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'La islamofobia sí es una forma de racismo'

Entrevista con el antropólogo Diego Castellanos, experto en el estudio del Islam, desvirtúa el supuesto ‘choque de civilizaciones’, del que se ha hablado para referirse a los hechos que han tenido lugar durante los últimos días en París.

Redacción Ipad
14 de enero de 2015 - 01:33 a. m.
Diego Castellanos, profesor experto en el estudio del Islam, habla sobre las dificultades de la integración del pueblo islámico en Europa. / Pamela Aristizabal - El Epectador
Diego Castellanos, profesor experto en el estudio del Islam, habla sobre las dificultades de la integración del pueblo islámico en Europa. / Pamela Aristizabal - El Epectador

El asesinato de doce personas, entre ellas cuatro caricaturistas, durante el ataque perpetrado por grupos fundamentalistas contra la revista de humor político Charlie Hebdo, sacudió a Europa y el mundo.

El acto terrorista ocurrió en el marco de un panorama socioeconómico complejo y propicio para que el nacionalismo se beneficie políticamente y los migrantes que profesan el Islam sean vistos con mayor desconfianza. En entrevista con El Espectador, Diego Castellanos, antropólogo de la Universidad Nacional y Magister en Religious Studies de Florida International University, analizó el contexto y la situación en la que queda Europa tras los lamentables hechos.

P: El ataque contra 'Charlie Hebdo’, ha sido sin duda uno de los peores cometidos en los últimos años. ¿Cuál es su análisis frente a este nuevo escenario?

Estos días hemos sido testigos de una nueva acción armada realizada por jóvenes integrantes de un movimiento yihadista contra un objetivo cuidadosamente seleccionado en el corazón de una capital europea. La acción ha sido realizada por un movimiento que considera que el Islam está siendo atacado desde diferentes flancos y que por eso debe ser defendido recurriendo a varias estrategias. Un grupo de aquellos que consideran que la paz en el mundo se alcanzará cuando se establezca un régimen verdaderamente islámico, al menos siempre y cuando se adopte su interpretación particular del Islam. Por eso mismo, de nuevo la sensación que queda en el ambiente es que el “mundo islámico” posee un odio irracional contra el “mundo occidental”, y fácilmente se aplican estereotipos y prejuicios al otro que poco se conoce.


P: ¿Qué tanto han aumentado este tipo de ataques en el mundo?

Es claro que ha habido un crecimiento del dramatismo y frecuencia de los ataques terroristas perpetrados por grupos islamistas como el Estado Islámico, el Boko Haram o al Qaeda, pero la mayoría de las veces esas acciones han afectado a países musulmanes, valiendo citar como ejemplo que el pasado 16 de diciembre en Pakistán un comando talibán asaltó un colegio causando la muerte de 148 menores y causando heridas a otros 131. Esos jóvenes y niños provenían de familias musulmanas, como fue el caso de las niñas secuestradas en el norte de Nigeria o de las miles de víctimas de la guerra en Siria y el Norte de Iraq.

P: ¿Con qué hechos relacionaría estos ataques?

Me atrevería a decir que este ataque se relaciona más con la coyuntura de los conflictos actuales, en cuyo origen y sostenimiento los países occidentales han tenido mucho que ver, y que sus consecuencias más directas serán sentidas por las poblaciones musulmanas europeas, en donde hay partidos y movimientos que los ven como una especie de enemigo interno, o de inmigrantes no asimilables a la “esencia” europea. Es por ello que se habla de una expansión de la “Islamofobia”.

P: El controvertido escritor Michel Houellebecq, en una reciente entrevista con el diario El País de España señalaba que la ‘islamofobia’ no es una forma racismo. Usted cómo académico y antropólogo, ¿qué piensa?

Pese a lo que diga, sÍ es un tipo de racismo ya que en la práctica no existe un Islam abstracto que se rechace mientras se intenta “salvar” a los individuos, sino que el Islam se manifiesta en personas, sociedades y culturas concretas, que además se tiende a relacionar fácilmente a la apariencia física de los individuos.

P: Con estos ataques terroristas en la mayoría de los casos lo que se consigue en realidad es fomentar una mirada de desconfianza sobre el Islam. Cuéntenos, ¿el Islam incita a la violencia?

Una de las acusaciones más frecuentes es que el Islam es una religión que incita a la violencia y, como ocurre con frecuencia, estas generalizaciones son siempre engañosas. En un cierto sentido todas las religiones legitiman que sus seguidores utilicen la violencia defensiva en contextos bien definidos, pero si se estudia la historia del Islam y del pensamiento musulmán no existe una diferencia entre esta y otras religiones que pueda presentarla como una religión violenta o intolerante. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las tradiciones monoteístas son religiones altamente políticas, y que como visiones del mundo que son en momentos de conflicto y fuertes tensiones sociales fácilmente son utilizadas como ideología legitimadora de un poder en ejercicio, o como fundamento de movimientos de oposición.

