Publicidad

Llegó la hora dela verdad

François Hollande nombró primer ministro y de inmediato viajó a Berlín para reunirse con la canciller alemana, Ángela Merkel.

Miguel Mora / Especial de El País, París
15 de mayo de 2012 - 10:05 p. m.

Llegó la hora de la verdad. Se acabó la campaña en verso y la transición ritual. Es el momento de gobernar en prosa, y a toda velocidad. François Hollande, el segundo presidente socialista de la Francia posterior a la Segunda Guerra Mundial, tomó posesión de su cargo en el Elíseo, luego saludó al pueblo desde el balcón del Ayuntamiento de París, dio a conocer el nombre de su primer ministro, el germanófilo alcalde de Nantes, Jean-Marc Ayrault, y por la tarde viajó a Berlín para celebrar su primera reunión (una cena de trabajo) con la canciller Ángela Merkel. Su gran objetivo, aparte de añadir el ya famoso apéndice sobre el crecimiento al pacto de disciplina fiscal, fue tratar de convencer a una canciller cada vez más aislada de que Alemania y Francia no pueden decidir solas el destino de los 500 millones de europeos.

El pensamiento de Hollande antes de su primera entrevista con Merkel apareció con toda nitidez en una entrevista concedida a la página web Slate.fr, la única sobre temas internacionales que ha dado hasta ahora. En ella afirmó: “No habrá ninguna secuela con la canciller Merkel. Creo tanto en el motor franco-alemán cuanto recuso la idea de un duopolio. La construcción europea reposa sobre una relación Francia-Alemania equilibrada y respetuosa. Las parejas Schmidt-Giscard, Kohl-Mitterrand, e incluso Chirac-Schröder demostraron que las diferencias políticas no impiden el trabajo común. Pero estos dirigentes intentaban conjugar la marcha intergubernamental con el proceso comunitario; era la mejor forma de evitar que nuestros socios se sintieran descartados, o peor aún, sometidos. Este equilibrio se ha roto en los últimos años. La relación franco-alemana ha sido excluyente. Las autoridades europeas han sido despreciadas, y algunos países, sobre todo los más frágiles, han tenido la impresión de estar frente a un directorio”.

Ángela Merkel tenía claro el panorama. El inteligente rejón de muerte del nuevo presidente francés a la pareja ‘Merkozy’ va acompañado de un detallado credo europeísta, y de las razones que explican por qué el estímulo de la economía es crucial si Alemania quiere superar el difícil momento político que vive Europa. “Si no restablecemos la confianza entre los pueblos y la Unión Europea, asistiremos a un aumento de los populismos que acabará por trabar el proyecto europeo y un día acabará también con la Eurozona. Hace falta un vuelco que fije nuevas perspectivas, abrir nuevas obras, proteger a los ciudadanos”.

Hollande contaba también con la más que probable negativa de Merkel a tocar el tratado de austeridad. Su argumento es que en las actuales circunstancias de recelo, paro y crisis “cualquier tratado institucional será muy difícil de ratificar si antes no se restablece la confianza de los ciudadanos en la Unión”. Y, al contrario, “un tratado sobre el crecimiento, el empleo y la energía podría movilizar a las opiniones públicas”. Además, Hollande ofreció a Merkel, como anunció en la campaña, un nuevo tratado bilateral que se firmaría el año próximo para conmemorar el 50º aniversario del Tratado del Elíseo y basado sobre todo en aspectos educativos, universitarios y culturales.

Luego del encuentro, que tardó poco más de una hora, Merkel y Hollande hablaron con la prensa y expresaron su deseo de que Grecia permanezca en la zona del euro pese a la crisis política que sacude al país y la ruptura de negociaciones para formar gobierno, que está conduciendo a nuevas elecciones. “Queremos que Grecia permanezca en el euro. Sabemos que la mayoría de los griegos lo quieren”, dijo Merkel en la Cancillería Federal. Por su parte, el nuevo presidente francés subrayó la importancia de las relaciones entre Alemania y Francia y destacó que son “estrechas, equilibradas y de respeto mutuo”.

El nuevo presidente francés recordó que Grecia ha asumido unos compromisos que “deben ser cumplidos”, aunque subrayó que Europa esta dispuesta a tomar medidas para que el país heleno vuelva a la senda del crecimiento. Merkel, por su parte dejó claro que “no tengo ningún problema con el hecho de que hay puntos de acuerdo sobre el crecimiento”. Ratificó que hablará con Hollande de los diferentes puntos de vista, al tiempo que él asguró: “Estoy dispuesto a ponerlo todo en la mesa en el Consejo Europeo, incluidos los eurobonos”

La canciller alemana recordó que uno de los motivos para la creación del euro fue convertir en “irreversible” la Unión Europea y destacó que la moneda única “no solo es un proyecto monetario, sino político”. Hollande reiteró además la exigencia planteada durante la campaña electoral de las presidenciales galas de renegociar el pacto fiscal de la UE y completarlo con medidas para fomentar el crecimiento y la creación de empleo.

Hollande se ha preparado con rigor de opositor para lidiar con las prevenciones que han generado sus ideas. Así, además de mandar un mensaje directo a David Cameron, primer ministro británico, para que si no colabora al menos no estorbe (“Europa no es un cajón y todavía menos un autoservicio”), Hollande adelantó en esa entrevista-programa algunas frases que le mencionó a Merkel: “La palabra crecimiento figura en el tratado presupuestario, pero sin contenido ni aplicación concreta. Si no emprendemos una actividad económica complementaria, será difícil o imposible reducir el déficit y controlar la deuda. En España, en Portugal, en Holanda, en Italia, todos lo admiten ya que sólo con austeridad no podremos equilibrar las cuentas públicas”.

El sucesor de Nicolás Sarkozy destila tanta tranquilidad que se diría que no es consciente de que se ha erigido en la esperanza de millones de ciudadanos para cambiar el rumbo de Europa. El lunes compartió un aperitivo con los periodistas que han seguido su campaña. Durante media hora no paró de gastar bromas con ese raro sentido del humor que le permite reírse de los demás mientras se ríe a la vez de sí mismo. Y dejó esta perla: “Sé que no tendrán piedad ni indulgencia, que no debo esperar nada de ustedes. Y no espero nada. La campaña es un hábitat protector, pero ya se acabó. Normalmente, los presidentes son juzgados al final de su mandato; otras veces lo son al principio. Nosotros vamos a tener un inicio interesante viajando por el mundo”.

El líder socialista pronunció su primer discurso en el cargo, una alocución breve y marcada por la dignidad republicana, la sencillez y la esperanza. Dijo que luchará por dar un futuro mejor y prometió que la justicia será siempre la guía de sus acciones. Incluso en tiempos de crisis.

Por Miguel Mora / Especial de El País, París

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar