Publicidad

La mala hora

Las restricciones son las más duras impuestas por la UE y buscan hacer daño en sectores específicos de la economía rusa, en especial a los bancos de propiedad del Estado.

Santiago La Rotta
30 de julio de 2014 - 04:28 a. m.
El gobierno del presidente Vladimir Putin ha desmentido repetidamente que tenga alguna participación en el conflicto en Ucrania.  / AFP
El gobierno del presidente Vladimir Putin ha desmentido repetidamente que tenga alguna participación en el conflicto en Ucrania. / AFP
Foto: AFP - MIKHAIL KLIMENTYEV

La nueva ronda de sanciones en contra de Rusia, si bien fue anunciada el martes, comenzó con una conferencia de video sostenida el lunes entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y los líderes de cuatro potencias europeas: Alemania, Inglaterra, Francia e Italia. El grupo acordó imponer las restricciones comerciales y de defensa más estrictas contra los rusos desde el fin de la Guerra Fría.

Toda una paradoja, pues los cuatro países europeos representan algunas de las economías del continente más cercanas a Rusia. Sólo Italia y Alemania sostuvieron transacciones con los rusos por casi US$130 mil millones en 2013. Francia les vendió a las fuerzas rusas dos buques de guerra avaluados en US$1.600 millones, aproximadamente, y una buena parte de los activos de los bancos rusos se comercian intensamente en la bolsa de Londres.

Incluso ante este panorama Ángela Merkel, canciller alemana, no dudó en calificar como “inevitables” las nuevas sanciones de la Unión Europa contra Rusia. Inevitables también serán las retaliaciones de Rusia, país que provee por lo menos el 30% del gas que consume la Unión Europea. Pero eso vendrá luego.

Las nuevas sanciones representan la primera vez que los 28 países de la Unión Europea (UE) se ponen de acuerdo para hacer daño a sectores específicos de la economía rusa, pues hasta ahora la respuesta del bloque ante la anexión de Crimea, el conflicto en Ucrania y el derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines en territorio ucraniano había sido castigar a individuos o compañías cercanas al Kremlin o involucradas en las hostilidades en Ucrania. Las restricciones no tienen efectos retroactivos y serán sometidas a revisión en tres meses.

Bajo este nuevo escenario, los bancos estatales rusos no pueden vender deuda, bonos u otros activos en el mercado europeo a un plazo de 90 días, medida que busca impedir el financiamiento a futuro de estas instituciones. Si bien Rusia lleva años expandiendo sus lazos comerciales con países como China o invirtiendo en la creación de nuevas alianzas comerciales (como en el caso de los denominados BRICS), una buena tajada de los recursos de su sistema financiero proviene del mercado europeo. En 2013, instituciones bancarias cuya propiedad era en buena parte del Estado lograron conseguir la mitad de sus recursos en Europa, una cifra que, según Reuters, equivale a más de US$200 mil millones.

Además del sector financiero, las sanciones ponen en la mira a la industria de armas de Rusia (el segundo exportador de material bélico en el planeta, después de Estados Unidos), pues impiden la negociación de contratos futuros en este ámbito, una previsión aparentemente incorporada para no dañar la venta de los buques de guerra franceses. El comercio de armas de Rusia hacia Europa está avaluado en más de US$4 mil millones.

En el tema energético, la UE no tocó la exploración y explotación de gas, aunque restringió la venta de tecnología empleada en la producción de crudo en el mar, particularmente a grandes profundidades, y en la perforación en el Ártico. Rusia es el segundo exportador de petróleo en el mundo y el primero de gas natural. El paquete de medidas también impide la venta de elementos que tengan tanto usos civiles como militares, a cualquier empresa rusa involucrada en la producción de armas.

Pocas horas después de que se conocieran las sanciones de la UE, que venían en discusión desde la semana pasada y fueron aprobadas después de una jornada de siete horas, Estados Unidos anunció que también implementará una nueva ronda de restricciones a la economía rusa, principalmente a instituciones financieras: se amplió la lista de bancos que no pueden recaudar financiación en este país, así como se detuvo la exportación de tecnología para el sector petrolero y se vetó el comercio de EE.UU. con una firma militar estatal creada por el presidente ruso, Vladimir Putin, en 2007.

Poco antes del derribo del avión de Malaysia Airlines, la administración Obama ya había impuesto sanciones similares (primordialmente financieras) a instituciones rusas y llevaba semanas de intenso lobby para que la UE subiera las apuestas en el peligroso terreno de las restricciones contra Rusia. El comercio de Estados Unidos con Rusia en 2013 fue 11 veces menor que el de la UE con los rusos en el mismo período.

El enorme paquete de sanciones busca frenar la presunta participación de Moscú en el conflicto ucraniano y llega en momentos en los que militares de Estados Unidos afirman tener pruebas del disparo de artillería desde Rusia contra territorio ucraniano. El gobierno de Ucrania ya ha advertido en varias ocasiones que fuerzas rusas han intervenido contra su ejército, que esta semana ha logrado un avance significativo contra los rebeldes prorrusos en Donetsk y Lugansk.

Sólo resta esperar cuál será el próximo movimiento de Rusia, tanto en el campo de batalla ucraniano como en el terreno comercial.

 

 

slarotta@elespectador.com

@troskiller

Por Santiago La Rotta

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar