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Las incógnitas políticas en Latinoamérica

Este año habrá elecciones en México y Venezuela. Hay dudas de lo que pase en Perú, Argentina y Cuba.

Salvador Camarena / Especial de ‘El País’
03 de enero de 2012 - 10:32 p. m.

Sin un papel protagónico en la turbulencia económica internacional que se vive desde el colapso de Lehman Brothers, los países de América Latina pasaron el año 2011 lejos de los agobios causados por los torbellinos financieros que han azotado a Estados Unidos y Europa, pero con los sobresaltos propios de añejos problemas de gobernabilidad, coletazos del monstruo de la violencia (particularmente en Centroamérica y México), el fantasma del fraude electoral en Nicaragua, la frustración ante la democracia que no llega a Cuba y las quejas de clases medias hartas de la desigualdad.


En los números, y con Brasil en el podio de honor, la región cierra el año con un crecimiento conjunto de un 4,3%, según cálculos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Esa es la buena noticia. La mala es que la Cepal calcula que la región se resentirá más de la crisis mundial en 2012 y el crecimiento se reducirá a 3,7%.


Pero el hecho de que las finanzas no hayan sido el tema lacerante en la región durante el año que concluye no implica que distintas economías nacionales hayan hecho los deberes para quedar lejos de la zona de peligro. La misma Cepal advierte que países como Argentina pasarán de un crecimiento del 9% a uno que en 2012 podría rondar apenas el 4,8%. Los otros grandes de la región perderán ritmo el año entrante: Chile irá de 6,3% en 2011 a 4,2% en 2012; México de 4% a 3,3%; Perú de 7% a 5%; Venezuela de 4,2% a 3%, y Colombia de 5,5% a 4,5% (siempre según datos de la Cepal). En cambio, Brasil pasaría de 2,9% a 3,5% el año próximo. Buenas noticias para la presidenta Dilma Rousseff, que en el primer año de su gobierno vio caer a siete ministros, seis de ellos entre acusaciones de corrupción, sin que su imagen se deteriorara, dado que las salidas fueron vistas como una señal de que la presidenta está comprometida con la faxina, la limpieza de la corrupción.


Aunque la economía no fue el tema más apremiante para los latinoamericanos, en 2011 cada país de la región tuvo que capotear con distintas escaramuzas, que fueron desde la grave sangría cotidiana en que están convertidas varias zonas de México y Centroamérica hasta las protestas que orillaron al presidente Evo Morales de Bolivia a cancelar una carretera (y que de paso marcaron el surgimiento de una fisura entre el mandatario boliviano y su base indígena), pasando por la revuelta estudiantil chilena iniciada en mayo, que puso en entredicho el orgullo de la nación considerada como la más ejemplar del subcontinente.


Una revisión de los hechos que marcaron el año pasado dejaron a México sumido en la confusión ante la incapacidad de todos para encontrar una salida al problema de la violencia de los grupos criminales que se han adueñado de estados completos (Tamaulipas, Veracruz, Durango, Michoacán, Zacatecas y Guerrero) y que dominan caminos y poblaciones de otros como Chihuahua, Sinaloa, Coahuila y Nuevo León.


El problema de la violencia no se circunscribe sólo a México. En septiembre, un despacho de la agencia Efe recogía las palabras de Heraldo Muñoz, director regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quien advertía que Latinoamérica es la región más violenta del mundo, con 23 asesinatos anuales por cada 100.000 habitantes.


Los datos del PNUD hacen explicable que los militares sean hoy vistos como la solución en países como Guatemala u Honduras. Los guatemaltecos eligieron en noviembre pasado a Otto Pérez Molina, un general retirado que asumirá la presidencia el próximo 14 de enero. Y, al final del año, el gobierno hondureño, con el respaldo de buena parte de la sociedad, maniobró para que, ante la corrupción de la Policía, sean los militares los que realicen las labores de seguridad y el combate a los carteles de las drogas. También, en El Salvador, el presidente Mauricio Funes evaluaba en noviembre la posibilidad de recurrir a exmilitares para la cartera de seguridad.


