Publicidad

Kenia, después del ataque

El grupo terrorista Al Shabab, afiliado a Al Qaeda, reivindicó el ataque contra la Universidad de Garissa. El gobierno busca a Mohamed Kuno, exprofesor y cerebro del ataque.

Redacción Internacional
04 de abril de 2015 - 02:00 a. m.
Los estudiantes de la Universidad de Garissa esperan a las afueras del centro educativo. AFP
Los estudiantes de la Universidad de Garissa esperan a las afueras del centro educativo. AFP
Foto: EFE - DANIEL IRUNGU

Al Shabab, un grupo terrorista somalí afiliado a Al Qaeda, cuyo nombre traduce “movimiento de jóvenes yihadistas”, ya había dejado su huella sangrienta en Kenia. Desde que ese país africano se convirtió en el líder de la Misión de la Unión Africana en Somalia (con aval de la ONU), cuya función central es defender al gobierno de ese país del terrorismo de Al Qaeda, ciudades kenianas como Garissa y otras fronterizas se han convertido en blanco del terror.

Todavía está en la memoria colectiva el salvaje ataque al centro comercial Westgate, en septiembre de 2013, que dejó 67 personas muertas, entre ellas varios ciudadanos occidentales.

El jueves un grupo de cinco terroristas irrumpieron en la Universidad de Garissa, que acoge más de 800 estudiantes. Según la reconstrucción de los hechos, cinco militantes de Al Shabab se hicieron pasar por fieles que iban a rezar en la mezquita que se encuentra en el campus. Los terroristas consiguieron acceder a las residencias donde se alojan los universitarios tras enfrentarse en un tiroteo con los policías que custodiaban la entrada a la zona, explicó el inspector general de la Policía, Joseph Boinnet.

Allí, “los muyahidines cogieron a profesores y estudiantes no musulmanes”, según relató el portavoz de Al Shabab, Sheikh Ali Raage, que subrayó que el objetivo final de los milicianos atrincherados en el campus era “acabar con todos los no musulmanes en su poder”. El ataque, que duró 16 horas, dejó un saldo de 147 muertos, entre ellos varios estudiantes y profesores y los cinco militantes de Al Shabab.

Al igual que en ataques anteriores, los terroristas hablaron con las víctimas antes de matarlas. En una entrevista con el periódico Standard, Maureen Manyego, de 21 años, relató una conversación en swahili que oyó antes de huir: “Hemos venido a matarlos y a morir. No tenemos miedo de la muerte y van a morir por la arrogancia de su líder (el presidente Uhuru Kenyatta), que se ha negado a retirar las tropas de Somalia”.

Muchos se preguntan por qué el gobierno keniano no pudo anticipar la matanza si los servicios de inteligencia habían recibido alertas de un inminente ataque contra una institución de educación superior.

Ahora las operaciones en el país se concentran en encontrar a Mohamed Kuno, exprofesor de Garissa, quien fue identificado como el cerebro detrás del ataque de Al Shabab en la universidad de esa ciudad. El Gobierno ofreció una recompensa de cinco millones de chelines (cerca de US$60.000) por cualquier información que lleve a la detención de Kuno, quien se encuentra huyendo desde diciembre pasado, según el Daily Nation.

Las fuerzas de seguridad lo identificaron entonces como el comandante regional de Al Shabab que habría planificado dos matanzas, una en un autobús y otra en una cantera, que dejaron 58 muertos en el distrito de Mandera, en el noreste del país, a finales del año pasado.

Kuno es un antiguo profesor de una madraza (escuela coránica) de Garissa y utiliza hasta tres apodos: Sheikh Mahamad, Dulyadin y Gamadheere. Kuno suele utilizar miembros de su familia para llevar a cabo los ataques que planea y ahora mismo es el líder de Al Shabab en la región somalí de Juba, que tiene frontera con las provincias kenianas más afectadas por los ataques del último año: Mandera, Wajir, Garissa y Lamu.

El papa Francisco condenó ayer la “insensata brutalidad” del ataque y pidió “a todos los responsables que redoblen sus esfuerzos (...) para poner fin a semejante violencia”, en un telegrama enviado al presidente de la Conferencia Episcopal de Kenia, el cardenal John Njue.

Por su parte, el gobierno keniano aseguró que “no se dejará intimidar por los terroristas”, según declaró el ministro del Interior, Joseph Nkaissery, un día después del ataque. “El Gobierno está decidido a combatir a los terroristas y confía en ganar esta guerra contra nuestros enemigos”, añadió. Los shebab, miembros de Al Shabab, han sido debilitados en los últimos meses por la intervención de la fuerza militar de la Unión Africana en Somalia.

Por Redacción Internacional

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar