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Su discurso tras las primarias en Iowa parecía el del ganador. “Este es el momento que dijeron que jamás ocurriría. Durante meses nos dijeron que no teníamos ninguna oportunidad. Decían que tenía que esperar mi turno”, dijo un emocionado Marco Rubio, luego de ocupar un digno tercer lugar con el 23 % de los votos.
Su emoción, de acuerdo con analistas, es más que justificada, pues a partir de Iowa, Rubio se convierte en la opción más probable para el Partido Republicano, que no encontraba entre los 12 precandidatos que se disputan la nominación uno lo suficientemente fuerte para enfrentar a Hillary Clinton, la más segura candidata de los demócratas, a pesar del avance de Bernie Sanders.
Los votantes de Iowa lo dijeron: “Rubio es el senador que puede unir a los conservadores”, según le dijo a Efe, Sara Eide, una joven activista política de ese estado. No está equivocada. Donald Trump, a pesar de reinar en las redes sociales, demostró que no tiene el suficiente apoyo; y Ted Cruz se levantó victorioso en el primer pulso gracias a la gran comunidad evangélica que tiene este estado. Su victoria, se anticipa, no se repetirá en otros estados que tengan una comunidad religiosa menor. Estos dos candidatos tienen más similitudes que diferencias en muchas posturas. En ese escenario Marco Rubio parece diferente, aunque defienda varias posturas extremistas del Tea Party y también busque el voto evangélico. Su arma secreta son los votantes jóvenes que no se identifican con Trump ni Cruz y que miran a Rubio, de 44 años, como un líder del siglo XXI.
Una señal de lo que comienza a representar el senador por el estado de Florida es el cambio de Cruz. Hasta hace unos días, ni siquiera lo mencionaba en sus discursos. Hoy le lanza varias ataques, una señal de preocupación por el logro de Rubio en Iowa. Para las siguientes primarias, el 9 de febrero en New Hampshire, Rubio Rubio está detrás de Jeb Bush, el exgobernador de Florida e hijo y hermano de dos expresidentes estadounidenses, y de Trump, pero podría volver a ganar un tercer lugar, a lo que le apuesta por el momento. “Tradicionalmente hay tres boletos ganadores (para las presidenciales) que salen de Iowa, y estaríamos encantados con un fuerte tercer lugar”, indicó Alex Conant, director de comunicaciones de su campaña.
Su crecimiento también preocupa en las toldas demócratas, pues Rubio sería uno de los contrincantes más difíciles para Hillary Clinton. En su discurso en Iowa, el senador republicano no ahorró críticas para la exprimera dama de EE.UU. y exsecretaria de Estado. “Rubio no está dispuesto a dejar que los estadounidenses olviden el episodio de los correos electrónicos de Hillary, se convertirá en un verdadero dolor de cabeza para la candidata”, advertía The Washington Post.
“Esta no es una elección ordinaria. 2016 es un referéndum. Un referéndum sobre nuestra identidad, como nación y como pueblo. Si (Bernie) Sanders o (Hillary) Clinton salen elegidos, seremos una gran nación en declive”, aseguró el precandidato republicano en referencia a los aspirantes demócratas. Y agregó: “Esta noche los votantes han dado un mensaje muy claro: tras siete años de Barack Obama no vamos a esperar más para recuperar este país”. El senador se dirige a una buena cantidad de estadounidenses, quienes a pesar de la recuperación económica y el descenso del desempleo, se declaran inconformes con la gestión del primer presidente afroamericano de Estados Unidos. Para ganar la nominación republicana, Rubio deberá lograr 1.237 delegados. Una cifra que hoy se ve posible.