Pero la violencia no es el único estigma que sigue vivo en Centroamérica. Las elecciones de Nicaragua fueron un catálogo de irregularidades propias de tiempos que se creían superados. El sandinista Daniel Ortega será de nuevo presidente del país, a pesar de que la jornada electoral estuvo plagada de indicios de fraude.


Elecciones presidenciales habrá en 2012 en México y en Venezuela. En el primer lugar es noticia la ventaja en las encuestas que lleva el candidato del PRI, partido que gobernó durante 70 años y cuyo autoritarismo con gestos electorales fue tan bien definido por Mario Vargas Llosa como “la dictadura perfecta”. La noticia en el segundo caso es que la oposición venezolana ha vuelto a tener esperanzas, surgidas de una renovada vitalidad al tener cinco caras frescas que se disputan la candidatura que hará frente al presidente Hugo Chávez, quebrantado por el cáncer durante 2011. La coalición Mesa de la Unidad Democrática seleccionará el 12 de febrero al candidato opositor que le disputará el 7 de octubre la presidencia a Chávez.


Mientras aguarda la cita electoral, Chávez puede presumir de que en este año intentó la consolidación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el Celac, un nuevo mecanismo regional que excluye a Estados Unidos y Canadá y al que pocos le ven futuro; pero también podrá decir que ha logrado normalizar plenamente las relaciones con Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia.


Por su parte, los mandatarios de Bolivia y Ecuador enfrentaron cuestionamientos que son ya parte de su biografía del poder, término usado por Enrique Krauze. Evo Morales se enfrentó a una de las mayores protestas desde que llegó al mando en 2006 y la cual marcó un antes y un después con respecto a su base de apoyo.


Mientras, la gestión del presidente Rafael Correa fue criticada internacionalmente por su querella en contra del diario El Universo. El mandatario ecuatoriano acudió a los tribunales por una columna periodística relativa a los sucesos del 30 de septiembre de 2010, cuando su gobierno enfrentó una revuelta policial. El gobernante cree que en esa tribuna se le injurió. Cuatro directivos del diario fueron condenados en julio a cárcel y a una multa por 40 millones de dólares. El caso ha suscitado las críticas de organismos de defensa de la libertad de expresión como la Sociedad Interamericana de Prensa.


El analista Moisés Naím ha revisado con puntualidad cómo Chile, una sociedad acostumbrada desde hace años a un apacible sitio en los rankings que miden el desarrollo, ha protagonizado las protestas más prolongadas (ocho meses) y que han puesto en aprietos al Gobierno y a la oposición, que no han sabido articular una respuesta satisfactoria para los estudiantes que demandan cambios en el modelo universitario chileno.


Ahora se abren incógnitas en torno a dos gobiernos: el de Cuba y el de Perú. El presidente Raúl Castro decepcionó cuando no hizo buenos los pronósticos que hablaban de que la serie de cambios emprendidos a lo largo del año incluirían la esperada reforma migratoria. La otra incógnita la representa el presidente peruano Ollanta Humala, cuya naciente gestión —asumió el poder el 28 de julio de 2011— aún no da muestras de cuál será el talante que imprima a su gobierno, calificado en las últimas semanas como uno que está viviendo un giro hacia la derecha.


Finalmente, en Argentina se supo que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner padece un cáncer de tiroides. Los pronósticos son optimistas, pero la noticia llega en uno de los momentos más críticos para ella, que tras jurar de nuevo el mandato el 10 de diciembre pasado reavivó su confrontación con los grandes grupos mediáticos y con la poderosa Confederación General del Trabajo (CGT). Diversos analistas creen que Argentina tendrá que pasar por un ajuste económico más pronto que tarde si quiere seguir la buena marcha de los últimos años. Un año, con muchos desafíos e incógnitas.

Por Salvador Camarena / Especial de ‘El País’

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