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''Hice lo que tenía que hacer'': Bachelet

La presidenta de Chile ha vivido días convulsos: su popularidad cae, su hijo está involucrado en un escándalo de corrupción y sus reformas no convencen.

Carlos E. Cué, especial de El País, Santiago de Chile
30 de mayo de 2015 - 02:27 a. m.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, durante un encuentro presidencial con el primer ministro China, que estuvo de gira por América Latina. / EFE
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, durante un encuentro presidencial con el primer ministro China, que estuvo de gira por América Latina. / EFE
Foto: EFE - MARIO RUIZ

Chile vive a golpe de escándalo diario. La presidenta, Michelle Bachelet, hija de un general que murió en una prisión pinochetista y tradicionalmente bien valorada, está hundida en las encuestas tras un caso que afectó a su nuera y a su hijo, que renunció como asesor de su Gobierno. En la entrevista, que se programó hace tiempo pero fue retrasada tras un radical cambio de Gobierno, la presidenta detalla sus planes para recuperar la confianza, en medio de una crisis política desconocida en un país habitualmente tranquilo.

¿Qué le pasa a Chile, presidenta?

El país ha pasado por situaciones de excepción. A nuestro Gobierno le ha tocado enfrentar desastres naturales como nunca. En 14 meses hemos tenido un terremoto, incendios, aluviones, dos volcanes. Además, una economía en desaceleración con una desigualdad que no cambia a pesar de las medidas. Y un cuestionamiento de las instituciones políticas que viene de muy atrás, como médico diría que es una enfermedad crónica reagudizada. Los jóvenes no se sienten representados. Hay una crisis de confianza.

¿No pensó en ningún momento en renunciar por el caso Caval, que afecta directamente a su familia, a su hijo, a su nuera?

Ni por ese caso ni por ninguno. Porque cuando uno es electo acá es para afrontar cualquier situación, por compleja que sea.

¿Se arrepiente de cómo lo ha gestionado, de seguir de vacaciones cuando saltó el escándalo?

No tuve la dimensión en su momento de lo que estaba pasando por falta de información. Si la hubiera tenido me regreso de inmediato. Pero lamentablemente la información que me llegó fue mala, escasa.

Dice que nunca hizo gestiones para esa empresa. ¿Si no fueran su hijo y su nuera, habrían logrado ese crédito millonario?

Los bancos no son hogares de beneficencia. Ese banco hizo todo un chequeo técnico y dio el crédito a quien corresponde. La decisión la tomó un comité técnico, pero este tema está en manos de la justicia.

Su credibilidad, su gran activo, está dañada. ¿Los chilenos pueden percibir que sobrepuso su papel de madre a su papel de presidenta?

Uno no es una u otra cosa, uno hace las dos cosas. Madre voy a ser toda mi vida. Presidenta, estoy en mi segundo periodo. Como madre hice lo que tenía que hacer y como presidenta acepté la renuncia de mi hijo y además he tomado todas las medidas. También tomamos medidas el año pasado, cuando esto no existía, para evitar la especulación de los suelos. La fiscalía determinará, yo como presidenta he tomado todas las medidas.

¿Por qué la gente no acaba de creer que usted no supiera nada de esa empresa?

Porque como yo no conocí la dimensión, el hecho de haber llegado tarde ya había generado una percepción en la ciudadanía. Y eso ya está instalado, los comentaristas escribían cosas que no eran ciertas, como que yo había renunciado. Para la gente fue muy fuerte que fuera mi familia. Yo eso lo entiendo, pero quiero decir que he actuado como presidenta, he hecho todo lo que tenía que hacer. Vamos a trabajar para reconstruir confianza pero no por mí, sino por el país. Voy a usar el capital que tenga y espero recuperarlo. Yo estoy aquí porque la gente me pidió que volviera, yo estaba en un cargo hermoso en Naciones Unidas. Voy a cumplir con mi palabra. Obras son amores y no buenas razones, pretendo demostrar a la gente que puede confiar en mí porque voy a cumplir.