P: ¿Qué otros hechos contribuyen a impulsar una mirada antagónica entre el mundo musulmán y el mundo cristiano?

Cuando se habla de la historia de los contactos entre el mundo cristiano y el musulmán se suele hacer más énfasis en los enfrentamientos que en las convivencias y en los acercamientos. Todos estos factores intervienen en la creación de una imagen violenta del Islam, pero es acaso la prensa la que juega un mayor papel al presentar noticias del mundo islámico casi que únicamente cuando los grupos extremistas realizan acciones armadas.
Por otro lado, si bien muchos países musulmanes poseen graves problemas sociales que deben ser resueltos, la mayor parte de los conflictos actuales han surgido como consecuencia de intervenciones militares o del intervencionismo “Occidental”. Valga preguntarse si las acciones en Iraq, Afganistán, Libia o Siria han traído realmente estabilidad y seguridad a la región.

P: ¿Qué tan cierto es que estamos frente a un Choque de Civilizaciones como lo señaló Samuel Huntington?

Un problema de apreciación en el que fácilmente se cae es el de creer que el mundo islámico es un solo bloque unido y bien organizado, cuando en realidad, y como es de suponerse de una religión con catorce siglos y más de mil cuatrocientos millones de seguidores, existe un amplia diversidad y formas de organización. Por eso nunca se podrá hacer suficiente énfasis en que unos pocos extremistas no pueden ser tomados como representantes de todos los musulmanes. Esto a su vez sirve de contra-argumento a las tesis de “Choque de Civilizaciones”, que desconocen dicha diversidad para enfatizar unas supuestas diferencias irreconciliables entre grandes cosmovisiones.

P: Hablemos un poco de la diversidad de las comunidades musulmanas…

En el caso de las comunidades musulmanas europeas, estas poseen diferentes orígenes y siguen diferentes tendencias y, puesto que en Islam no existe una iglesia equivalente a la cristiana, no existe una autoridad que brinde unidad. En ese sentido, existen muchas organizaciones que más o menos representan a los musulmanes europeos, y estas en general han llamado la atención sobre los peligros de los extremistas y han buscado limitar su influencia, pero no poseen los medios ni el alcance para poder enfrentar el problema solas. Su desgracia es que como musulmanes quedan atrapados entre las acusaciones y prejuicios del mundo no musulmán por un lado, y el peligro del ascenso de los grupos extremistas y radicales por el otro.

P: Sabemos que en los últimos años se han intensificado los problemas en la escuela laica francesa a cuenta de quienes quieren que sus hijos preserven sus costumbres religiosas, como la costumbre de las niñas musulmanas de llevar velo. ¿Usted qué opina al respeto?

No hay que olvidar que el modelo laico francés nació como el intento de establecer una base social y política común a partir de la cual todos los ciudadanos pudieran ser integrados y serles garantizados sus derechos. Sin embargo, para ello se impuso una homogeneización desde arriba que nunca dejó de tener sus detractores. En la situación actual, lo que se pide a los musulmanes es que se adecuen a este modelo, por lo que su verdadera integración pasa por eliminar su esencia comunitaria y religiosa. No se trata de entrar a evaluar acá los aspectos positivos o negativos de esta realidad, pero es claro que existe una fuerte tensión que perpetua la exclusión, por lo que el estado debería estar más dispuesto a negociar si en verdad busca integrar a esta importante minoría, y no seguir profundizando la marginación.

P: ¿Qué tan cierto es que los musulmanes siempre buscan eludir una integración a la sociedad europea?

Contrario a lo que se piensa, no se trata de que los musulmanes no se quieran integrar a la sociedad europea. Es claro que para los inmigrantes de primera generación su percepción es que su estadía es solo transitoria y que tras reunir algunos recursos volverán a sus países de origen, lo cual es difícil que suceda. Pero para los musulmanes de segunda y tercera generación la integración es una necesidad que se siente pero que no se les facilita. Algunos analistas han llamado la atención al hecho de que no existe una discriminación personal pero si institucional, en la cual la persona sólo es aceptada como miembro pleno con derecho a oportunidades iguales a otro ciudadano, en este caso francés, cuando los elementos culturales ancestrales logran ser olvidados o, por lo menos, ocultados. Este tipo de escenarios son los que facilitan que algunos jóvenes puedan verse identificados con ideologías radicales y lleguen a realizar acciones criminales. Por supuesto, ante contextos tan complejos, las soluciones nunca serán fáciles.

Por Redacción Ipad

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