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Los verdugos de Víctor Jara

Ocho exoficiales del Ejército fueron detenidos por el asesinato del cantautor chileno, el 16 de septiembre de 1973.

Redacción Internacional
28 de diciembre de 2012 - 09:04 p. m.
Una chilena porta una foto de Víctor Jara, exhumado en 2009.  / EFE
Una chilena porta una foto de Víctor Jara, exhumado en 2009. / EFE

Chile reabrió la herida que 39 años después no termina de sanar. La justicia de ese país ordenó la detención de ocho exoficiales del Ejército, acusados de ser los autores y cómplices del asesinato del cantautor Víctor Jara, ocurrido pocos días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973. Este caso es tal vez uno de los más emblemáticos de la brutalidad del Gobierno del dictador, que dejó cerca de 3.200 muertos, 30.000 torturados, más de 1.200 desaparecidos y miles de exiliados, según cifras que manejan organizaciones de derechos humanos en ese país.

El cantautor Víctor Jara, quien además era director de teatro, fue detenido el 12 de septiembre de 1973, junto a centenares de alumnos, trabajadores y profesores en la Universidad Técnica del Estado (UTE), la actual Universidad de Santiago (Usach), en la que se desempeñaba como docente. Según datos extraoficiales

La resolución, emitida este viernes, es de gran importancia, pues durante años la justicia chilena no había logrado identificar a los autores del asesinato. En su resolución, el juez Vázquez ordenó la detención como autores del delito de “homicidio calificado” de los exoficiales Hugo Sánchez Marmonti y Pedro Barrientos Núñez, quien vive actualmente en Estados Unidos, por lo cual se emitió una orden de captura internacional. Como cómplices, el juez encausó y ordenó la captura de los exmilitares Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Hasse Mazzei y Luis Bethke Wulf. Todos los imputados deberían ingresar al Batallón de Policía Militar Nº 1, en Santiago.

Según el acta del juez, Víctor Jara Martínez fue llevado junto a otros prisioneros al Estadio Chile, habilitado como centro de detención, donde tras ser reconocido por los militares, fue separado de los demás prisioneros y sometido por varios días a torturas, entre ellas quemaduras con cigarrillos, simulacros de fusilamientos y la fractura de sus manos con golpes de culata. Algo que ya había quedado demostrado en 2009, cuando por orden de un juez sus restos fueron exhumados para un estudio forense.

Según documentales publicados por la prensa chilena, los uniformados Barrientos y Marmonti cuando identificaron a Jara —conocido en el país como el trovador de la revolución socialista de Salvador Allende—, “lo golpearon una y otra vez en la cabeza y el cuerpo. Nunca perdió la calma ni en el momento cuando uno de los oficiales desenfundó la pistola y estuvo a punto de matarlo. Algo, que dicen quienes sobrevivieron, logró desesperar a los uniformados: “en una de las golpizas le quebraron las costillas y le reventaron un ojo”.

El resto de prisioneros miraban aterrados el exceso de violencia usada contra el autor de canciones como El cigarrito y Te recuerdo Amanda, que Joan Manuel Serrat, Joaquin Sabina, Silvio Rodríguez y Víctor Manuel incluyeron en sus conciertos. Militante comunista, Jara defendió a la Unidad Popular con su guitarra, hizo canciones de protesta. “Fue hasta que uno de los oficiales se cansó de golpearlo y ordenó a los soldados que lo pusieran en un pasillo y lo mataran si se movía”, recuerda uno de los testigos citado en la investigación.

Allí permaneció varios días hasta que el 16 de septiembre el Estadio Chile fue vaciado de prisioneros, con excepción de Jara y de Littré Quiroga Carvajal, que fuera director de la Empresa de Ferrocarriles del Estado durante el gobierno de Allende (1970-1973). Ambos fueron llevados a un subterráneo del recinto y acribillados a tiros. Víctor Jara, cuyo nombre lleva actualmente el recinto donde murió asesinado, recibió 44 impactos de bala y tenía numerosos huesos fracturados, según determinó el informe de la autopsia que le fue practicada tras el hallazgo de su cadáver, en la parte posterior de un cementerio situado en el área sur de Santiago, junto también a los cuerpos de otras tres víctimas. Según la investigación Barrientos, apodado El Príncipe fue el autor material del homicidio.

El cadáver de Víctor Jara fue reconocido en la morgue por su viuda, la bailarina británica Joan Turner, quien lo identificó entre una fila de cuerpos jóvenes que yacían en el mesón del lugar. Lo retiró y sepultó en el Cementerio General de Santiago, en un funeral secreto al que además de ella sólo asistió el conductor de la carroza fúnebre.

“Luego de reunir muchos antecedentes, hay un momento en que uno debe poner término a esa investigación y tratar de avanzar dictando esta resolución”, comentó a periodistas el juez Vázquez tras anunciar el fallo. “Nosotros, como querellante en este juicio, estamos bastante satisfechos con lo que hemos logrado”, dijo por su parte el abogado de la familia del cantante, Nelson Caucoto.

En la resolución judicial de este viernes, el juez Vázquez estableció que Jara fue detenido cuando se encontraba en la Universidad Técnica del Estado, donde ejercía como profesor, y luego trasladado al Estadio Chile. “El día 16 de septiembre de 1973 (…) se dio muerte a Víctor Lidio Jara Martínez, hecho que se produjo a consecuencia de, al menos, 44 impactos de bala, según se precisa en el respectivo informe de autopsia”, concluye la resolución.

La investigación judicial se reactivó en 2005, luego de que un soldado que estuvo en el Estadio Chile reconoció haberle disparado, aunque luego se retractó. Su versión, no obstante, llevó a la Justicia a ordenar la exhumación de su cuerpo. En diciembre de ese año, miles de chilenos acompañaron a su viuda, y a sus hijas Manuela y Amanda, a otorgar al músico el funeral que no tuvo en 1973. Jara murió en la época más fructífera de su carrera. Estaba a punto de cumplir 41 años.

Por Redacción Internacional

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