¿Se ha arrepentido de dejar la ONU?

No, arrepentirme no. Ha sido más complejo de lo que imaginé, sí. Pero las dificultades no debilitan mis convicciones.

Tienen reformas muy ambiciosas en su agenda para los próximos tres años. ¿Se pueden sacar en estas condiciones?

En todo lo que es probidad y transparencia hay mucho consenso, mucha voluntad de los parlamentarios de avanzar.

Ha hecho un cambio de gobierno radical tras los escándalos. ¿Es un giro al centro para buscar consensos?

Yo no quiero colocar un color al giro. Lo que hay es que tenemos conciencia que el diálogo es necesario. Pero si por ejemplo quieren que la educación persista como un bien de mercado, no hay diálogo posible. Hay cosas que puedo cambiar y otras que son esenciales.

¿Hay un desencanto?

Hay un desencanto con todas las instituciones y con las personas, incluida yo naturalmente, pero viene de antes, no es de ahora. Nosotros lo que hemos hecho es reconocer la situación, pero también decimos que Chile no es un país corrupto, hay casos de corrupción. Puede haber casos de situaciones poco éticas, algunas legales y otras ilegales. ¿Qué hacemos? Convoqué al consejo asesor con expertos académicos, de gremios, especialistas en temas de transparencia, conflictos de intereses, tráfico de influencias. Y hemos hecho una lista de 14 medidas de mayor transparencia.

¿Puede un cambio constitucional volver a conectar a los ciudadanos con la política?

Primero hay que llenar los vacios legales para impedir que estas cosas poco éticas pero ahora legales puedan volver a pasar. Y fortalecer los organismos fiscalizadores, por ejemplo el servicio electoral, que fiscaliza cuanto se gasta en una campaña. Porque aquí el problema fundamental es el dinero, los negocios y la política. Ya antes de estos casos nosotros mandamos un proyecto de financiamiento público de la política. Si las empresas financian la política, aunque sea de manera legal, ahora lo es, y los candidatos no saben quién les pone el dinero, ellos van al servicio electoral y colocan los recursos.

¿Usted no sabe quién puso dinero en su campaña?

No, no tengo idea. Y eso fue el sentido cuando se legisló en 2003. Para evitar caer en un conflicto de intereses. Ningún candidato sabe cuando hay empresas que lo financian. Pero nosotros decimos que no es suficiente, hay que prohibir que las empresas entreguen aportes.

Y la reforma constitucional devolverá la conexión con la política?

Nuestra Constitución viene de una reforma que Lagos hizo a la de Pinochet. Decidimos hacer una nueva Constitución para que sea nacida en la legitimidad de la democracia, y no de Pinochet, que se haga cargo de déficits que existen. Por ejemplo yo quise llevar una ley para que mujeres y hombres a igual trabajo cobraran igual salario y me dijeron que era inconstitucional. Ya hemos transformado el sistema electoral en un proporcional para que la gente sepa que su voto vale la pena.

¿Su gran legado será la universidad gratuita?

Mi compromiso es que al término del mandato el 70% de los estudiantes tendrá gratuidad y en seis años llegaremos al 100%. Tienen que comprometerse, claro, no vamos a regalar los recursos.

¿Le preocupa el enorme poder que China está alcanzando en Sudamérica con su chequera ilimitada?

No, Chile fue el primer país en reconocer a China. Tenemos un tratado de libre comercio desde hace 10 años, China es nuestro primer socio comercial. Ha sido beneficioso para Chile. Ellos quieren participar en inversiones, van a abrir un banco para toda América Latina en Chile. Es importante aprovechar su voluntad de acercarse a América Latina. Chile es el país con más tratados de libre comercio del mundo.

¿Logrará aprobar la ley del aborto?

Esperemos que sí. Queremos que las mujeres en algunos casos puedan decidir si quieren continuar con el embarazo. Si por razones emocionales o de salud no pueden continuar, una sociedad más democrática es la que les da a esa posibilidad.

Por Carlos E. Cué, especial de El País, Santiago de Chile

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