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Joseph Kony sobrevive al año en el que saltó a la fama mundial

En 2012 murieron 50 civiles a manos de Kony y sus secuaces, 427 personas fueron secuestradas.

El Espectador
03 de enero de 2013 - 09:33 a. m.

El líder de la guerrilla de origen ugandés Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en su acrónimo inglés), Joseph Kony, sigue en busca y captura concluido 2012, el año en el que una polémica campaña de una ONG estadounidense difundió a nivel mundial su imagen y su historial criminal.

Según la prensa de la República Centroafricana (RCA), Kony campa en la actualidad por los alrededores de la localidad de Obo, en el rincón suroriental en el que ese país africano linda con Sudán del Sur y la República Democrática del Congo (RDC).

La población de la zona -asegura el diario digital Le Confident- no se atreve a alejarse de la ciudad, mucho menos a solas, lo que, unido a las noticias de recientes ataques y el miedo causado, está creando psicosis entre la gente.

Ni los esfuerzos del Ejército ugandés ni la ayuda proporcionada por Estados Unidos para dar caza al rebelde -en 2011 aportaron 100 unidades especiales- han dado resultados hasta el momento en un conflicto mucho más complejo que el mostrado por la simplista campaña de la ONG Invisible Children.

El vídeo "Kony 2012", ampliamente criticado en Uganda y que pretendía difundir en todo el mundo la imagen del rebelde (buscado por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra desde 2005), ha sido visto más de 100 millones de veces, la mayoría durante los primeros días de la campaña, a principios del pasado marzo.

Pero Kony, cuyo grupo ha asesinado, mutilado, secuestrado y violado a miles de personas, en su mayoría niños, desde finales de los años 80, ha continuado su actividad.

Según la herramienta ideada por Invisible Children "Rastreador de la Crisis del LRA", que se dedica a registrar la actividad del grupo rebelde, en 2012 murieron 50 civiles a manos de Kony y sus secuaces, 427 personas fueron secuestradas, mientras que 372 volvieron del cautiverio.

"La lucha comenzó para defender a la población acholi de las represalias del presidente (de Uganda), Yoweri Museveni", dijo Kenneth Banya, antiguo consejero de Kony y exnúmero tres del LRA en los 18 años que estuvo en las filas de los rebeldes.

A finales de los años 80, Kony aprovechó los restos del Movimiento del Espíritu Santo, de una tía lejana suya, Alice Lakwena, cuyas milicias habían sido derrotadas por Museveni.

Lakwena, al igual que haría Kony después, ya mezclaba matices religiosos con aspiraciones políticas, y en un inicio, el líder del LRA luchaba con el supuesto objetivo de instaurar un Estado teocrático bajo los Diez Mandamientos en Uganda.

Los poderes sobrenaturales que se le atribuyen quizá hayan contribuido a que siga fugado, tras varias ocasiones en las que fuentes militares ugandesas han afirmado estar cerca de echarle el lazo.

Varias ONGs africanas e internacionales publicaron a principios del pasado diciembre un informe en el que se alertaba de que "seis meses después de que la ONU iniciara una estrategia para acabar con 26 años de violencia del LRA", el plan no ha dado ningún resultado significativo.

"La ONU, en asociación con la Unión Africana y los donantes internacionales, debería liderar los esfuerzos para acabar con el conflicto del LRA", aseguró en el texto John Bradshaw, director del Proyecto Enough, una de las ONGs signatarias.

En su opinión, hacen falta más tropas, materiales y compromiso para atajar el problema.

Sin embargo, varios analistas coinciden en que Uganda -y otros gobiernos de los países afectados- han desaprovechado las oportunidades de zanjar el conflicto para poder seguir obteniendo apoyo económico y militar de donantes internacionales, cuyos fondos habría sido desviados.

Además, varios informes -entre ellos, del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos- también señalan al Ejército de Uganda como responsable de violencia, saqueos y abusos sexuales.

Desde el Ejército ugandés, su portavoz, Feliz Kulayigye, relató las dificultades que la caza de Kony entraña, en plena jungla, a riesgos de enfermedades tropicales, con ríos infestados de cocodrilos y habitadas por poblaciones nómadas que dificultan el seguir la pista del LRA.

Asimismo, Kulayigye alerta de que la amenaza de Kony podría volver a tomar fuerza ya que "los recursos (destinados) para apresarle no aumentan, sino que disminuyen".

A esto se suma la actual crisis en la RCA, donde una coalición rebelde se ha levantado en armas contra el Gobierno de Bangui por no cumplir los acuerdos de paz de 2007, y amenaza con derrocar al presidente, François Bozize.

"Estamos preocupados por la situación -admite el portavoz militar ugandés-. No sabemos si las conversaciones de paz entre Gobierno y rebeldes (centroafricanos) resolverán los problemas y podremos seguir con nuestras operaciones".

"Pero si los rebeldes deponen al Gobierno y nos piden que nos marchemos, no tendremos opción", afirma Kulayigye.

Mientras tanto, Kony sigue en libertad, merodeando por la RCA, y la crisis se prolonga, de 2012 a 2013.

Por El Espectador

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