación y con ello reivindicar el que sería el mayor activo de los palestinos en la confrontación con Israel. Finalmente, Hamás busca visibilidad y legitimidad internacional. Al reconocimiento de importantes actores de la zona, como Turquía, Qatar y en su momento el Egipto de Mohammed Mursi, se suma uno tácito por parte de las grandes potencias que, al proponer una tregua, de forma indirecta reconocen a Hamás como parte. Con esto, el movimiento asegura un protagonismo para la recomposición del Oriente Próximo, un cambio de fondo que puede alterar el curso del conflicto.

 

Profesor U. Rosario

Por Mauricio Jaramillo Jassir*

 

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